Así lo explica el doctor Rubén Alvarado, psiquiatra y académico de la Escuela de Salud Pública de la Facultad de Medicina, quien lidera el proyecto OnTrack Chile, radicado en la Universidad de O’Higgins pero con participación de investigadores de diversos planteles del país, entre ellos el nuestro.
Así, explica que esta iniciativa es un modelo que busca a poner a prueba un nuevo programa de tratamiento, basado en enfoque de recuperación –“aunque la traducción literal de “Recovery” o recuperación no incluye todo lo que el concepto considera, pero se logra entender”, acota-, para personas con primer episodio de esquizofrenia en Chile. Este estudio es un modelo de intervención comunitaria basado en evidencias, creado en la Universidad de Columbia y el Instituto de Psiquiatría de Nueva York y aplicado en esta última ciudad con resultados favorables.
“Es un proyecto que nació muy de la mano con un momento histórico en Chile, cuando se comenzó a discutir el nuevo Plan Nacional de Salud Mental y Psiquiatría, vigente de 2017 a 2025; nosotros comenzamos su formulación a fines de 2016 y su implementación a mediados de 2018. El plan nacional establece como principios y valores aquellos que hoy en día son fundamentales en todo el mundo: el enfoque de derechos, de decisiones compartidas, de una atención integral. De la misma forma, en este proyecto miramos a la persona y cómo cambió su vida después de su primer episodio de psicosis; qué significa para él o ella vivir con síntomas de su problema de salud mental. Nos abocamos más allá de los síntomas psicopatológicos, apoyándolo en el proceso de reestructuración de su proyecto vital; no es volver a la etapa previa de la enfermedad, es rearmar la vida a propósito de lo que sucedió”, señala el doctor Alvarado.
Así, añade, “a partir de la experiencia que significa tener esta enfermedad, la persona aprende a vivir con algunas cosas que incluso se podrían quedar para siempre, y que parecerían extrañas a cualquiera: hoy en el mundo se acepta que uno pueda vivir escuchando voces, por ejemplo, dándose cuenta de que en realidad esas voces son un síntoma. Es como cuando alguien que tiene diabetes mellitus le sube la glicemia y se empieza a sentir cansado y somnoliento, entonces recuerda que es porque comió algo que no debía; esto es lo mismo, la persona que escucha voces puede aprender que son un síntoma y no enjuiciarlos como si fueran reales. El enfoque de Recovery lo que hace es mirar al individuo en su conjunto, como alguien que sufrió un evento que nosotros le llamamos episodio psicótico, al que le vamos a dar ayuda ya sea con fármacos, pero también de otras formas, para que rearme su vida y que siga el camino que quiera. Incluso, y porque estas enfermedades tienen asociados estigmas y discriminación, lo vamos a apoyar a que esta vida que quiere rearmar, en el entorno en el cual lo está haciendo, también se den cuenta y acepten que este va a ser su proyecto, a lo mejor un poco diferente al que tenía antes. Hoy vivimos en un mundo que cada vez aceptamos más la diversidad”.
El proyecto
La implementación del proyecto OnTrack Chile partió con el estudio del modelo OnTrack New York, para posibilitar su adaptación a la realidad nacional. Luego, se invitó a participar a diez centros a lo largo del país que trabajan con personas que están viviendo en el primer episodio de psicosis, y se los capacitó en esta nueva forma de prestar la atención médica, “donde se mantienen los tratamientos habituales que son necesarios, pero a los que se agregan estos nuevos conceptos y valores del Recovery para su proyecto de vida. Y luego supervisamos su trabajo a lo largo de dos años, para llegar a la etapa final en la que estamos ahora, evaluando los resultados y cuál ha sido el impacto en los usuarios”.
Los profesionales de estos centros, señala el doctor Alvarado, se han manifestado muy conformes con este nuevo enfoque, “todos sienten que es consistente con lo que se espera en el Plan Nacional de Salud Mental. Como exige más trabajo en equipo, más reuniones, salir a la comunidad para conocer los espacios donde se mueve el usuario, hemos encontrado algunas barreras logísticas que es necesario superar, pero entendemos que eso es parte de lo que hay que reportar y que quedará en manos de la autoridad cómo se otorgan las condiciones para su buen funcionamiento en el futuro”.
Respecto a los resultados en los usuarios, añade el académico, “hemos hecho algunas evaluaciones más cualitativas, y estamos por publicar en los próximos meses un libro con experiencias que llamamos “Narrativas en primera persona”, donde ellos cuentan con historias concretas cómo fue su proceso, qué sintieron y pensaron, qué cosas le ayudaron, cuáles fueron significativas. Nosotros vemos que la mayoría de ellos han rearmado su proyecto de vida; de hecho, uno de ellos trabaja con nosotros desde un proyecto anterior llamado RedAmérica, se quedó vinculado a nosotros como un monitor, porque le gusta mucho ayudar a otros, acompañarlos, darle consejos, decirles lo que nosotros podemos saber en teoría pero que él conoce por su propia experiencia personal. Y eso es algo que ya se está integrando en muchos países desarrollados: los “expertos por experiencia”, incluso como coterapeutas; nosotros en la adaptación del modelo, por razones administrativas y financieras no lo hicimos, pero el modelo original en Nueva York sí cuenta con estos “expertos por experiencia” como parte del equipo profesional”.
Resignificar y reintegrar
El compromiso actual de este proyecto, informa el doctor Alvarado, es ofrecer las capacitaciones en este modelo a todo el país; “lo vamos a hacer en forma progresiva en esta etapa, partiendo por los centros que participaron en el estudio como grupo control y de manera remota a través de una plataforma de e-learning, para luego abrirlo a todo Chile, en coordinación con el Ministerio de Salud”.
¿El modelo Recovery es aplicable a todos los pacientes; qué tan difícil es para ellos es resignificar su vida?
Bueno, yo diría que para la mayoría este enfoque es adecuado y les gusta. Sin embargo, hay otros que prefieren mantenerse en un enfoque más tradicional, donde sólo se utilizan medicamentos. Esa es su decisión y hay que respetarla porque eso es parte del enfoque de derechos y de decisiones compartidas. Se trata de lo que ellos quieran, la tarea de uno va a ser siempre la de un consejero informado. Por eso es tan importante que ojalá podamos integrar como parte de nuestros equipos de salud mental a personas que han sido expertas por experiencia, que por supuesto también tienen que adquirir una formación propia como pares que ayudan a otros con similares problemas.
¿Con este enfoque disminuye el riesgo de recaídas?
La experiencia de OnTrack New York, basada en un seguimiento de cientos de casos, es que por un lado tienen tasas de recaída y de nuevas hospitalizaciones por lejos mucho menores que las que se tendrían sin el modelo. La tasa de obtención de un puesto de trabajo o de retorno a la escuela o universidad es muy alta también, lo que es muy importante en términos de reinserción al lugar donde se es productivo y creativo. El modelo también contribuye a eso.