Así lo explica el doctor Torres, pediatra infectólogo y vicedecano de nuestra institución, señalando que el proyecto denominado “Estrategia de prevención del virus respiratorio sincicial en Chile: llenar los nuevos vacíos a partir de una comprensión integral de la interacción huésped-patógeno, la gravedad clínica, las tendencias epidemiológicas clínicas y la optimización de la relación costo-efectividad en lactantes”, “busca hacer un estudio amplio respecto a lo que implica esta nueva etapa de la prevención del virus respiratorio sincicial que estamos viviendo y tratar de ir a contestar preguntas emergentes”.
Y es que, recuerda, “el Estado de Chile desde el 2024 implementó una política pública de prevención nacional contra el virus respiratorio sincicial, en la que estuvimos involucrados junto con el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería, ISCI, y el Ministerio de Salud, tanto desde la fase de generación de la estrategia como en las de implementación y de medición de impacto. Así fuimos el primer país en el Hemisferio Sur en partir con esta iniciativa y en poder mostrar resultados y datos duros frente a todo el mundo. Afortunadamente, como se puso en marcha también en base a estudios de costo efectividad, publicados en Journal of Infection and Public Health, pudimos demostrar que fue costo-ahorrativa; es decir, que pese a la inversión que se debió hacer en la inmunización con Nirsevimab, los beneficios clínicos e incluso económicos superan a lo que se gastó. Por eso es una política pública que llegó para quedarse, y este año incluso se adelantó un mes la campaña de inmunización, iniciando en marzo de 2025, para cautelar mejor las coberturas”.
En ese escenario, entonces, “obviamente que hay una gran oportunidad de seguir avanzando en varias interrogantes que surgen en esta nueva era en la prevención del virus respiratorio sincicial, que nunca habíamos soñado, pero que estamos muy contentos de que ocurra; podremos continuar generando evidencia que pueda ser útil para la toma de decisiones y para optimizar aún más la prevención de esta infección respiratoria en nuestro país. Y siguiendo un modelo similar al que aprendimos durante el proceso de implementación de esta estrategia, con una mirada más integral y transdisciplinar, por eso es que en este proyecto Fondecyt se incluyen académicos de nuestra facultad, también del ISCI y equipos clínicos de tres hospitales pediátricos públicos del país, como son el Luis Calvo Mackenna, Roberto del Río y Exequiel González Cortés, en sus respectivas instalaciones de Centros de Investigación Clínica Avanzada, CICA”.
Tres niveles para un gran abordaje
Con el objetivo de hacer un abordaje profundo y en distintos ámbitos, el doctor Juan Pablo Torres explica que el primer nivel “ahonda en la interacción entre el virus sincicial y su hospedero, en este caso los lactantes. Aquí estudiaremos las diferencias que se produzcan entre los niños que deban hospitalizarse y que hayan recibido el anticuerpo o que por algún motivo no lo hayan recibido, para comparar, por ejemplo, la severidad clínica de sus respectivos cuadros. También vamos a hacer estudios de microbioma respiratorio y ver si hay alguna diferencia, por ejemplo, en la interacción entre el VRS y esas bacterias que pueden colonizar la vía respiratoria y que podrían, de alguna manera, ser determinantes en la severidad de la infección por sincicial, para después identificar factores que, eventualmente, se pudieran atenuar”.
A ello, añade que “podremos estudiar la carga viral, viendo cuál es la presentación clínica de los casos que tienen mayor carga viral e interacción con ciertas bacterias, habiendo recibido la inmunización. Incluso podremos conocer el genoma del virus respiratorio sincicial que esté circulando; como este proyecto es por cuatro años, podremos estudiar el genoma del virus que circule en cada una de esas temporadas, recolectando estos datos de forma prospectiva en los tres hospitales pediátricos involucrados. Esto es muy importante, porque puede influir en la severidad clínica y para ver si hay mutaciones en el virus que puedan hacer que el tratamiento mediante este anticuerpo monoclonal sea menos efectivo”.
