Así lo explican los doctores Miguel O’Ryan y Juan Pablo Torres, pediatras infectólogos a cargo del estudio, señalando que “se trata de la vacuna Rotavac, de la cual ya se han administrado millones de dosis en su país con excelentes resultados en términos de seguridad y eficacia; pero, con el objetivo de conocer su desempeño en países con realidades socioeconómicas distintas a las locales y así adicionarla a la estrategia global de control de rotavirus, la Organización Mundial de la Salud le pidió a su productor, el Laboratorio Bharat Biotech, nuevos estudios de fase III, por lo que nos contactaron expertos de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos, CDC”.
Y es que el doctor O’Ryan –actualmente decano de nuestro plantel y académico del Programa de Microbiología y Micología del Instituto de Ciencias Biomédicas-, en el año 2006 fue el investigador principal del ensayo multinacional de la vacuna contra el rotavirus humano producida por GlaxoSmithKline y que fue llevado a cabo en más de 60.000 menores de 11 países de Latinoamérica además de Finlandia; asimismo, desde el 2020 encabezó el estudio chileno de la vacuna Janssen contra el Covid-19.
Chile y Uruguay son los dos únicos países que no cuentan con la vacuna contra el rotavirus como parte de su Programa Nacional de Inmunización, aunque sí está disponible a nivel particular; “en parte, porque acá el rotavirus no se asocia a la mortalidad que provoca su cuadro clínico, debido a que tenemos acceso oportuno a atención médica ambulatoria y hospitalaria en el caso de que un niño tenga esta infección. Pese a ello, provoca una importante carga de enfermedad; es decir, una cantidad de casos muy alta. De hecho, es la principal causa de hospitalización por diarrea en los menores de cinco años en el sector público”, informa el doctor Torres, vicedecano de nuestra institución y académico del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Oriente de la Facultad de Medicina.
En ese sentido, agrega el doctor O’Ryan, “la estimación a nivel mundial es que antes de la vacunación, rotavirus producía 500.000 muertes anuales; en la actualidad, cerca de 120 países tienen implementado su uso, por lo que esa cifra está entre 200.000 y 300.000 fallecimientos al año. Junto con eso, en los países de ingresos medios y altos ha mejorado el manejo del niño con rotavirus, fundamentalmente mediante su hidratación –porque es una infección que provoca un cuadro de fiebre, vómitos y diarrea muy intenso, en especial antes de los 24 meses de vida- ya sea en sus casas u hospitalizados, pero sigue causando un importante ocupamiento de camas. La vacuna no sólo disminuye la mortalidad, sino que también la enfermedad grave, la hospitalización en unidades de cuidado intensivo y las consultas en servicios de urgencia; esa es la importancia de analizar la posible incorporación de una nueva alternativa a la oferta disponible”.
De qué se trata el estudio
La vacuna Rotavac se creó a partir de una cepa humana neonatal de la India que está atenuada naturalmente; surgió cuando un pediatra observó que los recién nacidos se infectaban con el virus no enfermaban y quedaban protegidos de la reinfección, y fue inicialmente desarrollada como una colaboración bilateral entre investigadores de la India y Estados Unidos. En el año 2000, la empresa Bharat Biotech International se encargó de completar el desarrollo y realizar los ensayos clínicos en la India. Es una formulación líquida optimizada, de administración oral, originalmente licenciada en el año 2014 y tiene como indicación principal la inmunización activa de lactantes a partir de la edad de seis semanas de vida para la prevención de gastroenteritis grave causada por rotavirus. Tiene un esquema de tres dosis –a los dos, cuatro y seis meses- y previene la diarrea de cualquier severidad, reduce los ingresos hospitalarios y el uso de la terapia de rehidratación oral. Entre sus características principales, destaca el doctor Torres, están su menor costo de producción y que no requiere de refrigeración especial para mantener su cadena de frío, lo que facilita su manejo y distribución.
El proyecto de Rotavac fue íntegramente diseñado y puesto en marcha desde la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, con el apoyo del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería, ISCI, e IQVIA, multinacional estadounidense que presta servicios a ensayos clínicos. Inició su fase de reclutamiento en julio recién pasado y espera convocar a 5.800 voluntarios sanos a lo largo de todo el país, para lo cual cuenta con la colaboración de 15 centros distribuidos en las ciudades de Antofagasta, Viña del Mar, Valparaíso, Santiago, Concepción, Osorno, Puerto Montt, Coyhaique y Aysén.
El estudio es aleatorizado y doble ciego, mediante el cual los participantes serán distribuidos en dos grupos –de intervención y control-, ya sea para recibir tres dosis de Rotavac o de placebo, en sus controles de vacunación a los dos, cuatro y seis meses de edad, junto a sus vacunas habituales del Programa Nacional de Inmunizaciones. Entre estos participantes habrá un subgrupo de 300 niño para la cohorte de inmunogenicidad; es decir, se estudiará la respuesta de anticuerpos a la vacuna, aleatorizados de la misma forma, cuyos análisis serán realizados en el Programa de Inmunología del Instituto de Ciencias Biomédicas. A todos ellos se los seguirá a los siete días después de cada dosis para ver si es que tuvieran alguna reacción a la vacuna, y después cada dos semanas por si tuviera algún cuadro de gastroenteritis hasta cumplir un año después de la primera dosis; es decir, hasta los 14 meses de vida.
Si el menor desarrolla un cuadro de gastroenteritis, durante las primeras 48 horas se le ofrecerá como parte del estudio el test de diagnóstico que se utiliza para detectar el rotavirus, y se seguirán las características clínicas del evento hasta que se solucione. “Entonces compararemos entre los grupos que recibieron la vacuna y de control, cuántos episodios se produjeron en uno y otro y así determinaremos la eficacia”, detalla el doctor Torres.
