En sus palabras, la doctora Norero destacó las cualidades personales, familiares y académicas del nuevo miembro honorario de esta academia. Así, relevó su educación escolar en Valparaíso y los inicios de su formación médica en la Universidad de Concepción, proceso que se vio truncado por el terremoto de 1960, por lo que debió continuar sus estudios en nuestra institución, donde tuvo por maestros a los doctores Garretón y Armando González Benedetti. Al titularse en 1965, realizó un programa de doctorado en Alemania y luego su especialidad en Fisiología y Fisiopatología en la Universidad Libre de Berlín. “Entender la fisiología a partir del desafío, ¿qué mejor manera de apreciar la pérdida del ritmo fisiológico en la situación del hombre enfrentado a una condición ambiental extrema? Responder esta pregunta es el hilo conductor de toda su posterior investigación”, señaló.
Luego, dio a conocer que el doctor Behn consiguió en 1985 logró financiamiento de ese plantel, por cinco años, en un programa como docente en intercambio, por lo que se trasladó a la sede Valparaíso de la Universidad de Chile, donde se desempeñó como sucesor del doctor Bruno Günther y continuó su línea de investigación en Montemar, ahondando en cómo sucede la adaptación en ambientes extremos y la intermitencia de la exposición a altura. Al volver a Alemania, realizó una subespecialidad en Medicina del Deporte y en 1992 retornó nuevamente al país, integrándose en su formación al Programa de Fisiología del Instituto de Ciencias Biomédicas, donde es nombrado profesor titular y asume importantes labores docentes de pre y postgrado, así como directivas y de investigación, en temas como fisiología en ambientes extremos, hipo e hiperbarismo, fisiología del ejercicio y adaptación de seres humanos trabajando en grandes alturas, como la minería y la astronomía. “Han sido especialmente importantes sus contribuciones en melatonina, y cómo la altura extrema altera su ciclo, afectando el ritmo cardíaco, grado de alerta y coordinación. Esto lo ha llevado a aplicaciones prácticas, en cuanto al trabajo en la minería del cobre, como ha sido la instalación de luz azul en los vehículos de transporte desde la mina, a 3500 metros de altura, al plan y viceversa, ya que contribuye a respuestas tempranas a la aclimatación, con lo que se ha disminuido el número de accidentes. Ahora está empeñado en reproducir las condiciones de aislamiento y estrés que se producen en los vuelos espaciales o en los observatorios astronómicos a gran altura con humedad ambiental cero. Sin duda, la Antártica resulta un modelo ideal de la vida en el espacio”.
Por último, la doctora Norero resaltó que durante su carrera ha ganado numerosos concursos de Fondecyt, del Fondo de la Comunidad Europea y de la Red Iberoamericana de Medicina y Fisiología de Altura; ha sido invitado a presidir y participar de numerosos congresos y cursos internacionales; cuenta con decenas de publicaciones y ha dirigido proyectos y memorias de tesis. Durante su trayectoria ha recibido numerosos premios entre los que destacan Profesor Distinguido en 1996 por la Facultad de Medicina de la Universidad de Valparaíso y Mejor Profesor entre los años 1985 y 1990, premio otorgado por los estudiantes de Medicina de la Universidad de Valparaíso. Asimismo, destacó su generosidad, capacidad de comunicación con colegas y discípulos y su gran espíritu aventurero.
Desarrollar el amor por el saber
En su trabajo de incorporación, titulado “Educación Médica. Repensando el Pregrado”, el doctor Claus Behn agradeció a la Academia Chilena de Medicina por el honor recibido, para luego invocar a quienes fueron sus maestros, como los doctores Héctor Croxatto Rezzio y Otto Gauer, en Alemania. Durante su conferencia, se refirió a la necesidad de innovar en la docencia, primero recordando las dificultades que ha supuesto el aumento en el número de estudiantes y, más aún, el anonimato que ha producido la enseñanza remota; además, señaló que los jóvenes enfrentan una enorme sobrecarga de información, lo que los lleva a una desmotivación con complejas consecuencias. Por ello, en lo central de su exposición destacó que la labor de los académicos es ser un acompañante del proceso de aprendizaje de los estudiantes; dado que toda la información está disponible a través de diferentes medios, la función del profesor es convertir esos datos en conocimiento, dándole coherencia y sentido. Así, el maestro ayuda y apoya al futuro profesional, fomentando su inteligencia emocional, desarrollando su amor por el saber y fomentando su vocación de servicio público, “adecuando la forma de aprender, orientándola a descubrir el propio propósito, utilizando como catalizadores de este proceso el asombro y el placer”. Finalmente, se refirió a la necesidad de un examen internacional para validar la certificación de los nuevos profesionales en un mundo cada vez más interdependiente, así como planteó una formación fundada en ejes curriculares continuos, en áreas como ética, arte, filosofía, historia de la medicina, trabajo de investigación publicado, clínica médica, clínica quirúrgica y autocuidado, entre varios otros, siempre con el apoyo de un tutor guía a lo largo de la carrera.