Sentir la presión de la aguja al atravesar una vena por primera vez es un momento crucial en la formación de cualquier profesional de la salud. Replicar esa experiencia con fidelidad y sin poner en riesgo a personas reales, fue el desafío que se propuso la Escuela de Enfermería de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, en colaboración con la Facultad de Arquitectura y Urbanismo (FAU). El resultado: un fantoma de punción venosa que mejora la calidad de la simulación clínica, reduce costos y abre nuevas posibilidades de innovación en docencia.
“Uno de los principales problemas que enfrentábamos era que, si bien contábamos con fantomas básicos para practicar punciones venosas en el Centro de Habilidades Clínicas (CHC) de nuestra facultad, los modelos disponibles no eran suficientes para cubrir todas las necesidades técnicas de nuestros estudiantes”, explicó el profesor Cristian Pérez, director de la Escuela de Enfermería. “Nos dolía mucho no poder ofrecerles mejores herramientas”.
El proyecto se gestó en 2023, a partir de una reunión interna de académicos de la Facultad de Medicina sobre experiencias de simulación en pandemia. Fue ahí donde el profesor Pérez conoció el trabajo de un académico de Neurocirugía que se había aliado con la FAU para construir fantomas quirúrgicos. “Ahí se me prendió la ampolleta. Si un neurocirujano podía construir algo, ¿Cómo no íbamos a poder hacer nosotros un modelo para enseñar a pinchar una vena?”, recordó.
El primer contacto se generó a través de la profesora Andrea Wechsler, quien en ese entonces era académica de la FAU. Luego, se sumó el profesor Pablo Domínguez, ingeniero y actual contraparte principal del proyecto desde Arquitectura. “Con Pablo y estudiantes de allá hemos trabajado por más de un año y medio, generando prototipos, evaluando materiales y afinando detalles técnicos”, destacó el profesor Pérez. También participó en el proceso la profesora Paola Sepúlveda, desde la Escuela de Enfermería.
El fantoma: tecnología, realismo y bajo costo
El resultado del trabajo conjunto es un modelo de simulación que permite practicar la punción venosa con mayor realismo: “Trabajamos bajo el concepto de replicar la experiencia: cuando pinchas una vena, sientes una pequeña resistencia, y al atravesarla, puedes percibir claramente que ingresaste. Queríamos que el estudiante viviera esa sensación”, señaló el profesor Cristian Pérez.
El fantoma fue construido con materiales amigables con el medioambiente, incluyendo partes biodegradables y una piel sintética que imita fielmente la textura humana. “Por tres millones de pesos logramos fabricar 20 fantomas, mientras que uno de baja calidad en el mercado cuesta cerca de 200 mil pesos”, comentó.
Otra ventaja es su diseño modular: si una parte se deteriora, puede reemplazarse de forma independiente. “Eso no se puede hacer fácilmente con los fantomas comerciales, o tiene un costo muy elevado”, agregó.
Los modelos ya fueron utilizados con estudiantes de segundo año en el curso Disciplina y Profesión, obteniendo una excelente recepción. “La experiencia fue muy, muy buena. Los estudiantes valoraron mucho poder practicar con un modelo más realista”, aseguró el director de escuela.
Más que una práctica académica
El proyecto no se queda solo en lo académico. Actualmente, el equipo busca iniciar la tramitación de la propiedad intelectual de los fantomas, tanto del modelo base como de una versión avanzada creada para ser instalada en el brazo de pacientes simulados, desarrollada por una estudiante de Diseño como parte de su proyecto de título. “Decidimos que antes de masificarlo, teníamos que protegerlo. Esto también es algo muy importante para la universidad”, explicó el académico.
La colaboración ha demostrado ser estratégica: “El vínculo con otra facultad es vital. Lo que para mí era difícil de solucionar desde la medicina, para un colega en diseño era fácil, escalable, y trabajable con estudiantes”, reflexionó.
A futuro, se planea extender el uso de estos dispositivos a otras carreras de la Facultad de Medicina, sistematizar la experiencia en publicaciones científicas y explorar una matriz para priorizar nuevos desarrollos: “Nuestro foco actual es satisfacer al cliente interno —los estudiantes de enfermería—, pero también veo muchas posibilidades. Me gustaría ofrecer este servicio a toda la facultad”, concluyó el profesor Cristian Pérez.
La innovación no solo está en el diseño del fantoma, sino en la forma de pensar la formación clínica: colaborativa, creativa y centrada en una experiencia significativa para quienes aprenden a cuidar.