La ceremonia realizada el pasado viernes 17 de octubre, en el Aula Magna doctor Gabriel Gasic del Campus Norte, reunió a autoridades, académicos, familiares y amigos en torno a un hito que marca el cierre de una etapa y el inicio del ejercicio profesional de 116 nuevos profesionales formados bajo el sello público, ético y humanista de la Universidad de Chile.
El acto fue presidido por el doctor Miguel O’Ryan, decano de la Facultad de Medicina (FMUCH), acompañado en la testera por la profesora Marcela Díaz, directora de Pregrado y ministra de fe del encuentro; el profesor Pablo Quiroga, subdirector de Pregrado; el profesor Cristian Pérez, director de la Escuela de Enfermería; y la profesora Gedman Guevara, subdirectora de la Escuela. También asistió la profesora Gloria García Vallejos, directora del Departamento de Enfermería, junto a académicos, funcionarios, estudiantes y familiares que colmaron el recinto para celebrar la culminación del proceso formativo de la generación 2024.
Un mensaje de confianza y trascendencia
El director de la Escuela de Enfermería, profesor Cristian Pérez, fue el encargado de abrir la ceremonia con un emotivo discurso que combinó orgullo, gratitud y esperanza en el futuro profesional de las y los nuevos titulados. “Esta es una ocasión verdaderamente especial y valiosa para mí como persona. Siento mucha felicidad porque puedo verlas y verlos convertidos en profesionales, con una actitud distinta, con la certeza de que 119 años después de su creación, la Escuela de Enfermería de la Universidad de Chile sigue formando a las y los mejores enfermeros que necesita este país”, expresó.
El académico destacó la responsabilidad ética y humana que implica el cuidado, un valor que, según señaló, debe acompañar siempre el ejercicio profesional: “Es muy importante mencionarles la responsabilidad que cae sobre nuestros hombros, colegas: la de cuidar a los demás, desde la mirada distinta que tiene nuestro rol profesional. Eso nos ayuda a trascender, no solo como académicos, sino como personas”, afirmó.
En un contexto mundial marcado por la división y los conflictos, el director hizo un llamado a que las y los enfermeros sean agentes de unión y empatía: “Vivimos en un mundo tremendamente dividido, donde las diferencias de opinión nos llevan a pelear. Nosotros, como profesionales de la salud, somos fundamentales para unir a las personas. La enfermería, más que una ciencia, es una profesión del humanismo. Escuchar, dar una palabra, o prestar el hombro sin decir nada también es cuidar”, subrayó.
El profesor Pérez compartió además una reflexión sobre la exigencia académica y el sentido profundo del rigor en la formación: “No solamente vivimos momentos lindos, también momentos tensionantes. El ser rígido se malentiende, pero queríamos hacer las cosas bien. Y hoy, después de esos abrazos, entiendo que lo logramos. El fin lo estoy mirando, y me siento tremendamente contento por eso”, dijo entre aplausos.
Hacia el cierre de su intervención, el director entregó un mensaje de confianza que marcó uno de los momentos más emotivos de la jornada: “Colegas, a ustedes yo les confiaría mi vida y la de mi familia si es que requiere cuidado, porque tengo plena confianza en su formación, en sus valores y en lo que cada uno y una de ustedes es como profesional”, afirmó con convicción.
Por último, el profesor también agradeció a las familias por su acompañamiento y a los estudiantes por haber confiado en la Universidad de Chile: “Gracias por confiar en esta casa de estudios, porque somos los mejores. Lleven siempre a la Universidad de Chile en alto: donde ustedes se paren, se nota que son egresadas y egresados de la primera, de la mejor y de la más antigua Escuela de Enfermería del país”, concluyó.
Tras las palabras del director, se realizó la entrega de diplomas a los 116 nuevos profesionales de la salud, quienes pronunciaron el juramento universitario guiados por la profesora Marcela Díaz, ministra de fe de la ceremonia.
Durante el acto, se distinguió con el premio al mejor rendimiento académico de la generación 2024 a la enfermera Rachel Cornejo, por su excelencia durante toda la carrera. El galardón a mejor compañera, que destaca la solidaridad, amistad y compromiso humano, fue otorgado a la enfermera Javiera Pavez; y el Premio “Florence Nightingale”, destinado a quienes destacan por sus habilidades psicosociales, su ética y compromiso con el bien común, fue concedido a la enfermera Constanza Joo Hyun Kim Park.
