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Una necesaria revolución en la medicina académica para una mejor salud para Chile

La prestigiosa revista médica británica, BMJ, lanzó hace unos meses una ambiciosa iniciativa, convocando a académicos/as de diferentes latitudes, a reflexionar sobre los profundos cambios que se requieren para abordar una medicina académica “quebrada” a nivel global (BMJ 2024; 385 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.q1294

Esta dura apreciación se basa en el diagnóstico de que ella se encuentra en una prolongada crisis debido a incentivos perversos, desbalances históricos de poder, carreras académicas frágiles y en progresivo deterioro, financiamientos precarios y desalineamientos de objetivos entre los sistemas de educación superior y de salud. 

La medicina académica se puede entender como la integración de “academia” y “cuidado de la salud”, cuyo objetivo central es mejorar la salud y bienestar de la población y del planeta buscando la equidad, a través de la formación de profesionales y avanzando conocimiento sustentado en la ciencia, ética, humanidades y ciencias sociales. Sin la propulsión de la ciencia y pensamiento ético, campea la ignorancia y la desinformación, incrementando la vulnerabilidad de las sociedades frente al populismo, malos procesos de toma de decisión y juegos de poder, como se ha ido evidenciando en estos años.

Una mirada a los principales desafíos en salud en nuestro contexto de sociedades latinoamericanas puede orientar el mejor desarrollo de la medicina académica (BMJ 2024; 385 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.q716.  De las múltiples problemáticas identificadas en la región, aparece como prioritaria la necesidad de reducir inequidades en salud, a través de medidas que impacten positivamente en los determinantes sociales y económicos y en políticas de la salud. Se suma a lo anterior la ineludible consideración de una población adulto mayor desatendida, mala nutrición, especialmente obesidad, y una percepción de deterioro en salud mental/emocional. El impacto del cambio climático así como de las nuevas tecnologías, impactarán a su vez, en varios de estos desafíos. Lo anterior tiene importantes implicaciones para la medicina académica, especialmente en la conceptualización de los currículos formativos de los futuros profesionales de la salud. 

(BMJ 2024; 387 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.q2508. Desafíos ineludibles para nuestra medicina académica son el creciente desalineamiento entre las instituciones académicas y las de salud. Ello incluye  la preponderancia de la ganancia individual por sobre la colaborativa en la valoración académica, la corporatización creciente y desregulada de facultades, la falta de interacción y comunión de objetivos entre educación y salud, incluyendo insuficiencias en formación de profesionales para la atención primaria, formación inter y transdisciplinar, y formación suficiente en determinantes sociales de la salud. Existen a su vez desalineamientos en las estrategias conductoras para el desarrollo científico y de investigación, incluyendo financiamiento insuficiente para promoción de salud y prevención, excesivo predominio de la competencia por sobre la colaboración, una comunidad académica presionada por el autofinanciamiento que deriva con frecuencia en investigaciones de menor impacto y en la falta de tiempo para la docencia y formación. Crítica está resultando la falta de incentivos suficientes para entusiasmar a profesionales de la salud para que ingresen a la carrera académica.

Con perspectiva de futuro, proponemos cinco principios rectores para revolucionar la medicina académica, abordando los desafíos señalados (BMJ 2025; 389 doi: https://doi.org/10.1136/bmj.r561), a saber: una medicina académica que tenga como su foco esencial los resultados de salud, de la población y el planeta; un necesario alineamiento entre los objetivos de la medicina académica y el de los sistemas de salud; cimentando el rol de la ética, la participación y el valor de la relevancia de lo que se hace y enseña; promoción de la equidad en la producción de resultados en salud; e impacto en el mundo real. Para cada principio proponemos recomendaciones y medidas de éxito, con una visión proyectada hacia el año 2050.

Nuestro propósito es que la medicina académica se convierta en un motor de cambio para lograr una mejor salud y bienestar para las personas y el planeta, alineando sus objetivos con los de los servicios de salud y las voces de la comunidad, abordando inequidades en salud y asegurando la preeminencia de la ciencia para realizar cambios positivos. La invitación es a debatir y contribuir a esta iniciativa relevante para Chile y el mundo.