Esto es de alto interés, señala el investigador, “porque al no existir aún una vacuna o una terapia farmacológica específica para curar esta infección, la conducta de las personas se vuelve extremadamente relevante en cuanto a mantener su salud”. A ello, añade que “nunca antes en la historia habíamos visto un conjunto de patologías crónicas no trasmisibles conectadas con una enfermedad infectocontagiosa, por lo que se genera una doble pandemia. Es a estos pacientes a quienes más afectará el gran número de cambios que todos hemos sufrido en nuestra vida cotidiana, porque aumenta el riesgo para su salud y sus vidas si es que se llegan a contagiar”.
Para conocer estos factores, el proyecto ANID que lidera –y cuyo equipo transdisciplinario está integrado por las profesoras Daniela Nicoletti, del Departamento de Nutrición y Marcela Araya, del Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido; la doctora Lorena Rodríguez, de la Escuela de Salud Pública, y el profesor Rodrigo Retamal, del Departamento de Antropología de la Facultad de Ciencias Sociales- será realizado en tres etapas. En la primera aplicarán una encuesta telefónica a alrededor de 1000 usuarios del Programa Cardiovascular Chileno –pertenecientes a nueve comunas de la Región Metropolitana seleccionadas en base al índice de pobreza multidimensional, como son Santiago, Recoleta, Conchalí, Pudahuel, Macul, Peñalolén, La Cisterna, Pedro Aguirre Cerda y Puente Alto-, a los que se les preguntará acerca de cómo manejan su enfermedad crónica de base tanto en lo farmacológico como en lo conductual: su alimentación, su ejercicio y el cuidado de su salud mental, “porque eso se ve afectado debido a las medidas de confinamiento y la consiguiente escasez de recursos y oportunidades”.
En la segunda fase, los investigadores realizarán entrevistas semiestructuradas y en profundidad a un porcentaje menor de los usuarios que contestaron la primera encuesta, “porque queremos entender ciertos patrones, porque no todos regulan su enfermedad de igual manera; conocer a fondo, desde un punto de vista cualitativo, cuáles son las complicaciones y cómo las han estado resolviendo, las estrategias que crean para solucionarlas. Nuestra hipótesis es que el manejo de las enfermedades de base y el acceso a diferentes oportunidades de apoyo no se dan por igual en condiciones y contextos diferentes. Por eso es que hacemos las muestras en base al índice de pobreza multidimensional: porque queremos saber cuáles son esas variables que hacen que los patrones de automanejo y de acceso difieran”.
Y en la tercera parte, el equipo académico visitará en terreno a una muestra aún más seleccionada “para conocer en persona cuáles son sus contextos, que nos muestren cómo se autogestionan en términos de cuidados y salud, con una mirada más etnográfica y focalizada en entender cuáles son las posibilidades que tienen los distintos contextos según su pobreza multidimensional”.
Apoyo y colaboración internacional
Para todo el proyecto, explica el profesor Cerda, Doctor en Eduación, “debimos generar nuestros propios instrumentos, en lo que fue un desafío metodológico importante. Pero también tuvimos el apoyo del Departamento de Salud Pública de la Universidad de Cambridge, que nos facilitó un instrumento de medición de impacto que nosotros adaptaremos a nuestra realidad, pues ellos están haciendo un estudio similar en Bangladesh”. A esa colaboración internacional se añade la Universidad de Antioquía, “con quienes realizaremos seminarios y compartiremos nuestros datos y experiencias, para ver si pueden realizar una investigación similar a la nuestra y así comparemos los resultados”.
Lo interesante en este paralelismo, finaliza el académico, “será ver las diferencias y similitudes a nivel internacional, regional y local, porque cada país maneja de forma diferente las crisis, hay elementos sociales y culturales relevantes que considerar. Cuando se presenta una enfermedad para la que no hay vacuna ni tratamiento específico, la conducta se vuelve muy importante, y esa es la base de las enfermedades crónicas no trasmisibles; entonces, pese a lo duro de la actual situación, es un escenario especial para estudiar la ocurrencia de dos pandemias concomitantes”.