Según explican las docentes, este trabajo “puede tener un gran impacto tanto en la investigación como en la práctica clínica, especialmente en el contexto hispanohablante, donde aún existen pocas herramientas accesibles y adaptadas para la población con pérdida auditiva”.
Y es que, añaden, “Chile está experimentando un rápido envejecimiento poblacional: más de 2,6 millones de personas tienen hoy 60 años o más. Esta transición demográfica trae consigo un aumento de condiciones asociadas, como la hipoacusia y los trastornos neurocognitivos: de hecho, se estima que alrededor del 40 % de las personas con más de esa edad presentan pérdida auditiva, cifra que asciende a más del 75 % en mayores de 80 años”.
En cuanto del deterioro cognitivo, la prevalencia de DCL en este grupo etario oscila entre el 10 % y 20 %, mientras que la demencia afecta al 7 % de las personas mayores. “Estas cifras revelan que entre 104.000 y 208.000 personas mayores con hipoacusia en Chile podrían beneficiarse de una evaluación libre de sesgo mediante el uso oportuno del MoCA-HI en español. A nivel global, la OMS proyecta que más de 500 millones de personas mayores de 60 años presentarán algún grado de pérdida auditiva para 2025, lo que refuerza la necesidad de contar con herramientas diagnósticas accesibles y validadas como el MoCA-HI”, señalan las profesoras.
En proceso de validación
El MoCA es un test breve de tamizaje cognitivo ampliamente utilizado a nivel internacional por su alta sensibilidad y especificidad para detectar deterioro cognitivo leve. Fue creado en la Universidad de Montreal y está disponible en múltiples idiomas. Una de sus versiones más recientes es el MoCA-HI, Hearing Impaired version, diseñada especialmente para personas con discapacidad auditiva, en quienes los test tradicionales pueden generar falsos positivos debido a dificultades para oír instrucciones verbales. Esta versión adapta los ítems auditivos a estímulos visuales, manteniendo la exigencia cognitiva y mejorando la equidad diagnóstica.
“Se aplica como un tamizaje, evaluando de forma rápida y de bajo costo funciones cognitivas como atención, memoria, función ejecutiva, lenguaje, entre otros, descartando al mismo tiempo la variable de los problemas de audición. Si la persona no oye bien puede parecer que tiene alterada la memoria o la atención, cuando en realidad no entendió bien la instrucción”, explica la profesora Toledo.
El MoCA-HI fue desarrollado por el profesor Piers Dawes, director del Centro de Investigación de la Audición de la Universidad de Queensland, Australia, y ha sido validado en nueve idiomas. La versión oficial en español es la traducida y adaptada por las académicas Macarena Bowen y Lilian Toledo, del Departamento de Fonoaudiología de la Universidad de Chile y cuenta con el respaldo de MoCA Tets.
La profesora Toledo destaca que “los instrumentos que evalúan habilidades cognitivas o del lenguaje, tienen que tener un procedimiento para su adaptación, más allá de la traducción literal, incorporando las diferencias desde lingüísticas y culturales. Por eso se siguen una serie de procedimientos de traducción y después de retrotraducción, con traductores bilingües; después se comparan con el MoCA estándar y revisión por el equipo original para su validación como herramienta oficial”.
El test MoCA-HI en español ya está disponible gratuitamente en la página oficial www.mocacognition.com. Actualmente, se encuentra en proceso de validación en población chilena, a través del proyecto “Adaptación al español del Montreal Cognitive Assessment para personas con hipoacusia (MoCA-HI)”, liderado por el académico Flgo. Daniel Tapia Mora. Este estudio considera a personas mayores de 60 años, agrupadas según su nivel auditivo, excluyendo a quienes no puedan comprender instrucciones verbales o escritas.
“Así podremos determinar si existen diferencias culturales, lingüísticas o educacionales que justifiquen ajustes en el puntaje de corte u otras propiedades psicométricas del instrumento para su uso en población chilena. Está definido que se va a aplicar a un grupo de unas 100 personas de distintas comunas de Santiago, participantes en Centros de Salud Familiar o grupos de adultos mayores, con distintos grados de pérdida auditiva y sin diagnóstico previo de DCL o demencia”, finaliza la profesora Bowen.