El proyecto contó con el patrocinio del Ministerio de Salud, la Organización Panamericana de la Salud y la organización Escuelas de Construcción de Soberanía en Salud, ECOSS de Barrio, y partió con una inédita consulta ciudadana que se realizó entre agosto y septiembre de 2019, con el fin de identificar los desafíos científicos en salud que nuestro país debe abordar en forma prioritaria. A través de un sitio web dispuesto especialmente para estos fines, se recibieron alrededor de 1.100 preguntas, de las cuales un 65% fueron planteadas por mujeres. Asimismo se recibieron aportes desde todas las regiones del país, correspondiendo el 70% a la Metropolitana y el 30% restante a otras zonas de Chile.
Así lo dio a conocer la profesora Olga Toro, encargada del equipo coordinador del proyecto, integrado además por los doctores Juan Pablo Torres, vicedecano de la Facultad de Medicina; Rómulo Fuentes, director de Investigación 2018-2022 y los integrantes de la Dirección de Innovación Carolina Carstens, Nicolás Arancibia y Bárbara Torres. Estos resultados fueron presentados en la actividad de cierre de esta iniciativa, que se realizó el 3 de agosto de 2022 presidida por el decano de nuestro plantel, doctor Miguel O’Ryan, y que contó con la presencia del subsecretario de Salud, doctor Cristóbal Cuadrado, además de numerosas autoridades institucionales y universitarias.
Al dirigirse a los asistentes, el doctor Fuentes destacó que este trabajo comenzó a mediados de 2019, “en un Chile pre estallido y antes de la pandemia, y se desarrolló en ese contexto. El objetivo fue identificar las preguntas de investigación en el área de salud prioritarias a nivel nacional; y si bien es un planteamiento directo, su ejecución es muy compleja”. Esto, pues ejemplificó que “el financiamiento de la ciencia es una forma de priorizar; en países desarrollados otorgan el establecimiento de estas prioridades a los propios investigadores, pero tiene el problema que los recursos que se pueden destinar a ello son limitados. Por otra parte, se puede priorizar según la realidad urgente que plantean los desafíos de salud humanos, y el ejemplo inmediato es la pandemia, que logró un consenso global para el estudio del SARS CoV2 que llevó a una proeza sin precedentes, pues en muy pocos años se generó mucho conocimiento e inmunizar a la población. Entre esos dos extremos: la priorización en manos de los investigadores, y la que plantean las necesidades humanas, el proyecto de las 51 preguntas hizo un excelente trabajo equilibrando estas dos estrategias. De esta manera, la metodología se nutre de la sociedad, y eso enriquece lo que posteriormente se entrega a actores más especializados para su avance”.
Luego, el decano de la Facultad de Medicina, doctor Miguel O’Ryan, mostró su satisfacción por los resultados de esta iniciativa, “que representan el quehacer de una institución como la nuestra que es pensarse a sí misma, pensar en las problemáticas del país e introducir una metodología robusta que permite identificar preguntas relevantes que serán útiles para un espectro amplio de la sociedad chilena mirando al futuro. Estas preguntas esperemos que ayuden a iluminar a muchos actores que van a desarrollar la ciencia mirando al porvenir. No puedo pensar en una mejor herencia que la que han hecho ustedes, liderados por el doctor Manuel Kukuljan en el decanato anterior”.
Posteriormente, el doctor Kukuljan relevó que “este es un ejemplo extraordinario de cómo se pueden juntar dos visiones que pueden aparecer contrapuestas, como la visión de la democracia directa, donde cada uno opina sobre todo, o la visión de los técnicos. Poder juntar la participación extraordinariamente amplia de la comunidad con la reflexión y el conocimiento de los expertos en algo aceptado de manera consensuada es un gran logro. Este método lo hemos puesto en práctica no solamente en esta oportunidad; lo que fue la gestión de nuestro Proyecto de Desarrollo Institucional fue conducido por Olga Toro y ahí, a partir de la opinión de cientos de personas se llegó a un documento extraordinariamente sólido en términos de su concepciones, en un proceso también sólido en cuanto a la democracia involucrada como del rigor aplicado a su manejo. Creo que esta manera de ver las cosas es algo que debemos exportar y reforzar en cómo tomamos las decisiones; para empezar, dentro de nuestra universidad”.
