La ceremonia fue presidida por el decano de la Facultad de Medicina, doctor Manuel Kukuljan, junto a la vicedecana (s), profesora Soledad Reyes; el director de Pregrado (s), profesor Diego Cifuentes; la directora del Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido, profesora Marcela Díaz, y la directora de la Escuela de Obstetricia, profesora Érika Carreño.
En sus palabras a la generación 2019, la profesora Carreño celebró a los profesionales, reconociéndolos ya como colegas en ejercicio, señalando que “ustedes fueron parte del último proceso de certificación en el que alcanzamos la máxima calificación de siete años, por segunda vez, lo que da cuenta de la calidad de profesionales que nos comprometemos a entregar al país. Con ustedes iniciamos un proceso de ajuste curricular y debieron participar junto con nosotros en dos evaluaciones del ciclo, cuyos resultados fueron relevantes para seguir mejorando cada año en nuestros procesos. Sin embargo, el período final de su formación coincidió con el estallido social de 2019, por lo que debimos hacer un trabajo conjunto para llegar a acuerdos y finalizar esa etapa; sumado a esto, el inicio para muchos de ustedes de su vida laboral lo marcó la llegada de la pandemia, que aún nos mantiene cuidándonos y cuidando a las personas que necesitan de nuestra atención. Estamos confiados en que contaron con las herramientas necesarias para enfrentar este desafío, debido a que nuestro departamento está conformado por un cuerpo académico altamente comprometido para dar cuenta de lo que declaramos en nuestro perfil de egreso”.
En ese sentido, se refirió al cambio que debieron enfrentar las mujeres en sus deberes laborales y familiares durante el confinamiento, así como el aumento de denuncias de violencia doméstica, “lo que nos obliga a estar permanentemente alertas respecto del enfoque en la atención de salud a las mujeres garantizando, como lo indica la OMS, un cuidado integral no sólo a la madre, para que pueda cumplir con su rol multidimensional, cuidando sus derechos en salud sexual y reproductiva, además de su bienestar durante todo el curso de vida, incorporando aspectos sicológicos y sociales sin descuidar las acciones de protección en el proceso reproductivo”.
De la misma forma, destacó la incorporación durante 2020 de algunos egresados de esta promoción, “apoyándonos en la docencia de campos clínicos para estudiantes de la carrera”. Finalmente, llamó a los nuevos profesionales a mantenerse en un continuo proceso de actualización de sus conocimientos. “Esperamos que ustedes sean parte del cambio de un sistema de salud que aún tiene deudas con las mujeres y comunidades, que requieren de una atención de salud más humanizada y de calidad, centrada en derechos y en sus necesidades, dándole autonomía y con mayor justicia social”.
A nombre de los egresados, la matrona Francisca Valdés recordó los desafíos que junto a sus compañeros debieron enfrentar desde los primeros años de estudios, así como agradeció el apoyo demostrado durante todo el proceso por académicos, funcionarios, familiares y amigos.
Al cierre de la ceremonia, el doctor Manuel Kukuljan felicitó a los nuevos titulados y su incorporación exitosa al mundo laboral, “entregando a la sociedad lo que estudiaron, para lo que se formaron, haciendo más digna la vida de tantas personas a través del trabajo profesional, pero también a través de la actitud ética, ciudadana y humana que va mucho más allá que las destrezas y competencias”. Asimismo, saludó muy especialmente a la profesora Carreño –quien se retira de la vida universitaria-, agradeciendo su trabajo y generosidad.
Luego, recordó que la Escuela de Obstetricia es una de las más antiguas de nuestro plantel, pues lleva 188 años de existencia, “y su mérito, al conseguir su título profesional y al haber convertido sus sueños, esperanzas y talentos en lo que son ahora, se ha podido desarrollar porque existe una escuela como esta, en el contexto de una universidad de una envergadura y complejidad que nos enorgullece, dentro de un país que en los últimos dos siglos se ha transformado en una sociedad de la riqueza y complejidad que tenemos hoy. Para mí esta es la oportunidad de recordar que el futuro desarrollo de nuestro país requiere de ustedes, pues hemos sido beneficiados con la existencia de esta trama social que ha contribuido a la grandeza de nuestra universidad y de nuestra sociedad, que nos ha permitido expresar nuestros talentos y aspirar a una vida mejor. Han recibido una educación para la ciudadanía, para la construcción de un país mejor”.
Por su rendimiento académico, fue distinguida la matrona María José Vargas; el premio al Espíritu Profesional fue para Paz Stark y la distinción al mejor compañero fue para Héctor Rapiman.