El primer informe del estudio “The COVID-19 Health Care Workers Study”, basado en Síntomas Depresivos y el Malestar Psicológico, reveló que un 31,4 por ciento de los trabajadores de la salud consultados presenta síntomas depresivos de carácter moderado a grave, casi el doble de lo detectado por otro estudio chileno realizado antes de la pandemia (basado en el puntaje del PHQ-9).
La investigación, que reune la información provista por profesionales y no profesionales de 36 centros de salud de distintas partes del país, identificó además que un 54,8 por ciento del personal que respondió la encuesta podría tener un trastorno mental común, más de tres veces lo encontrado en estudios de poblaciones de prevalencia de trastornos mentales en Chile (basado en el puntaje del GHQ-12).
“The COVID-19 Health Care Workers Study” es un trabajo que tiene como objetivo evaluar los impactos de la pandemia en la salud mental de los trabajadores de la salud y proponer cursos de acción para enfrentar las necesidades pesquisadas. La iniciativa es parte de una colaboración internacional que congrega a 30 países y que en Chile es desarrollado por la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile, junto a la Escuela de Medicina de la Universidad Católica, la Universidad Central de Chile, la Universidad de O´Higgins y el Colegio Médico.
En esta oportunidad, el estudio contactó a 36 centros de salud entre el 19 de mayo y el 2 de julio de 2020, lo que permitió la colaboración de más 2 mil 500 profesionales y no profesionales de la atención de salud, ya sean directivos, administrativos, personal de aseo y mantención, de logística, conductores de ambulancia y distintos trabajadores del sector sanitario a nivel nacional, principalmente de la VI, X y Región Metropolitana.
Según detalla el doctor Rubén Alvarado, académico de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina e integrante del equipo investigador, “los resultados de este informe indican que alrededor de un tercio de los encuestados refieren de manera intensa síntomas como el insomnio u otros problemas de sueño, los problemas del apetito, la falta de concentración y el cansancio. Esto refleja el alto nivel de estrés al que están sometidos hoy en día. Para nuestra investigación también son importantes los efectos que se visualizan en el mediano y largo plazo, por lo tanto, necesitamos tomar medidas rápidas para proteger la salud mental de los trabajadores de la salud; y creemos que es muy importante que se desarrollen en los niveles regionales, locales, incluso en los mismos centros, porque es el lugar en donde podemos identificar a quienes lo necesitan y también brindarle el apoyo psicológico y médico que puedan requerir”.
Principales resultados
Los datos en detalle indican que los síntomas reportados más frecuentemente fueron: alteraciones del apetito (38,6%); alteraciones del sueño (32,7%); falta de energía y cansancio (37,3%); problemas para concentrarse (19,0%); pérdida del interés y anhedonia (16,3%). Según el informe, estas cifras corresponden a las más altas encontradas en Chile, y similares a las reportadas en trabajadores de la salud durante la pandemia COVID-19 en otros países.
En este sentido, el doctor Jaime Sapag, académico de la División de Medicina Familiar y Salud Pública de la Universidad Católica, enfatiza que "es muy importante poder comunicar los primeros resultados de este estudio para ir generando conciencia y aportando a la toma de decisiones. Estas cifras muestran la realidad de estrés y sobrecarga que está enfrentando el personal de salud y el impacto progresivo que implica sobre su salud mental, por lo que se hace urgente tomar todas las medidas para prevenir, contribuir al cuidado de los equipos, detectar precozmente, evaluar y brindar atención integral al personal que lo requiera. En este sentido, es importante destacar que esta investigación tiene varios momentos de medición, por lo que podremos ver la evolución en el tiempo del problema estudiado e ir promoviendo consecuentemente el desarrollo de acciones de prevención y apoyo necesarias”.
Aunque es esperable que la magnitud de este problema disminuya a medida que el brote descienda, esto indica un efecto negativo en la salud de los trabajadores y podría tener efectos en el mediano y largo plazo, tal como se ha descrito para otras epidemias previas.
Ante esta situación, es fundamental el desarrollo de acciones que protejan la salud mental de los trabajadores, desarrollando o fortaleciendo programas en el lugar de trabajo y el ámbito territorial, que entreguen el apoyo psicológico y médico a quienes lo necesiten.