El encuentro se realizó en el Salón de Honor de la Casa Central y contó con la presencia de la Rectora, profesora Rosa Devés; la Prorrectora, profesora Alejandra Mizala; del director de Acreditación Institucional, Thomas Griggs; además de vicerrectores, senadores universitarios y decanos, entre otras autoridades de la institución.
En la instancia, la Rectora Devés agradeció el trabajo realizado por Prorrectoría y por la institucionalidad que se ha ido formando en torno a la autoevaluación institucional en los últimos años. "Frente a este proceso, la Universidad está tranquila, tanto por los avances que posee como también por las capacidades que observamos, por los aprendizajes de procesos anteriores, y por la claridad y experiencia de la Prorrectora Mizala. Eso no significa que no trabajaremos muy duro y muy fuerte, porque estos procesos son complejos y comprometen a toda la institución, pero existe tranquilidad por la fuerza de nuestra Universidad”, indicó.
En la exposición que dio inicio a la ceremonia, la Prorrectora Mizala destacó que el proceso de autoevaluación permite reflexionar sobre nuestro quehacer, evaluar lo que hemos hecho y apurar la marcha en lo que aún falta. “Sirve como catalizador para estimular las transformaciones necesarias”, sostuvo. “De hecho, las experiencias previas con estos procesos de autoevaluación nos han permitido establecer compromisos y poner en marcha importantes iniciativas, algunas vinculadas directamente a brechas detectadas y mencionadas en el informe de la CNA”. Uno de estos avances, precisamente, fue el establecimiento de la Dirección de Desarrollo Académico en 2019, cuyo fin es resguardar la calidad y apoyar el desarrollo de las capacidades de académicas y académicos para lograr mejores resultados.
La encargada de conducir este proceso también mencionó la creación del Bachillerato General en las carreras de pregrado de la Universidad, que busca estimular la movilidad y flexibilidad curricular, como fruto de la reflexión y la evidencia recogida en los procesos de acreditación. Otro ejemplo destacado por la Prorrectora fueron los progresos en materia de igualdad de género. “Diversas acciones y políticas implementadas por la Universidad de Chile han servido como referente para el desarrollo de políticas a nivel del sistema de educación superior en este campo. Este, creo, es un ejemplo interesante de una política que nace desde la reflexión de la propia universidad y que se profundiza a partir de las demandas de la sociedad”, sostuvo.
Thomas Griggs, director de Acreditación Institucional, expuso los cambios que harán que este ejercicio de autoevaluación sea un insumo importante para seguir en una cultura de mejora continua. Entre las novedades del proceso figura una nueva dimensión a evaluar, que es el aseguramiento interno de la calidad y el uso de estándares progresivos de logros que va desde el básico hasta la excelencia. También dio cuenta de los tres documentos que se presentarán ante la Comisión Nacional de Acreditación (CNA): la Ficha Institucional, el Informe de Autoevaluación y la Muestra Intencionada de Planes y programas. Asimismo, contó que las subcomisiones ya se encuentran trabajando, al igual que el grupo de datos que elaborará la Ficha Institucional, el grupo de encuestas y las Comisiones Locales de Acreditación Institucional. Finalmente, dio a conocer el cronograma de los próximos hitos de este proceso que finalizará en diciembre de 2025.
Sello y futuro
Para conversar sobre los sellos de excelencia, diversidad, inclusión y servicio al país se presentó un panel integrado por un egresado, una funcionaria, estudiantes, más una académica y un académico. Ellos transmitieron de qué manera estos sellos marcaron su vida estudiantil y laboral y cómo quieren proyectar esa experiencia al futuro de su alma mater.
Moderado por el coordinador ejecutivo de Rectoría, Carlos Rilling, la presentación de este proceso contó con un espacio de conversación interestamental e intergeneracional sobre los desafíos de la acreditación. En él, Carolina Espinoza, doctora en física y académica de la Facultad de Artes, expresó lo mucho que ha avanzado la Universidad en las últimas décadas, desde que era una estudiante de pregrado en un ambiente muy masculinizado, a ser hoy profesora. "Cuando entré a la U no me sentía parte de la institución por distintas razones, hoy me siento plenamente integrada a la Universidad de Chile, lo digo con mucho orgullo y emoción, que me puedo desarrollar de manera plena en la Universidad, siendo la persona que soy de manera completa. Yo no he cambiado tanto, pero la Universidad de Chile sí. Eso para mí, es algo invaluable".
Constanza Ocampo, estudiante de quinto año de Administración Pública, dice que "la U me ha entregado las habilidades, capacidades y herramientas para desarrollarme profesionalmente como una administradora pública. Lo que me marcó durante mi experiencia en la Universidad, es el compromiso social y el compromiso con lo público".
Santiago Biskupovic, estudiante de Derecho que está preparando su tesis, comenta y agradece todas las oportunidades que entrega la U, lo que, sin embargo, genera islas donde “la gente se empieza a encasillar y entra a un nicho, a una zona de confort en donde no busca hablar con personas de intereses o gustos distintos, o de opiniones distintas, sin enriquecer a alguien más con sus intereses, gustos u opiniones, y sin enriquecerse de otra persona que tiene otros intereses, gustos u opiniones”. Mirando hacia el futuro, espera que la Universidad pueda formar personas rebeldes, es decir, con capacidad de reflexión crítica y de transformación de la realidad.
Por su parte, Carolina Meza, jefa de la oficina de la Tarjeta Universitaria Inteligente (TUI) de la Vicerrectoría de Tecnologías de la Información (VTI) destacó que su labor le permite vincularse con todo el universo de la casa de estudios y en ese sentido, señaló que le gustaría ver en un futuro a una Universidad de Chile "donde las diferencias no fueran tan amplias, donde uno no tuviera que llegar a una facultad súper linda, grande, y luego llegar a otros organismos donde no es tan así, donde lamentablemente aún no se ha llegado a una infraestructura ideal para que los alumnos y los funcionarios ejerzan sus funciones".
Desde la vereda de los egresados, el economista Ignacio Larraechea reconoció que al egresar su relación no fue tan cercana. En sus palabras, se tituló de una U. de Chile “tan distinta, todavía en dictadura. Salí enojado con mi universidad y no me sentía tan identificado”. Hoy, señala, ve en sus hijas estudiantes del plantel y en su rol como docente de las Facultades de Economía y Ciencias Sociales, una universidad diferente, vinculada a la sociedad, algo que ha notado “sobre todo en el contacto con los egresados en el mundo público y privado. Ahí se nota un sello: el sentido de lo social, el compromiso con Chile (...) Veo a la Universidad de Chile como un lugar donde sucede lo que está pasando en el país”.
Por su parte, el académico de la Facultad de Medicina, Benjamín Suárez, relató sus inicios en el plantel, mencionando algunos maestros y colegas claves en su carrera científica y docente, optando “hablar del sello de la universidad a través de personas importantes”. A 60 años de haber ingresado a la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, y luego de su paso por la Facultad de Ciencias, expresa que “gracias a la U, estoy activo y ocupado con un laboratorio en Santiago y otro en Castro, mitigando los impactos de las mareas rojas hace ya 30 años. Pero son las confianzas que mis compañeras y compañeros me regalaron estos años en distintas funciones en la U, y el amor de mi vida lo que me sostuvo en momentos de zozobra”.
Para saber más del proceso de acreditación Institucional visite www.uchile.cl/acreditacion-institucional-2025