El segundo nivel de este proyecto es para analizar tendencias epidemiológicas. “Está descrito en la literatura científica que cuando los lactantes menores de seis meses tienen una infección por VRS eso los podría predisponer a tener más episodios de neumonía, no sólo por sincicial, sino que por cualquier causa en los años siguientes, además de más asma o más hiperreactividad bronquial. Entonces, vamos a hacer un seguimiento de los niños que vayan entrando al estudio, para comparar entre los que reciban y no reciban el anticuerpo monoclonal, de modo de determinar si es que esta inmunización no solo protege contra la neumonía por VRS, sino que para ver si tienen menos episodios de otras infecciones o complicaciones respiratorias en el largo plazo”.
Paralelamente, registrarán los posibles cambios que pueda haber en el uso de antimicrobianos en las diferentes unidades donde se hospitalizarán los menores participantes, en comparación con los datos históricos de temporadas anteriores. “Porque resulta que en los niños que se hospitalizan muchas veces hay un sobreuso de antibióticos. Y en la medida que lleguen menos cuadros virales por VRS, esperamos que eso signifique que el uso de antibióticos va a ser cada vez más bajo; pero hay que documentarlo, porque a veces pasa que igual se siguen sobreprescribiendo. Entonces vamos a medir y comparar el uso de antibióticos en los hospitales a lo largo del tiempo y según las diferentes condiciones en que lleguen los niños, porque de todas maneras va a haber casos de hospitalizados con VRS que hayan recibido el Nirsevimab, dado que no protege en un 100% contra esa hospitalización, sino que entre un 80% y un 90%. Y está la hipótesis también de que los niños que se hospitalizaron habiendo recibido el anticuerpo monoclonal puede que presenten cuadros más leves, más cortos o que no impliquen el uso de antibióticos; también veremos eso”.
Y, además, profundizarán respecto a lo que suceda en los tres hospitales participantes, y en comparación con años anteriores, respecto de la enfermedad neumocócica invasora, “que es la que produce neumonía bacterial, porque también se supone que hay una interacción entre virus respiratorios sincicial y neumococo, que en la medida que hay más VRS, eso predispone a que haya más enfermedad bacterial. Por eso, si tenemos menos casos de VRS, puede que disminuya también ese tipo de neumonía”.
Finalmente, explica el doctor Torres, el tercer nivel es del estudio de costo-efectividad, “que se hace para decidir nacionalmente la estrategia de prevención contra el virus respiratorio sincicial. En este momento se usan anticuerpos monoclonales, pero también hay una vacuna materna que está disponible y que en Chile no está en uso, pero sí en Argentina y en Reino Unido; eventualmente se podría pasar a una estrategia que use ambas inmunizaciones. Para ello es que queremos conocer todos los factores, estimar los costos directos y algunos indirectos de evitar estas hospitalizaciones por infección por VRS en los primeros años de vida, de usar menos antibióticos o de tener menos casos de enfermedad neumocócica invasora, para fortalecer un estudio de costo-efectividad más integral, más completo, y que permita una mejor toma de decisiones de la política pública”.
CICAs e Ingeniería y Salud
Para llevar a cabo este proyecto, “en cada uno de los tres hospitales pediátricos se va a instalar un equipo de trabajo liderado por pediatras infectólogos como coinvestigadores y usando sus respectivos CICA. La doctora Giannina Izquierdo, académica del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Sur, estará a cargo del grupo del Exequiel González-Cortés; la doctora Lorena Tapia, del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Norte y del Instituto de Ciencias Biomédicas, estará en el Roberto del Río, además haciendo el estudio del genoma del virus, y yo en el Luis Calvo Mackenna. Pero también participarán la profesora Verónica de la Maza en la gestión del estudio clínico, y el doctor Mauricio Farfán, también del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Oriente, a cargo del estudio de microbiomas. Y todo el análisis más macro de datos, así como el estudio de costo-efectividad a nivel nacional, será del doctor Denis Sauré, ingeniero del Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería y de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas, quien fue uno de los responsables, junto al doctor Leonardo Basso, director del ISCI, del estudio de costo-efectividad que se hizo previo a la toma de decisión del uso del Nirsevimab en Chile, en conjunto con el Ministerio de Salud. Y esperamos mantener esa colaboración con esa cartera de gobierno, para poder funcionar de la mejor manera”.