Sin efectos adversos atribuibles a la vacuna
La doctora Yalda Lucero, pediatra infectóloga del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Norte que coordina el enrolamiento de voluntarios en el Hospital Roberto del Río, cuenta que “nuestra estrategia de reclutamiento como centro es vinculados al Servicio de Neonatología del Hospital San José, por lo que contactamos a madres y padres de los recién nacidos para darles a conocer el estudio e invitarlos a participar. Si manifiestan interés, se les entrega más información y nos reunimos presencialmente para aclarar todas sus dudas; de esta forma, nuestra tasa de éxito es de alrededor de un 21%; es decir, ingresa uno de cada cinco niños que convocamos, y ya contamos con 60 inscritos, de los cuales ninguno ha presentado efectos adversos de gravedad relacionados a la vacuna”.
Esta cifra, señala, es levemente inferior a la que han obtenido para investigaciones anteriores. “Una de las principales barreras es la posibilidad de que el niño quede aleatoriamente dentro del grupo placebo; frente a ello, cuando los padres conocen cómo puede afectar el rotavirus a su hijo muchas veces prefieren hacer el esfuerzo económico de comprar la vacuna de forma particular”.
La doctora Loreto Twele, jefa del Servicio de Pediatría del Hospital de Puerto Montt e investigadora principal del proyecto de Rotavac en la región, cuenta que tienen una incidencia continua de casos de gastroenteritis por rotavirus, puesto que “cada invierno tenemos siempre uno o dos casos hospitalizados, que son los más graves, además de otros que se manejan en sus domicilios”. A ello agrega que “la gran mayoría de los niños se va a haber infectado al menos una vez antes de los dos años, y el 50% de los niños menores de cinco años va a haber tenido al menos dos episodios de rotavirosis, aunque para la segunda infección comienzan los anticuerpos cruzados porque hay diferentes serotipos del virus, por lo que los segundos o terceros cuadros son de menor gravedad”.
Actualmente cuentan con 35 voluntarios enrolados desde que comenzaron en julio pasado, gracias al apoyo de los equipos profesionales de Centros de Salud Familiar y consultorios con los que están vinculados y que los han ayudado a difundir esta investigación; a ello, la doctora Twele añade que las madres, como principales cuidadoras de los niños, suelen conocer el impacto que tiene el rotavirus en la salud de los menores y, por tanto, mayor confianza en esta investigación, al contrario de los padres, que saben menos de este cuadro infeccioso. “Además, después de la pandemia hay un cierto cansancio en la población al respecto del tema de las vacunas”. Lo bueno, informa, es que no han tenido ningún caso de efectos adversos relacionados con la vacuna Rotavac.
Al respecto del proceso de enrolamiento, el doctor Miguel O’Ryan comenta que “como país tenemos una alta cultura de vacunación y de participación en estudios de este tipo; sin embargo, hoy es más difícil, a la gente le cuesta tener confianza aún en investigaciones provenientes de las universidades, que son las instituciones de mayor prestigio. Por lo mismo, hemos tenido que incorporar un alto número de centros para cumplir nuestro objetivo de enrolamiento que se desarrollará durante ocho meses”.
Vacuna más costo-efectiva para el país
Pese a ello, el doctor Torres señala que “ya tenemos más de 400 niños enrolados. Es importante que, como esperábamos, en ninguno de ellos hemos tenido alguna alerta o preocupación en términos de la seguridad de la vacuna. Aquí hay un seguimiento muy estricto de los potenciales eventos adversos, lo cual va de la mano de lo que han mostrado los estudios anteriores y los datos que disponemos del uso masivo y en la vida real en India”.
De esta forma, los investigadores esperan que el estudio siente las bases para la posible incorporación de la vacunación contra el rotavirus en el Programa Nacional de Inmunización. “Esta vacuna representaría un tremendo aporte como un actor más de las pocas vacunas de demostrada seguridad y efectividad que hay disponibles desde el año 2006, lo cual es especialmente relevante en países de ingresos medios y bajos, para poder disponer de vacunas seguras y eficaces”, dice el doctor O’Ryan.
Por su parte, la doctora Lucero agrega que “las decisiones en salud pública se toman en base a costo-efectividad; en Chile, en este momento, el costo de las vacunas pareciera mayor al de la enfermedad por rotavirus. Por eso, en la medida que dispongamos de vacunas efectivas pero de menor precio y de mayor facilidad en su manejo en cuanto a cadena de frío y/o a condiciones de administración, pasan a ser más costo-efectivas y más atractivas para nuestro país”.
En ese sentido, la doctora Twele también evalúa positivamente lo que sería la incorporación de esta vacuna en el Programa Nacional de Inmunización, lo que haría posible su acceso a toda la población, “puesto que actualmente se puede acceder a un esquema de inoculación de forma particular con un costo superior a los 100.000 pesos”.
Generando conocimiento local
Finalmente, el doctor Juan Pablo Torres releva que el hecho de que esta investigación haya sido totalmente creada y gestionada en la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile permitirá generar conocimiento: “el poder compartir los datos, el análisis que podamos hacer, las comparaciones eventuales que puedan existir entre regiones o zonas del país, está a nuestro alcance. Esto será muy importante como aporte para tener buena evidencia, de alta calidad clínica, que ayude a la mejor toma de decisiones en materia de políticas públicas”.
Además, y en términos de los equipos académicos y profesionales que están participando de este proyecto de investigación, señala que “se va formando un capital humano, un recurso que es tremendamente valioso, pues se consolidan tanto la experiencia y el conocimiento que tenemos en la realización de este tipo de estudios, como que vamos a generar nuevos datos locales que estarán disponibles no sólo para todos los centros que integran el protocolo, sino que para todo el país”.