La rectora de la Universidad de Chile, profesora Rosa Devés, fue la encargada de entregar el reconocimiento, en una emotiva ceremonia realizada durante este miércoles 10 de abril en el Salón de Honor de la Casa de Bello, donde también se premió al profesor titular de la Facultad de Derecho, Enrique Barros, con el mismo galardón en la mención “Artes, Letras y Humanidades”.
Previo a la entrega del galardón, el profesor Emilio Roessler, quien fue premiado con la Medalla Juvenal Hernández Jaque 2022 mención “Ciencia y Tecnología”, realizó un resumen de la trayectoria institucional del profesor Manuel Oyarzún, en un discurso que destacó “su dedicación ejemplar en esta casa de estudios, tanto como investigador, docente y cumpliendo con gran entrega labores de investigación, administrativa, docencia y extensión, de forma intensa y extensa”.
También relevó la labor del doctor Oyarzún en la investigación sobre los efectos de la contaminación atmosférica en la salud de las personas, siendo este “su gran tema, y convirtiéndose en un verdadero activista en las necesidades de mejorar el medioambiente, para mejorar la contaminación atmosférica que tanto daño hace”, mencionó el doctor Roessler.
Posterior a las palabras del doctor Emilio Roessler, la profesora Faride Zerán, destacada con la medalla Rector Juvenal Hernández Jaque en su versión 2022 en la mención de “Artes, Letras y Humanidades”, tuvo la misión de presentar al profesor Enrique Barros, galardonado actual de la misma mención. En su discurso, la profesora Zerán recorrió la trayectoria académica y personal del profesor Barros, señalando que: “Hoy distinguimos, en la figura del profesor Enrique Barros, no solo una trayectoria académica y profesional, sino por sobre todo, una vocación, una ética pública y un espíritu plasmado en un quehacer cuya impronta humanista y democrática desafían al espíritu de su tiempo”.
Reconocimiento a la labor pública
El doctor Manuel Oyarzún es especialista en enfermedades respiratorias, temática sobre la cual ha desarrollado su carrera científica, a través de la participación constante en proyectos Fondecyt, e investigaciones en organismos nacionales e internacionales, contando con más de 200 publicaciones en revistas científicas y capítulos de textos médicos.
Además, es director de la Revista Chilena de Enfermedades Respiratorias, presidente del Comité de Ética de Investigación en Seres Humanos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y Miembro de Número de la Academia Chilena de Medicina, entre otros cargos.
Dentro de su variado trabajo académico, destacan sus indagatorias respecto a los efectos de la contaminación atmosférica en la salud de la población, con énfasis en la necesidad imperante de mejorar la calidad del aire y condiciones ambientales.
Acerca de dicho trabajo, que lo ha hecho merecedor de tal reconocimiento, comentó que los estudios sobre esta temática “permiten proyectar el conocimiento adquirido hacia la comunidad a través de los medios de comunicación y de las autoridades ambientales para implementar normas que protejan a la población expuesta y, además, implementar planes de descontaminación que permitan o que eviten exceder la norma”, recalcó.
Sobre esto, señaló que lograr esto “no ha sido una tarea fácil, ya que en nuestro país aún existen muchas ciudades que exceden las normas ambientes y, como si fuera poco, han surgido las zonas de sacrificio como Puchuncaví y Ventanas, lugares en los que se han instalado numerosas fuentes industriales contaminantes”.
Asimismo, puso énfasis en que “a nivel nacional, la antigua disyuntiva de fomentar la ciencia básica o la aplicada debería dirimirse en favorecer la buena ciencia, independientemente de otros calificativos, no olvidando el factor humano, que apunta a la promoción de investigadores jóvenes, talentosos, compasivos e inspirados en buscar las respuestas a las preguntas dirigidas a develar los secretos propios de la naturaleza o de las enfermedades”, señaló el galardonado.
Sumado al resumen que realizó sobre su repertorio académico y la relevancia de que este siga impulsándose en el futuro, durante su discurso el profesor Manuel Oyarzún se mostró “profundamente honrado y agradecido de recibir este reconocimiento de mi queridísima Alma Mater, casa de estudios a la cual he dedicado gran parte de mi vida, desde mis años de estudiante en la Escuela de Medicina –donde tuve el privilegio de recibir enseñanza de profesores señeros en las Ciencias Médicas y Biológicas de nuestro país y convivir con condiscípulos de excepción, con quienes mantengo lazos imperecederos– sino también por la grata y fructífera convivencia con su comunidad, especialmente en la Facultad de Medicina, donde tuve la suerte de interactuar con brillantes profesores y alumnos, como también con esforzados funcionarios que apoyan las actividades académicas”.
