Así lo explica el profesor Rodrigo Latorre, académico del Departamento de Kinesiología de la Facultad de Medicina y uno de los organizadores de este encuentro on line –gratuito para los interesados- que convocará a docentes de las universidades de Chile, Mayor, Los Andes, Católica de Uruguay, Nacional de Rosario en Argentina, de La Sabana en Colombia y del Fútbol y Ciencias del Deporte de México.
“En base a todo el trabajo a distancia que hicimos en materia de difusión y capacitación durante la pandemia nació la idea de crear un grupo de académicos universitarios latinoamericanos de Fisioterapia y Kinesiología; de hecho, con la Universidad Católica del Uruguay ya tenemos un convenio de cooperación vigente desde agosto recién pasado”, señala el profesor Latorre, quien también es autor de un capítulo en el libro "Medicina y Ciencias Aplicadas al Fútbol", editado recientemente por Clínica Meds. “Es bajo este alero que queremos compartir la experiencia que tenemos en relación al fútbol invitando a expertos de estas instituciones para abordar exclusivamente disfunciones músculo esqueléticas asociadas a estos jugadores de alto rendimiento pues como profesionales de la salud podemos contribuir a prevenir la aparición de lesiones, tratarlas y contribuir a su completa recuperación, prolongando su vida como deportistas”.
¿Cuáles son las principales lesiones que afectan a los futbolistas, y en ese sentido las intervenciones que ustedes pueden hacer?
Como es un deporte de contacto, las más frecuentes son las lesiones por impacto, entre las cuales se destacan las musculares y ligamentosas; también hay fracturas, pero esos son casos más extremos. También debemos considerar que hay condiciones propias del fútbol que favorecen estas lesiones, como es su calzado: esas zapatillas tienen toperoles, que permiten un mayor agarre a la cancha dando una muy buena base de apoyo que facilite cambios rápidos de dirección; pero si no hay una buena coordinación neuromuscular puede haber giros en rodilla que la torsionen y generen lesiones en los ligamentos cruzados, daño en meniscos y esguinces de ligamentos colaterales mediales y laterales.
Por otro lado, las lesiones musculares se producen por sobreesfuerzo y fatiga muscular, y es que el entrenamiento que tienen los futbolistas es tan exigente que la coordinación neuromuscular muchas veces se pierde, lo que hace que lleguen tarde a la pelota o que, en un cambio de dirección, no logren una buena contracción muscular, lo que favorece un desgarro.
A ello, el profesor Latorre añade que “algunas lesiones se relacionan con el lugar que ocupa el deportista en la cancha. Un arquero tiene más problemas de miembro superior: hombro, manos, por el impacto que va a recibir al momento de jugar. Defensas y delanteros van a estar más propensos a lesiones de rodilla porque van al choque: daño a ligamento cruzado anterior, menisco y desgarros musculares. Los desgarros, eso sí, se producen más cerca de los partidos finales, porque están jugando con una fatiga músculo esquelética importante; por eso es que son tan importantes los cambios entre jugadores y el trabajo recuperativo para evitar las lesiones.
Deportistas sanos versus deportistas ganadores
Para mantener la salud del jugador dentro y fuera de la cancha, y prolongar su carrera deportiva, los kinesiólogos “enfrentamos un dilema, junto al equipo de salud, porque buscamos tener deportistas sanos, pero estamos en un ambiente competitivo donde necesitan deportistas ganadores. Cuando estamos en la disyuntiva con el entrenador, con el futbolista, con el ambiente deportivo, muchas veces tenemos que llegar a un equilibrio en donde pueda jugar pese a una lesión, haciendo algunas intervenciones para evitar que esta lesión crezca en el tiempo. En un mundial el jugador tiene que rendir, es lo que nos solicita el ambiente y el entrenador, pero el deportista también, porque es en esas finales donde puede decidirse su futuro”, explica el profesor Latorre.
A ello, añade que “los avances de la ciencia nos han permitido llegar antes de la lesión, mediante intervenciones preventivas. Los futbolistas de antes eran longilíneos, muy atléticos, pero los actuales son casi fisicoculturistas, con un desarrollo muscular mucho mayor y eso ha ocurrido por la evolución de los tipos de entrenamiento. Si tienen una mejor condición física van a tener menores posibilidades de lesionarse y van a rendir el 100% siempre, incluso el 120% en las finales”. En ese sentido, informa, la fisiología del ejercicio va a ayudar, por ejemplo, a que el deportista tenga una mejor condición de consumo de oxígeno, lo que significa que optimizará la ganancia energética de su musculatura y de todos sus tejidos.
Ya en la cancha, señala, “contamos con diferentes estrategias terapéuticas, como terapia manual; por ejemplo, para mejorar la irrigación sanguínea en contracturas musculares que podrían causar lesiones o desgarros, estrategias instrumentales como la punción seca, que es el uso de una aguja maciza similar a las de acupuntura –podríamos decir que es la proyección de la mano hacia el músculo-, donde vamos a disolver esta zona hipercontracturada que se denomina punto gatillo”.