A ello agregó que “ahora nos queda la parte más difícil: ¿qué hacemos con ello?; ¿cómo esto se traduce en decisiones?; ¿cómo hacemos que las decisiones operativas de cada una de nuestras unidades vayan en estos caminos y no en otros? Ese es el desafío grande que viene ahora, pero me parece que dada la solidez del proceso y lo aceptado que está por parte de nuestra comunidad, va a ser mucho más fácil seguirlo que si no hubiera sido así”.
Los resultados
En la presentación de los resultados, la profesora Olga Toro explicó que en la primera etapa del proyecto se realizó una consulta virtual abierta que contó con la participación de profesionales de salud, investigadores, miembros de la sociedad civil y tomadores de decisión provenientes de 14 regiones de Chile, “de los cuales el 65% fueron mujeres; 50% personas que trabajan en el sistema de salud, 25% referentes de la sociedad civil y 17% investigadores”.
Luego, en la etapa de priorización se integraron 93 expertos de nueve regiones del país, de los cuales casi el 90% eran científicos; 5,4% pertenecientes a instituciones de atención en salud y 2,2% al Ministerio de Salud. Y en la fase de validación fueron convocados 499 investigadores, de los cuales participaron activamente alrededor del 10%, trabajo del cual emanaron las 51 preguntas finales agrupadas por categorías; de esta forma salud mental, cáncer, envejecimiento y gestión del sistema de salud fueron algunas de las áreas que más se repitieron como necesidades más sentidas por la comunidad nacional. “Creemos que para hacer viables los futuros avances de investigación se deben desarrollar proyectos con asociatividad, ya sea con el nivel gubernamental o con otras instituciones y la sociedad civil; trans e interdisciplinarios, representando la diversidad de realidades de nuestro país. Además, se debe fomentar la formación integral en investigación, relevar el rol social de estos estudios, con comunidades partícipes de manera activa en todos estos procesos”.
El valor de lo público
Al momento de ponderar este insumo, el subsecretario de Salud, doctor Cristóbal Cuadrado, dijo que “lo que nos comparten en este trabajo es de un altísimo valor público, y eso es lo que uno espera de la Universidad de Chile en alianza con actores tan importantes como la sociedad civil, la OMS y la colaboración con Minsal. Haber avanzado en un proyecto de este tipo con una metodología participativa, poniendo en juego los distintos saberes que se cuentan en la comunidad académica, podemos llegar a que miramos estas 51 preguntas y decimos que sí, aquí están contenidos los grandes énfasis y preocupaciones, y qué importante es que podamos sentir eso colectivamente”. A ello agregó que “priorizar nunca es sencillo; los tomadores de decisiones estamos ante altísimas incertidumbres y herramientas como estas aumentan las certezas y dan valor público”.
Finalmente el doctor Andrés Couve, académico del Departamento de Neurociencia y ex ministro de Ciencias 2018-2022, recordó lo que fue la génesis de este proyecto y agradeció las gestiones del doctor Juan Pablo Torres –en ese momento director de Innovación de la Facultad de Medicina- para ponerlo en marcha y estableciendo, así, un marco de prioridades en investigación en salud. “En Chile tenemos un déficit en priorizar; si se mira cómo los países han logrado financiar adecuadamente la investigación científica, lo hacen priorizando proyectos, y eso implica elaborar estrategias de manera legítima. No significa no invertir en investigación por curiosidad, guiada por las vocaciones de los científicos; eso lo hemos hecho relativamente bien. Lo otro no, porque no tenemos un conjunto de herramientas que nos permitan financiar proyectos estratégicos, ahí debemos poner la atención con cosas como esta, y en todos los ámbitos, no solamente en salud. Elaborar esas estrategias de forma legítima es tremendamente difícil, por lo tanto este esfuerzo debe tener todo el reconocimiento”. Por último, aprovechó de agradecer toda la dedicación y compromiso de los académicos de la Universidad de Chile y de la Facultad de Medicina durante la pandemia y en relación a su gestión ministerial, relevando nuevamente la asesoría que prestó el doctor Torres con información basada en evidencia para la toma de decisiones.