Estos resultados fueron dados a conocer el 27 de marzo de 2019 por el doctor Naves, académico del Programa de Inmunología del ICBM y su equipo, frente a autoridades como Silvia Núñez, directora de Investigación de la Vicerrectoría de Investigación y Desarrollo de la Universidad de Chile; Khaled Awad, director ejecutivo de Fondef, y los doctores Rómulo Fuentes, director de Investigación de la Facultad de Medicina, y Juan Diego Maya, director del Instituto de Ciencias Biomédicas del plantel.
En la oportunidad, la profesora Núñez felicitó a los investigadores liderado por el doctor Naves y que contó con el doctor Felipe Oyarzún, académico de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas, como director alterno. “Este proyecto se inscribe en la línea de actividades que debemos seguir potenciando”, explicó, refiriéndose a la importancia vital de trasladar la ciencia biomédica a lo aplicado, “cuando observamos que el modelo de desarrollo económico, social y cultural de nuestro país muestra grietas importantes que ponen en duda su capacidad para generar bienestar a las futuras generaciones. Entonces, nuestra responsabilidad como universidad estatal es que el conocimiento que generamos también busque resolver problemas que nuestra sociedad y sus habitantes viven día a día, y que refleje las necesidades de la población. En este sentido, la investigación dirigida por el profesor Naves tiene todos los elementos que como unidad queremos que se sigan potenciando; posee un nivel de excelencia investigativa de primera línea, se está transfiriendo a la sociedad porque se espera obtener una nanoformulación eficiente orientada a la esclerosis múltiple, con impacto social. Estos tres elementos son para nosotros un ejemplo de la forma en que debemos seguir potenciando la ciencia en nuestro país”.
Luego, el doctor Fuentes hizo énfasis en el actual cambio cultural que lleva a la generación de nuevo conocimiento científico a partir de las necesidades sociales y desde la perspectiva traslacional, “con el fin de contribuir a un país donde todos estamos mejor”. En el mismo sentido, el doctor Juan Diego Maya relevó que este proyecto releva los objetivos del ICBM, en tanto vincular la investigación básica biomédica con la medicina clínica, la transferencia tecnológica y la innovación. Por último, Khaled Awad abordó la alta competitividad que representan los fondos concursables que dirige y el interés de su institución en continuar apoyando líneas enfocadas en temáticas de alto interés.
Posteriormente, el doctor Carlos Guevara, académico del Departamento de Neurología del Hospital Clínico de la Universidad de Chile dio a conocer las características clínicas de la esclerosis múltiple, señalando que es una enfermedad neurodegenerativa y autoinmune que genera un alto grado de discapacidad a las personas que la padecen; se diagnostica mayoritariamente por primera vez entre los 20 y los 40 años, luego de lo cual se va produciendo daño neurológico progresivo y acumulativo. Así, explicó que es un desorden inmunológico en el cual células de defensa frente a agresiones externas atacan a las neuronas, las cuales progresivamente pierden su cobertura de mielina, con lo que se altera su funcionamiento normal y el paciente disminuye sus funciones motoras y cognitivas. Afecta principalmente a mujeres, cifra que en Chile llega a 14 por 100.000, y el curso de esta patología es heterogéneo, por lo que principalmente hay dos tipos de pacientes: uno es el recurrente remitente -personas que tienen un evento de alteración neurológica el cual puede remitir espontáneamente, pero después de un tiempo variable vuelve a aparecer, y el daño se va acumulando- y los progresivos, en los cuales después de un trastorno neurológico agudo sigue una acumulación creciente y sin remisión del deterioro.
Luego, explicó que para los pacientes recurrentes, que son la mayoría, las estrategias terapéuticas comerciales actuales son tratamientos inmunomoduladores basados en el uso de citoquinas, anticuerpos o péptidos, orientados a procesos específicos dentro de la respuesta inmune, interrumpiendo una de sus vías neuroinflamatorias, que no son curativas, sino que retrasan la aparición del siguiente brote y disminuyen su gravedad: “ningún tratamiento asegura que no se llegue a la discapacidad”. Por eso, y pese a que relevó que en julio de este año el Estado pondrá a disposición de todos los afectados tratamientos actualmente en uso en países desarrollados –en base a los medicamentos alemtuzumab, acrelizumab y clabridina-, en reemplazo de la actual, basada en el uso de interferón beta, señala que aún no se aprecian grandes avances en la mejora de esta enfermedad, por lo que aún no hay respuesta frente a la potencial discapacidad que produce.
El estudio y los resultados
Posteriormente, el doctor Naves dio a conocer los orígenes y objetivos del estudio, señalando que parte de los problemas de efectividad de las actuales estrategias terapéuticas se deben a que “todas ellas se administran sistémicamente, de forma subcutánea o intramuscular. Es decir, circulan por todo el organismo, no sólo en el sistema nervioso central, que es donde se está originando el daño. Eso hace que estos tratamientos deben ser administrados en altas dosis y frecuencia, de manera de garantizar que parte de este compuesto activo pueda llegar al SNC y hacer efecto, causando posibles efectos secundarios o exacerbaciones de la enfermedad debido a una inmunosupresión sistémica. Incluso, la misma administración tiene otros inconvenientes: hay un porcentaje considerable de enfermos que manifiestan rechazo a las inyecciones, lo que genera ansiedad, reacciones locales y baja adherencia a los tratamientos. Por eso, encontrar otras vías de administración, como la nasal, puede mejorar su adherencia y efectividad”
En base a estas conclusiones, el equipo investigador desarrolló una plataforma para administrar directamente al SNC estos mismos inmunomoduladores –interferón beta- mediante una nanoformulación, con el fin de disminuir significativamente sus dosis y frecuencia. Es decir, se usan nanopartículas o moléculas de origen sintético muy pequeñas, que pueden ser cargadas en su interior con distintos componentes. De esta forma, probaron la efectividad de estas nanopartículas en cuanto a facilitar la llegada del medicamento directamente al SNC para que allí tenga los efectos inmunosupresores, suprimiendo a las células inmunes que generalmente provocan el daño. Y para ello, utilizaron un modelo animal con encefalomielitis autoinmune experimental, EAE, ratones con un componente genético que les otorga susceptibilidad a la enfermedad, en los que se provoca una desmielinización de síntomas similares a los de los pacientes.
Por último, el doctor Luis González, postdoctorando del equipo, explicó los procedimientos para cargar las nanopartículas y su administración vía nasal, que finalmente permitió una liberación lenta del activo inmunomodulador, por lo que se vio aumentada la eficiencia de la terapia al permitir disminuir las dosis y su frecuencia, así como su eficacia en cuanto a respuesta del paciente, más duradera y con brotes de menor gravedad.
“Esto incluso podría redundar en muchas ventajas y beneficios para los enfermos y el sistema de salud, incluso en términos económicos, pues al reducir las dosis se requiere adquirir menos medicamentos”, sentenció el doctor Naves, quien destacó además que esta nueva plataforma “podría encapsular inmunomodeladores o cualquier fármaco que fuese eficiente o efectivo para otras enfermedades neurodegenerativas con un componente inflamatorio al menos en su primera etapa”. Finalmente, dio a conocer que presentaron una solicitud de patente internacional que protege la nanoformulación y sus componentes.