“En enero de este año los ministerios de Salud de los 35 países miembros de la OCDE solicitaron que se diseñara este nuevo instrumento, una de cuyas características más importantes es que debe ser comparable entre las naciones participantes. Es decir, la meta es que los resultados que se obtengan de su aplicación puedan ser contrastados entre los países en que se utilice”, añade la docente, quien integra el programa Salud y Comunidad de la ESP. Y es que, según explica, el objetivo es recoger valiosa información que permita establecer estándares internacionales orientados a mejorar la atención de los pacientes con necesidades complejas de salud, como son los que tienen múltiples enfermedades crónicas.
De esta forma, el Minsal solicitó a distintas universidades que postularan a alguno de sus académicos para integrar este grupo de expertos, luego de lo cual su nombre fue ratificado por los convocantes. “Así, el 2 y 3 de octubre me reuní con investigadores provenientes de Australia, Bélgica, Dinamarca, Estonia, Francia, Hungría, Israel, Letonia, Eslovenia, República Checa y Estados Unidos. Además, estuvieron especialistas de muy alto nivel de diferentes instituciones vinculadas al tema de estadísticas en salud de Norteamérica y Europa”, dijo la profesora Oyarce.
En este primer encuentro, el grupo trabajó analizando instrumentos de medición ya existentes, -creados para evaluar tanto experiencias como resultados en atención en salud de los pacientes con necesidades complejas-, de manera de establecer la base de lo que será el diseño de la nueva encuesta, “viendo qué dominios, aspectos e ítems deberán ser mantenidos y cuáles otros serán incorporados”, explicó. Asimismo, establecieron una mecánica de trabajo, que incluirá una serie de reuniones a distancia por teleconferencia y una nueva convocatoria durante marzo próximo, “durante la cual entraremos de lleno en la construcción de la nueva encuesta y estableceremos su validación, entre otras fases”, para entregar un informe final en junio de 2018.
Lo más destacable, añade la docente “es que detrás de este trabajo hay un interés y un compromiso por parte de los ministerios de salud de los países participantes, orientada a desarrollar un instrumento válido y que ofrezca resultados comparables a nivel internacional, por lo que deben ser muy sólidos conceptual y metodológicamente”.
Respecto de su participación como la única experta latinoamericana, la profesora Oyarce señala que “es un reconocimiento a la labor que hacemos en el Programa Salud y Comunidad, donde trabajamos mucho combinando metodologías cualitativas y cuantitativas para diseñar instrumentos de medición pertinentes y adecuados. Y también es un reconocimiento a la Escuela de Salud Pública, por su experiencia en el desarrollo de instrumentos de medición para profundizar en temas complejos, como en este caso son las personas con necesidades especiales de salud”.