En ese sentido, agrega que “pese a que el costo del Nirsevimab es muy alto, alrededor de 250 dólares cada dosis, lo que se ahorra solamente en costos directos –como es en hospitalizaciones y medicamentos-, ya se vio que inmunizar a los menores de 6 meses, más los que iban naciendo durante la temporada, fue una estrategia a costo ahorrativa. Incluso más, porque estamos viendo, por ejemplo, que hay un ahorro en el pago por parte del Estado de licencias médicas por enfermedad grave de hijos menores de un año que se hospitalizaban por VRS. Entonces, que el país tome una decisión que es pionera, que se pudo ver quizás un poco lejana por el costo que tiene el medicamento, al tener la capacidad de análisis gracias a esta asociación con el Instituto de Sistemas Complejos de Ingeniería, a la mirada que aporta la Facultad de Medicina, a los equipos del Ministerio de Salud, se pudo cambiar el foco, pues se pudo constatar que este costo se recupera y se termina ahorrando. Es cosa de ver que en el 2024 no tuvo campaña de invierno al menos como la conocíamos, porque no tuvimos esa saturación de los servicios de urgencia o de las UTI de los hospitales. Y en una próxima publicación, que ya tenemos aceptada, damos a conocer esos resultados: una efectividad de un 76% para disminuir hospitalización por VRS, de un 85% para disminuir hospitalización en UTI por VRS, una disminución de un 65% de hospitalizaciones por neumonías de toda causa, y de un 48% en las hospitalizaciones por cualquier causa en los niños de la edad que correspondían a este estudio. Entonces, marca un antes y un después tremendo”.
¿Cómo ha sido la penetración de la campaña de inmunización 2025?
En Chile son tres los grupos que reciben la inmunización con el anticuerpo Nirsevimab: el primero es el que componen todos los niños que nacen en temporada de circulación del virus respiratorio sincicial, es decir entre el 1 de marzo y el 30 de septiembre. A ellos se les pone en su maternidad, en los primeros tres días de vida; lo bueno es que quedan con protección inmediata, porque entrega los anticuerpos específicos. Así, el 2024 vimos que la cobertura en este grupo llegó al 98%.
El segundo grupo es el más desafiante, porque son los niños que ya nacieron y que tienen más o menos seis meses al inicio de la campaña; es decir, que nacieron desde el 1 de octubre del año anterior. Ahí lo que se hace es invitar cuando parte la campaña el 1 de marzo a todos los niños que nacieron desde el 1 de octubre del 2024 en adelante para que vengan a vacunarse, ojalá antes de que empiece a circular el virus, porque el anticuerpo tiene una protección de al menos seis meses. Eso se cumplió el año pasado, estuvimos justos; ya teníamos un 80%-90% de cobertura de ese segundo grupo justo en el momento en que empezó a aumentar la circulación del virus. Este año, como nos adelantamos de abril a marzo, ganamos un mes de cobertura, y si se ven las cifras hoy día hay aproximadamente un 52% de cobertura en este segundo grupo y un 97%-98% en el grupo de recién nacidos en temporada; si lo comparamos con el año pasado, que llegamos a un 97.5% en los que nacían en los hospitales y a un 90% de los niños del segundo grupo, y dado que el virus comenzó a circular a comienzos de junio de una manera un poco más significativa, con lo que queda de abril y mayo debiéramos estar en una situación favorable de nuevo.
Y el tercer grupo es muy reducido, menos del 2% de todos los niños que nacen, que son los que el año pasado fueron beneficiarios de la ley Ricarte Soto por ser prematuros y tener determinadas cardiopatías congénitas, pues son los que tienen los cuadros más graves de VRS, y que recibieron Palivizumab, que es un anticuerpo monoclonal bastante parecido al Nirsevimab, pero de mucho mayor costo y que requiere cinco dosis. Pero este año pasan a ser parte del grupo completo, pero tienen un beneficio, y es que ellos pueden recibir la inmunización no solamente si son menores de seis meses, sino que hasta su segunda temporada de VRS; o sea, hasta los 24 meses de vida.