El doctor Oyarzún extendió sus agradecimientos a la Academia Chilena de Medicina, a su familia y “al círculo más íntimo de mis colaboradores y amigos que han interactuado conmigo a través de mi dilatada trayectoria profesional y académica”.
Por su parte, el profesor Enrique Barros, quien está adscrito al Departamento de Derecho Privado –cuyo Consejo presidió entre 1988 y 1992– y dirigió el Doctorado en Derecho de la Casa de Bello, del cual además es responsable de su creación y organización, agradeció "esta honrosa medalla a las alumnas y alumnos que me han acompañado a lo largo de mi vida académica en la Universidad de Chile".
Asimismo, reflexionó acerca de los valores que caracterizan a la Universidad de Chile, mencionando que "en esta universidad nos miramos en un plano de igualdad y respeto. Pensamos y creemos distinto. El sello de una gran universidad es el predominio de una razonabilidad por sobre la ideología abstracta, de la conversación ilustrada, del sobrecogimiento por la belleza del bien pensar, de reconocer la huella de lo mejor de las anteriores generaciones, del servicio a Chile en lo que nos corresponde", sentenció.
Dentro de la Facultad de Derecho, Enrique Barros ha sido profesor de las cátedras de Introducción al Derecho, Derecho Internacional Privado y Derecho Civil. Cuenta con una larga experiencia en el ejercicio privado de su profesión desde 1979, además de haber cumplido funciones públicas como abogado integrante de la Corte Suprema entre 2000 y 2006, y entre los años 2007 y 2011. También ocupó el cargo de presidente del Colegio de Abogados A.G. y actualmente es árbitro de los centros de Arbitraje y Mediación de la Cámara de Comercio de Santiago y del Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones.
Posterior a los discursos, la rectora de la Universidad de Chile, profesora Rosa Devés, procedió a entregar la distinción a los galardonados y compartió unas palabras con los presentes, en las cuales mencionó que este reconocimiento "se aloja en el núcleo más esencial de nuestra misión universitaria: la búsqueda de la excelencia en todas las dimensiones del quehacer académico, en consonancia con los valores de nuestra institución, a través de una obra que trasciende e influye en la sociedad. (...) Las significativas contribuciones de los profesores Barros y Oyarzún evidencian carreras brillantes y generosas que reflejan fielmente la visión del legado del Rector Juvenal Hernández", afirmó.
En sus palabras, la rectora también destacó los dos tipos de prácticas que deben darse en el seno de una universidad, citando los planteamientos del investigador Simon Marginson, que describen que las prácticas relacionadas con la asociación comunicativa y las intelectuales seculares permiten el ejercicio de una actividad académica productiva: "Los profesores hoy homenajeados encarnan esa visión en toda su amplitud y en toda su complejidad. Respetados y admirados por sus estudiantes, líderes en sus respectivos campos disciplinares y profesionales, forjadores de instituciones, servidores públicos e innovadores. Lo anterior lo han logrado con humildad, con amabilidad y con una genuina preocupación por los y las demás. Han ejercido su influencia en la investigación biomédica y en el derecho, cada uno con su estilo propio, pero siempre fieles a un ideal de universidad que valora y protege la libertad de pensamiento, defiende la autonomía y permite diversas manifestaciones de un mismo propósito", finalizó.
En la ceremonia estuvieron presentes el decano subrogante de la Facultad de Medicina, doctor Juan Pablo Torres; la prorrectora de la Universidad de Chile, Alejandra Mizala; la contralora universitaria, Magdalena Gandolfo; la presidenta del Tribunal Constitucional, Nancy Yáñez; el ex rector de la Casa de Bello, Luis Riveros; las y los vicerrectores Claudio Pastenes, Pilar Barba y Josiane Bonnefoy; el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña; además de decanos de las facultades de nuestra universidad, senadoras y senadores universitarios, familiares, amigos, amigas y cercanos de los homenajeados.
La Distinción Medalla Rector Juvenal Hernández fue instituida por Decreto Universitario en el año 1983, coincidiendo su creación con la conmemoración de los 50 años del nombramiento del profesor Juvenal Hernández como Rector de la Universidad de Chile. Hasta ahora, el premio se ha entregado a un total de 60 personas.