Al dirigirse a la generación 2024, el profesor Hernández los destacó porque “su ingreso coincidió con mis inicios en docencia; me tocó muchas veces estar a su lado en pandemia, por ejemplo, acompañándolos. También fui su coordinador de nivel en algún momento y hoy estoy en la dirección, así que siento que crecimos juntos”.
A ello, añadió que “ser terapeuta ocupacional no es sólo una profesión, sino una vocación de servicio. Cada intervención, cada gesto, cada proyecto que tenemos en la vida profesional tiene el poder de transformar la vida de las personas y las comunidades. Ustedes no sólo rehabilitan o promueven la independencia; ustedes son agentes de cambio social, capaces de generar inclusión, equidad y, por sobre todo, bienestar. El mundo requiere profesionales que escuchen, comprendan y actúen con ética y con compromiso. Tienen la responsabilidad de representar nuestra disciplina, de ser referentes en la promoción de la ocupación como un derecho y de convertir la evidencia en una herramienta de impacto real. Hoy culmina una etapa de aprendizaje, pero también comienza otra igual desafiante, como es el ejercicio de la profesión en contextos que sabemos que son bastante complejos, bastante diversos y por sobre todo muy dinámicos. Quiero pedirles como grupo curso que mantengan su curiosidad, su capacidad de reflexión y por sobre todo la pasión que han traído hasta aquí. Recuerden que su formación les entregó no sólo competencias técnicas, sino también una mirada integral y humanista, capaz de comprender el ser humano en su totalidad y de actuar para mejorar la calidad de vida”.
A nombre de los egresados, los terapeutas ocupacionales Viriam Brieba y David Labbé recordaron los inicios de su formación de pregrado, como estudiantes con clases telemáticas, para luego agradecer a “la escuela que resistió asambleas, fondas, alianzas, días de terapeuta, risas infinitas, pero también a fracasos académicos, malas notas y llantos compartidos y, aun así, siempre nos recibió con los brazos abiertos. Entre sus pasillos aprendimos que la terapia ocupacional no es sólo una profesión, sino una forma de mirar al mundo, con empatía, con curiosidad y con fe en las posibilidades del otro. A nuestros profesores y profesoras, gracias por su paciencia, por acompañarnos en cada etapa, por enseñarnos compasión y por recordarnos que cada enseñanza también es un acto de cuidado”.
La ciencia tras el conocimiento
Al cierre de la actividad, el decano de la Facultad de Medicina, doctor Miguel O’Ryan, dijo a los nuevos profesionales que “conocemos y valoramos el importante rol que cumplen en el cuidado de las personas, con un trabajo incansable en la rehabilitación, la inclusión y la autonomía, labores que realizan con gran entrega y profesionalismo, centrados en las personas y las múltiples problemáticas que nos aquejan a lo largo de toda nuestra vida. Han recibido una educación y formación profesional de reconocida calidad durante estos cinco años, basada en el conocimiento para favorecer, mediante la aplicación apropiada de la ciencia de la ocupación, el bienestar de las personas, así como para la inclusión efectiva de tantos chilenos y chilenas en todos los rangos etarios que por circunstancias propias de la vida humana presentan capacidades diferentes”.
Luego, reflexionó respecto de por qué es importante basarse en el conocimiento y la ciencia para ejercer las profesiones de la salud: “hoy, cuando campean las noticias falsas, algunas muy dañinas, como la falaz asociación entre vacunas o el paracetamol con el autismo, provenientes de altas autoridades políticas de países profundamente respetados en ciencia, ustedes deberán ser garantes y defensores de la evidencia, la crítica razonada, la renovación permanente de conocimientos para ejercer sus terapias preventivas y rehabilitadoras”.
A ello, agregó que “la inteligencia artificial será un instrumento de utilidad creciente, de seguro, y aprender a usarla de manera crítica y razonada también será tarea de vuestra generación. Pero tengan la certeza que esta herramienta no podrá reemplazar nunca la inteligencia y afecto humano tan propio de vuestra profesión y que les será reclamado por las personas que tendrán al frente día a día esperando alivio, rehabilitación, más y mejor salud. Así tendrán un rol central en el abordaje de desafíos relevantes del presente, como el deterioro de la salud mental en jóvenes, adultos activos y adultos mayores. El mundo, y especialmente nuestro país, vive un periodo sociopolítico que requiere y requerirá lo mejor de nuestra gente, especialmente ustedes, las y los profesionales jóvenes sólidamente formados para aportar a la construcción de un futuro mejor para ustedes, su familia y sus hijos”.
La terapeuta ocupacional Antonia Peredero Hidalgo recibió la distinción como mejor rendimiento académico de la generación 2024, y su colega Melani Levenier González fue premiada como mejor compañera.