Cada día surgen nuevas evidencias del potencial que tienen las herramientas digitales como instrumentos al servicio de la prevención y tratamiento de problemas de salud mental, especialmente en los jóvenes, la generación que nació en un mundo digital.
Un reciente ejemplo fue publicado en la revista Nature por investigadores de las universidades de Rochester, Stanford y de Texas-Austin, en Estados Unidos. El equipo condujo seis experimentos doble ciego en 4.200 estudiantes de escuelas secundarias y universidades -provenientes de familias vulnerables-, para evaluar el impacto de intervenciones digitales con módulos autoguiados de 30 minutos que apuntaban a modificar la percepción y manejo del estrés.
La propuesta era que los jóvenes dejaran de evitar o minimizar el estrés, y aprendieran que es controlable e incluso beneficioso, ya que puede utilizarse como un elemento potenciador para su desempeño global. Los resultados fueron alentadores: mejoraron los aspectos cognitivos, la reactividad cardiovascular, los niveles diarios de cortisol, la sensación de bienestar psicológico, los síntomas de ansiedad -en pleno confinamiento por COVID-19- y los resultados académicos.
Para los autores, esta investigación “identificó un tratamiento para el estrés adolescente que, en principio, puede ser escalado a nivel nacional con un bajo costo”. Ese aspecto es justamente uno de los más valiosos y atractivos que han manifestado profesionales de la salud mental en el mundo sobre las herramientas digitales. Según la directora del Núcleo Milenio Imhay y académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, doctora Vania Martínez, la ventaja de estas intervenciones digitales es que “se pueden diseminar o hacer llegar a una mayor cantidad de personas a un menor costo y con menos barreras de acceso. En Imhay tenemos investigación en ese sentido y uno de nuestros sellos es utilizar las tecnologías para llevar a cabo intervenciones, principalmente a nivel de prevención y de intervención temprana y oportuna”.
De hecho, académicos de esta unidad están desarrollando cuatro investigaciones para estudiar la eficacia o la usabilidad de aplicaciones, dispositivos y programas con componentes digitales en estudiantes secundarios y universitarios. La ventaja de apoyarse en estos medios es que facilitan el acceso y dan flexibilidad de uso, porque cada cual elige cuándo y desde dónde conectarse.
“Este tipo de intervenciones, además, permite mayor confidencialidad y anonimato, lo cual es muy atractivo para quien ven el buscar ayuda como un mayor estigma, que no quieren que el resto de la gente sepa que tienen algún problema o prefieren mantenerlo de forma más privada”, explica Daniela Lira, psicóloga e investigadora doctoral de Imhay. “De esta forma, no tienen que salir de su casa, nadie se entera de que se están atendiendo o que están utilizando alguna herramienta de salud mental. Este es uno de los motivos por los cuales este tipo de instrumentos pueden ser consideradas útiles, ya que de otra manera es muy probable que no busquen ayuda para acceder a servicios de salud mental. Por otra parte el internet, las plataformas digitales, las aplicaciones, son un espacio más de interacción para los jóvenes, forman parte de su mundo cotidiano y es muy atrayente”.
Para y con los jóvenes
La tesis que Daniela Lira está realizando para su Doctorado en Psicoterapia, programa de postgrado impartido en conjunto entre las universidades de Chile y Católica, se enmarca justamente en uno de estos temas: está diseñando y adaptando una aplicación para dispositivos móviles orientada a prevenir la ansiedad y depresión en jóvenes universitarios.
“Lo que estamos haciendo es trabajar en conjunto con estudiantes universitarios mediante talleres participativos. Les hacemos preguntas acerca de qué elementos ellos ven que pueden ser incorporados en esta aplicación, y ahí tomamos como punto de partida la aplicación Cuida tu Ánimo”, cuenta Daniela Lira.
“Agregaremos componentes para abordar la ansiedad -porque originalmente estaba enfocada solo en depresión- para enfrentar los desafíos particulares de estudiantes universitarios. Además, este estudio tiene un aspecto muy propio de Imhay: trabajamos con y para jóvenes. No es que desarrollemos una herramienta y se la pasemos, sino que preguntamos qué necesitan, qué y cómo la prefieren, de manera que hacemos una co-construcción. La investigación ha mostrado que este método es una de las estrategias más efectivas para que estas aplicaciones puedan ser ocupadas de mejor forma a largo plazo”.
Pero no sólo hay investigaciones en marcha; en Imhay también hay resultados. Por ejemplo, el programa Cuida tu Ánimo vía web es una intervención para prevenir y tratar tempranamente la depresión en escolares. Es así que un equipo liderado por la Dra. Vania Martínez publicó en 2021 los detalles de un estudio piloto con adolescentes de Chile y Colombia.
¿Sus conclusiones? “Mostró alta aceptabilidad, pero también problemas de nivel de uso, lo que está en la misma línea de lo que se ha visto en otras investigaciones internacionales” refiere la académica. De hecho, una de las conclusiones del equipo investigador fue que “los resultados muestran la necesidad de mejorar la intervención incrementando sus niveles de personalización y desarrollar estrategias para mejorar la adherencia”. Es así como se mejoró el programa y se llevó a cabo un estudio mayor para evaluar la eficacia. Los resultados de este estudio que están en proceso de publicación, demostraron la reducción de síntomas depresivos en estudiantes secundarios en Chile.
La adherencia de las personas a planes preventivos o tratamientos es uno de los grandes desafíos que siguen teniendo los profesionales de salud mental. “En esta línea, favorecer la participación de los usuarios en el diseño de estas intervenciones parece ser el camino para enfrentar ese desafío. Tanto en lo digital como en salud mental, es algo que está viéndose más”, dice la investigadora de Imhay Daniela Lira. “La estrategia es incluir a las personas dentro de los mismos procesos, tanto de diseño de investigación como de diseño de herramientas o tratamientos, y no sólo como sujetos de estudio”, concluye.