Voces de una generación resiliente
En representación de la promoción 2024, las enfermeras Paulina Flores y María José Harvey pronunciaron un discurso cargado de emoción, en el que evocaron los años de estudio marcados por la pandemia y el retorno progresivo a la presencialidad:
“Desde el primer día supimos que nuestra experiencia universitaria sería muy diferente. Jamás imaginamos que tendríamos que hacer primer y segundo año de universidad encerrados en la casa. Online aprendimos a lavarnos las manos por video y a conocer el cuerpo humano en dibujos y colores”, recordaron con humor y nostalgia.
Las tituladas relataron los desafíos que enfrentaron como generación y el valor del apoyo mutuo: “A lo largo del encierro fuimos realizando estrategias para no estar tan aislados. Esas juntas por Discord, los apuntes salvadores, las redes de apoyo que nacieron en medio de la incertidumbre nos ayudaron a seguir adelante”, señalaron.
También destacaron el papel del compañerismo como un pilar fundamental de su formación: “El compañerismo y las amistades que construimos en estos años son uno de los mayores tesoros que vamos a llevar siempre. Fomentemos ambientes laborales sanos y creemos espacios donde el apoyo entre colegas sea la norma y no la excepción”, expresaron.
En su mensaje final, las representantes hicieron un llamado a ejercer la enfermería con ética, humanidad y vocación formadora: “Si el día de mañana les toca guiar a un estudiante, aprecien esa oportunidad como una forma de inspirar y acompañar la formación de profesionales más humanos y más capaces de entregar cuidados holísticos y de calidad”, afirmaron.
Con esperanza y orgullo, cerraron su intervención recordando el legado de Florence Nightingale: “Mantengamos viva la llama de compasión y servicio que ella encendió. No olvidemos por qué elegimos esta profesión: cuidar es, en sí mismo, un acto de amor”.
Un llamado a ejercer con ciencia y afecto
El decano de la Facultad de Medicina, doctor Miguel O’Ryan, cerró la ceremonia con un discurso que combinó reflexión y proyección, destacando el carácter excepcional de la formación de esta generación. “Les correspondió formarse en una situación que podríamos calificar de muy inusual. La pandemia los confrontó con ansiedades y temores, pero también fortaleció su empatía y su capacidad de enfrentar lo incierto. Esa experiencia los acompañará siempre en su labor como profesionales del cuidado”, expresó.
El decano resaltó la amplitud de oportunidades que se abren con la titulación y el rol esencial de la enfermería en los equipos multidisciplinarios: “Podrán ser líderes en el cuidado de personas y comunidades, en la gestión, en la investigación, en la docencia. La formación que han recibido les permite actuar con autonomía, ética y compromiso social, aportando a una salud pública más humana y equitativa”, señaló.
En su intervención, también reflexionó sobre la importancia del conocimiento científico en la práctica sanitaria: “Hoy, donde proliferan las noticias falsas, ustedes deberán ser garantes y defensores de la evidencia. La inteligencia artificial será una herramienta útil, pero jamás podrá reemplazar la inteligencia y el afecto humano tan propio de su profesión”, advirtió.
También, el doctor O’Ryan extendió una invitación a mantener el vínculo con su casa de estudios: “Esta facultad es su casa. Les invito a mantenerse cerca, a ser parte de nuestra comunidad de egresados y a contribuir al país como jóvenes profesionales dialogantes, críticos y comprometidos. Ustedes son parte de un mar azul que se extiende a lo largo de Chile y engrandece cada día nuestra universidad”, afirmó.
La ceremonia culminó con la interpretación del Himno de la Universidad de Chile y la proyección de un video preparado por las y los titulados, que resumió los años de estudio, amistad y aprendizaje compartido. Entre aplausos y abrazos, la Escuela de Enfermería despidió a una generación marcada por la resiliencia, el compañerismo y el compromiso con el cuidado humano.
“Hoy culmina su formación de pregrado, pero comienza un nuevo camino —concluyó el decano doctor Miguel O’Ryan—. Les auguramos un futuro con amplias posibilidades. Sigan cultivando los valores humanos y profesionales que aquí aprendieron. Enhorabuena, colegas. Un abrazo fuerte y muchas gracias”.
Con esta ceremonia, la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile entrega la sociedad una nueva generación de enfermeras y enfermeros. Desde ahora, cada uno de estos profesionales llevará al mundo el sello formativo de la Escuela de Enfermería de la Casa de Bello: una forma de cuidar que une ciencia, conciencia y afecto, recordando que en cada encuentro humano comienza verdaderamente el acto de sanar.