“Debido a que en Canadá tienen como política concentrar en algunos recintos todos sus trasplantes, el hospital al que voy es uno de los centros más grandes del mundo en este ámbito, con la mejor tecnología, porque operan a más de 100 pacientes al año sólo en el caso de pulmones. Además, los cirujanos con los que voy a trabajar también se formaron ahí, entonces vamos a estar en sintonía en una misma línea de pensamiento y de trabajo; espero poder ver de seis a ocho intervenciones semanales, tasa que en Chile es imposible”, explica la académica.
La doctora Cortés explica que este interés partió al hacer su especialidad en Medicina Interna en el Hospital Clínico Universidad de Chile, pues hizo una primera rotación de infecciones en trasplantes en Barcelona y, posteriormente, estuvo haciendo trasplantes de médula ósea en Nueva York. “Esta pasantía tiene varios objetivos, pero el más relevante es acercar a nuestros becados esta formación, porque pese a que en el Hospital San Borja Arriarán no se hacen trasplantes, hacen rotaciones en Clínica Santa María, que en este momento es el centro privado con mayor número de trasplantes de pulmón, hígado y riñón en el país”.
Complicación de alta prevalencia
La especialista añade que “la infectología en trasplantes es un tema de alta prevalencia, porque la mortalidad entre estos pacientes es causada ya sea por rechazo al nuevo órgano o por infecciones. Es una de las grandes complicaciones en todo momento de su proceso, porque requieren inmunosupresión para que no rechacen el órgano, y eso los pone a merced de contagiarse por cualquier virus, bacteria, parásito u hongo; hay que lograr un equilibrio que es bien complejo, entre bajarle las defensas para que no rechacen el órgano y dejar suficientes para que no se infecten. Además, son pacientes sobre los que hay que hacer muchos estudios antes de que se trasplanten, de manera de evitar que tengan algunas patologías infecciosas que se puedan reactivar con la operación. Y, una vez trasplantados, hay que mantener los cuidados, porque es muy probable que desarrollen algún tipo de infección, ya sea de menor o mayor gravedad, que les pueden costar la vida si no se manejan adecuadamente”.
Respecto a la tasa de mortalidad asociada a infecciones entre trasplantados, la académica explica que depende mucho de qué órgano se trate: “hay algunos que se infectan más que otros. El de pulmón es uno de los más complejos, porque está conectado al exterior; uno respira diferentes patógenos, lo que aumenta la posibilidad de tener una neumonía que afecte al órgano que se acaba de trasplantar”.
¿Y cómo enfrentan la resistencia a antibióticos?
Ese es un tema complejo porque estos son pacientes que habitualmente antes de trasplantarse han tenido infecciones recurrentes por sus patologías, como podría ser la fibrosis quística, por lo que han tenido cientos de esquemas antibióticos en su vida y llegan a trasplantarse cuando ya no tenemos opciones para prevenir o tratar esas infecciones. Por eso es uno de los desafíos más grandes. Y otra área en la cual está empezando a haber conversaciones en nuestro país, y que quiero ver en Canadá, es respecto de la posibilidad de trasplantar pacientes con VIH; acá se han hecho pero muy poco, allá tienen más experiencia y queremos traer ese conocimiento.