El fallecimiento de la Profesora Ana Escríbar (27 junio 1929- 31 de julio 2023), nos conmueve especialmente como comunidad de la Facultad de Medicina, ya que una parte de su vida académica y su interés por la bioética fue fundamental para sacar adelante el que fuera- por muchos años- el único Magister en Bioética en el país, impartido en conjunto entre nuestra institución y la Facultad de Filosofía y Humanidades.
Además de destacar este hito, recordamos con gratitud la enorme generosidad que tuvo con nuestro Departamento de Bioética al aceptar la invitación a dictar el primer curso de Narrativa en el año 2011. Producto de esa experiencia académica publicaría su libro “Ética narrativa: antecedentes y posibles aportes al juicio moral”; la claridad y lucidez con que emprende la tarea de poner la filosofía al servicio de la medicina lo destacamos en sus propias palabras cuando señala:
“Con plena conciencia de que la duda está inevitablemente presente en todo juicio referente a lo bueno y a lo justo y – a la vez - de la necesidad de tomar decisiones frente a los problemas a pesar de ella, la exposición que iniciamos no pretende ofrecer certezas, sino - ojalá - el logro de una mejor comprensión de la ética como modo de ser del hombre y de la naturaleza de la disciplina filosófica que reflexiona sobre ella”.
Estos cursos semestrales de ética narrativa se proponían mostrar que el método deliberativo supone la posibilidad de una intersubjetividad que, a su vez, implica algún fundamento compartido por debajo de las diferencias manifestadas en la deliberación. Fueron de tal calidad y despertaron tanto interés que a su primera versión siguieron otras, hasta los años 2017 y 2018, con participación de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, Cepal.
Cada vez que ocurre la muerte de una persona querida nos conmueve; pero la partida de aquellos que fueron luminosos, generosos con su tiempo, pacientes en su conversación, lúcidos en los argumentos, compasivos de nuestras incomprensiones y que dieron todo aquello más allá de lo que era posible retribuirles, nos conmueve especialmente. Y nos sentimos en deuda y también quisiéramos retribuirles honrando de algún modo su amistad.
Si pudiéramos evocar algo de esos años en que Anita fue nuestra profesora de Narrativa, seguramente recordaremos con afecto que al terminar cada curso nos compartía una pregunta final y una respuesta o reflexión desde su propia humildad. En Narrativa II nos decía:
“Si la educación supone el acceso del hombre a su morada y éste se logra mediante la apropiación de las propias tradiciones expresadas en las grandes narraciones de una cultura, la formación general debería iniciarse con esa apropiación por parte de maestros y alumnos, tendiente a la comprensión de que ellas representan el suelo que nos sustenta… Se trata de una meta utópica, por supuesto, pero que puede funcionar como idea límite que oriente los procesos tendientes al reconocimiento entre todos los diferentes y que – como tal – debería también integrarse en la formación general mediante la cual nuestros jóvenes accederían por sí mismos a su morada”.
Solo queda dar un ¡gracias! enorme por una vida lograda y por haber conocido y recibido la fecundidad de esa vida que seguirá viviendo en cada uno de nosotros.
Finalmente, invitamos a releer la Conferencia Inaugural del Proyecto de Ética Institucional de la Facultad de Medicina, escrito en octubre del 2009, ad portas del bicentenario de nuestra historia republicana y la Universidad de Chile (1). En este notable documento, la Profesora Escríbar aborda el problema de la pérdida de sentido de nuestra civilización, anticipada por Nietzsche, debido al consumismo y materialismo. Esta situación, en medio de una proliferación de lo que ella llama “el nivel de los útiles”, apuntando al desarrollo exponencial de instrumentos, tecnología y avances científicos. Desde allí, Ana Escríbar nos llama a mirar ese momento como una oportunidad, de volver a rescatar – desde la hermenéutica- utilizando los conceptos de “mismidad” e “ipseidad”, la identidad de nuestra universidad, pero desde allí volver a interpretar su rol, en una realidad distinta, con problemas y desafíos diferentes e ineludibles.
Agradecemos a la Profesora Ana Escríbar, su inteligencia, claridad y generosidad hacia la Facultad de Medicina, la Universidad de Chile y el pensamiento universal.
- “Identidad de la Universidad de Chile: una tarea hermenéutica”. Ana Escríbar Wicks. Revista de Filosofía Volumen 67, (2011) 29 – 39.