El encuentro contó con la participación de académicos, estudiantes y funcionarios de la institución y fue moderado por la profesora Olga Toro, directora de Planificación y Estrategia. En la oportunidad, el doctor Ibáñez se refirió a la pérdida de referentes –políticos, sociales, a la sociedad como la comprendíamos hasta antes del 18 de octubre recién pasado, fecha en la que se inició el movimiento social- como detonante de sentimientos de angustia, malestar y preocupación en los individuos, puesto que ha sido un proceso caracterizado por hechos de destrucción y vandalismo, así como la violación a los derechos humanos por partes de las fuerzas armadas y de orden, “pese al componente constructivo que también tiene”, señaló.
Luego, se refirió al modelo presentado por el Ministerio de Salud en términos de los diferentes tipos de estrés generadas por este tipo de crisis o por catástrofes naturales, como son el estrés del trauma, el de la pérdida y el del cambio en el estilo de vida cotidiana, los cuales generan distintos tipos de trastorno.
Asimismo, dio a conocer que se espera que la gran mayoría de la población sufra síntomas de estrés psicosocial, que es la respuesta adaptativa y no patológica frente a estas dificultades; que entre un 15% y un 20% de las personas se vean afectados por trastornos leves a moderados, y que sólo entre un 2% y el 5% estén aquejados de trastornos severos, por lo que se espera un aumento en las consultas psiquiátricas por complicaciones que van desde la depresión al estrés post traumático.
Por todo ello, llamó a trabajar en mantener la pluralidad de visiones y la disposición de escuchar al otro para establecer diálogos. Del mismo modo, sugirió reconocer las emociones y compartir las experiencias; intentar mantener las rutinas y la funcionalidad, siempre con flexibilidad; fomentar el sentido de comunidad y participar de organizaciones, evitando el pensamiento polarizado; soslayar la sobreexposición a redes sociales y medios de comunicación, así como las causas adicionales prevenibles de inestabilidad emocional, como es el abuso de alcohol y drogas. Y, en el ámbito de las instituciones, llamó a que estas sean un espacio de acogida, a que vuelvan a sus principios y valores, y que propicien la canalización de energías hacia soluciones.