Si, lamentablemente, el daño ya está hecho “tenemos herramientas para mejorar el ambiente de la lesión, de modo que se produzca su reparación y recuperación en óptimas condiciones; esto significa que tenga una cicatriz pequeña, flexible y bien consolidada. Pero a veces ocurre que ecográficamente tanto los kinesiólogos como los médicos podemos observar, por ejemplo, que un desgarro muscular está completamente cicatrizado, aunque el componente neurológico -como es la coordinación- no se recupera tan rápido como el tejido; por lo tanto el músculo está sano, cicatrizado, pero no se contrae de forma coordinada, lo que lo predispone a una nueva lesión”.
Por eso es que a veces hay jugadores que salen de una lesión y muy pronto tienen otra…
Hemos visto casos así, deportistas que se recuperan y se lesionan de nuevo, porque se les apura mucho en el proceso de reintegro deportivo; la coordinación neuromuscular no es tan rápida, pero es necesario que vuelva pronto a la cancha porque es muy caro mantenerlo en la banca. Por eso a veces solicitamos que juegue sólo durante un tiempo acotado, en el segundo tiempo, cuando sus rivales están más cansados y así no lo presionen tanto, o sólo por lapsos pequeños hasta que se haya recuperado completamente. Esto ocurre porque la lesión histológica del tejido repara mucho más rápido que la coordinación neuromuscular, que es la capacidad de generar contracciones coordinadas como una correcta funcionalidad de todo el cuerpo; si no está coordinado, como es en el caso de un desgarro, puede ocurrir una adherenciolisis, que es un nuevo desgarro entre el tejido sano y la cicatriz.
Prevención y recuperación
En todo caso, recuerda que un deportista tiene una condición músculo esquelética que favorece su rápida recuperación. “Antes una operación de ligamento cruzado tenía una recuperación de entre seis y nueve meses; pero la evidencia y la ciencia han avanzado, y ahora son cirugías mínimamente invasivas, también con medicación que va a colaborar en el proceso de recuperación, permitiendo devolver el deportista a la cancha en plazos mucho más cortos”.
De hecho, recuerda que “frente a una lesión de meniscos, hace 20 años lo que se hacía es que se sacaba porque se pensaba que no tenía mayor injerencia dentro de la articulación de la rodilla, pero después se descubrió que es importantísimo para la congruencia articular y, si se saca, favorece la aparición de artrosis en muy poco tiempo. Ahora es posible hacer reparación específica de la lesión del menisco, lo que ha prolongado la vida útil del deportista manteniendo un alto nivel de entrenamiento y competitivo. Lo ideal es un manejo kinesiológico preoperatorio y postoperatorio inmediato, con lo que se logra una tasa de retorno a las canchas de entre un 90-95% en las mismas o muy similares condiciones que antes de la lesión”.
El proceso preventivo tiene mejor resultado si comienza educando al jugador desde temprana edad, lo que quizás no siempre es posible en clubes con recursos limitados…
Va a depender de la evaluación física que se realice, pero también psicológica y nutricional, porque jugadores que no cumplen con los requerimientos básicos nutricionales van a tener tejido de mala calidad. Con las mejoras en los ámbitos de prevención y tratamiento ya tenemos jugadores que llegan a los 40 o 45 años con un excelente ritmo de entrenamiento y deportivo. Si queremos tener ganadores tenemos que partir desde esa base, asegurando desde la nutrición en adelante, que es lo que los hacen los clubes grandes cuando llevan a niños talentosos a entrenar a sus recintos, donde les dan alimentación, educación y formación desde pequeños con un entrenamiento y cuidados de salud acordes a su ciclo vital. Por eso es que en Chile tenemos muchos equipos, pero no todos pelean las copas.
En los clubes europeos, añade, “los jugadores tienen muy buen rendimiento porque hay conciencia de profesionalismo tanto para el entrenamiento como para el descanso. Por ejemplo, el Real Madrid tiene cámaras hiperbáricas para que los jugadores reciban oxígeno a presión, favoreciendo la reparación de sus tejidos. Después de cada partido los deportistas deben hacer trabajo recuperativo, sesiones de kinesiología, y luego descansar. Por eso decimos que el proceso correcto parte en el gimnasio haciendo acondicionamiento físico antes del partido y de vuelta para la actividad recuperativa, para de ahí ir a dormir”.
Entre estas técnicas de recuperación está el manejo de micro lesiones que producen edemas post ejercicio “y que puede ser deletéreo si es que impide un correcto flujo sanguíneo al músculo, por lo tanto ahí viene el trabajo recuperativo, mediante agentes físicos y recuperación del reposo muscular, elongaciones específicas para bajar el tono muscular, incluso la masoterapia y baños de contraste, de manera de dejar al cuerpo en condiciones óptimas para su reparación y correcta función”.