Ir al contenido
English

Más noticias

Política Internacional

Elecciones presidenciales en Brasil: entre la legalidad y la legitimidad

Elección presidencial en Brasil: entre la legalidad y la legitimidad

Una celda en la ciudad de Curitiba es parte de los escenarios centrales de la carrera presidencial en curso en Brasil, debido a que en su interior se encuentra detenido el ex presidente y actual candidato por el Partido de los Trabajadores, Luiz Inácio Lula da Silva, condenado a 12 años de prisión bajo cargos de corrupción y cabeza de todas las encuestas para estos comicios.

Mandatario del mayor país de Sudamérica entre el 1 de enero de 2003 y el 1 de enero de 2011, el antiguo dirigente sindical metalúrgico concita el apoyo del 37 por ciento de los ciudadanos según dos encuestas (Ibope y CNT/MDA), a pesar de la crisis que ha vivido su partido desde el impeachment a su sucesora en el cargo y también militante del PT, Dilma Rousseff, en agosto de 2016, también bajo acusaciones de corrupción.

En segundo lugar se mantiene Jair Bolsonaro, ex capitán del ejército, parlamentario desde 1990, y firme defensor de la dictadura militar que controló el país entre 1964 y 1985, con entre un 17 y 18 por ciento de respaldo, a pesar de una agenda que ha sido acusada de sexista, racista y que incluye entre sus propuestas el retiro de su país de Naciones Unidas, y una política económica proteccionista.

El director de Derecho Internacional de la Facultad de Derecho, Edmundo Vargas, afirmó que no hay precedentes exactos en la región de lo que hoy vive Lula ya que la situación de cada país es diferente, pero que "lo más cercano puede ser cuando en Argentina los gobiernos militares y autoritarios proscribían a Perón sabiéndose que tenía la mayoría del respaldo, lo que originó diversas crisis en ese país. En Brasil el problema es distinto y tiene que ver con la legitimidad ya que si Lula no puede participar el sistema va a cojear, y puede generarse una crisis mayor". 

Respecto a la popularidad del ex mandatario, el profesor del Instituto de Estudios Internacionales, Gilberto Aranda, explicó que en buena medida obedece a que "sacó a millones de personas de la pobreza durante sus gobiernos, y los llevó a ser parte del relato nacional, integrándolos al imaginario brasileño, por lo que para una parte importante de la población es un redentor, aunque hay que tener presente que todavía hay un porcentaje relevante de personas que se manifiestan indecisas".

En ese escenario, el profesor Aranda cree que la candidatura del ex presidente "puede ser vista como parte de una táctica para probar cuánto del voto puede endosar Lula al número dos de la fórmula del PT, Fernando Haddad, ex alcalde de la ciudad de San Pablo. El problema es que en las encuestas él aparece con un 4 por ciento de apoyo, y no lograría seducir al electorado tradicional del partido que si está con Lula".

Consultado por la popularidad del candidato Bolsonaro, el académico del IEI afirmó que es posible entender ese fenómeno "en el cuadro de crisis de credibilidad de los políticos y la recesión económica, que ha hecho que una parte de la población abrace como 'salvador' a este militar en retiro con posiciones francamente autoritarias". A ello se sumaría que el gobierno petista "a pesar de haber construido acuerdos y consensos con distintas fuerzas, y haber trabajado con los empresarios, construyó en el imaginario un discurso dicotómico que de alguna manera favoreció el antagonismo político" y la polarización.

De todas maneras el profesor Vargas cree que la extrema derecha difícilmente puede superar el 20 por ciento de las preferencias, debiendo ser alternativas los partidos políticos que tradicionalmente han logrado respaldos importantes de la ciudadanía brasileña.

En el marco de la campaña, una de las propuestas más polémicas de Jair Bolsonaro se encuentra en la posible salida de Brasil de Naciones Unidas, organismo que calificó como inútil y a la que acusó de ser una "reunión de comunistas y gente que no tiene el menor compromiso con América del Sur”

Al respecto el profesor Vargas aseguró que "si hay algo real es que los brasileños y su sistema político quieren ser parte de las instituciones internacionales. Brasil tiene una gran responsabilidad y los partidos coinciden en que deben mantener su rol en la comunidad internacional. La locura de retirarse de Naciones Unidas no tiene sentido, un país no saca nada marginándose de todo".