Según explica, este curso es una instancia totalmente voluntaria, extracurricular y gratuita que la Escuela de Medicina ofrece a los recién egresados para preparar el Eunacom en su sección teórica. “Además, en los últimos tres años, incluye jornadas de egreso que son instancias que permiten brindar insumos para la eventual salida al mundo profesional y que han sido muy bien evaluadas por los participantes del curso. He sido el profesor encargado en las últimas tres cohortes y bajo las indicaciones de la dirección de escuela hemos diseñado, gestionado e implementado este curso de modalidad mixta de 128 horas de duración, que ha tenido logros significativos”.
En ese sentido, el doctor Rojas da a conocer que “los resultados de este año son muy positivos para nuestros recién egresados y para nosotros como institución. Se logró el puntaje más alto del que tenemos registro; superior en 10 puntos sobre el resto de los egresados formados en el país de la misma promoción y con una baja dispersión. Esto último es muy importante, considerando que los médicos de la Universidad de Chile –esta generación bordea los 200-, representan cerca del 10% del total de egresados de las instituciones que integran la Asociación de Facultades de Medicina de Chile, Asofamech. 43 de nuestros estudiantes obtuvieron sobre 90 puntos, o sea respondieron más del 90% de preguntas correctas de un total de 180. Si lo vemos en percentiles, del universo de quienes rindieron este examen, diez de nuestros estudiantes se ubican sobre el percentil 99 y más de un tercio de la generación sobre el percentil 90, lo que refleja resultados de excelencia considerando nuestro alto número de egresados respecto al total de Asofamech”.
Una suma de compromisos
Respecto al desafío que significó el curso 2022, el doctor Rojas ahonda en que el primer reto fue el ajuste en el calendario: “usualmente, este es un curso intensivo de un mes previo al examen, pero las modificaciones de fecha de su rendición teórica, además de otros ajustes de cronograma, obligaron a que el curso comenzara en octubre, en forma paralela a los últimos meses de internado. Otro aspecto que creemos que se transformó en una ventana de oportunidad, es que se ha cambiado la modalidad del curso a semipresencial; hay algunas instancias que son presenciales bajo ciertos criterios académicos, pero parte importante del curso está en la plataforma EOL para revisión asincrónica, aprovechando el material propio de las instancias del curso en periodo de pandemia, lo que permite ajustar en forma adecuada los resultados de aprendizaje con la metodología además de la autogestión de los tiempos de estudio”. En ese sentido, destaca, “un aspecto esencial que puede desprenderse de este proceso es que pese a la contingencia sanitaria, que ha implicado un esfuerzo de adaptación enorme para cumplir los planes de estudio, como Universidad de Chile hemos podido seguir ofreciendo una formación de excelencia académica, reflejo de una resiliencia formativa frente a escenarios adversos, en el que cada estamento ha participado activamente para permitir logros como un resultado muy positivo en esta prueba teórica”.
La gestión de este curso es compleja, añade el docente, “pues considera contenidos de más de 21 especialidades, involucra 1543 situaciones clínicas y requiere enfoques académicos que deben ser priorizados, dado que es poco realista repasar toda la medicina general en pocas semanas. La coordinación con el internado de séptimo para evitar todo tipo de topes de horario, la importante articulación con los docentes que preparan cada instancia presencial con profesionalismo y preocupación en forma totalmente voluntaria; brindar los espacios para que los estudiantes puedan realizar el curso, realizar los ensayos Eunacom para aspirar a simulacros lo más realistas posibles, entre otros aspectos, hace de este curso un desafío académico muy especial, pero que ha sido posible superar con éxito gracias al compromiso de la dirección de escuela, de los académicos de internado, de la plataforma EOL y de los recién egresados, que son las y los protagonistas de este proceso”.
Mejoras factibles
En todo caso, el doctor Rojas comenta que “este curso ha realizado modificaciones importantes año a año para intentar amortiguar los efectos de una formación de internado en pandemia. Dado que este es un examen teórico y escrito, mide aplicación de contenidos en un nivel limitado de logro de competencias, por lo que creemos que no es un buen indicador en términos de indicar diferencias de competencias clínicas por cohorte. Nuestra sensación es que la resiliencia de la Universidad de Chile ha permitido que estas diferencias sean mínimas. Desde que asumimos la coordinación de este curso hemos tenido una pendiente al alza en términos del puntaje promedio y una enorme reducción en su tasa de reprobación, lo que demuestra que este examen es sensible a la gestión docente, “preparable” y, por tanto, sus resultados son relativamente manipulables, lo que lo hace una herramienta imperfecta de evaluación”.
¿Qué cambios considera usted que se le debería hacer a esta prueba para que fuera más representativa de la complejidad formativa en Medicina?
A mi juicio, la sección teórica requiere una reflexión profunda tanto en su estructura como en sus implicancias. Las preguntas de opción múltiple, en particular las de tipo viñeta, alcanzan el nivel de “saber cómo”; es decir, permiten evaluar saber contextualizado y razonamiento clínico, sin alcanzar niveles superiores que evalúen, además de conocimiento, habilidades y actitudes. Es importante comprender esta limitación en el contexto que se evalúan médicos generales, de siete años de formación, con una prueba escrita y no con su desempeño clínico.
“Otro aspecto importante es respecto a la construcción de las preguntas, dado que se desconoce si cumplen criterios de calidad técnica, en lo que como coordinadores de este curso tenemos importantes dudas. Las consecuencias de este aspecto son profundas, dado que nos preguntamos si se está evaluando lo que se pretende evaluar, y si los errores no implican distorsiones estructurales del instrumento. Hay otras discusiones asociadas respecto al perfil de conocimientos y a la ponderación de preguntas por especialidad, pero que son un tema que requiere una profundización particular”, dice el doctor Rojas.
En el mismo sentido, hace una reflexión en “lo que a mi juicio es un elemento de importante preocupación respecto de este instrumento: su ponderación creciente en la calificación médica nacional, que es la nota que permite la postulación a concursos nacionales, cuyo cálculo realiza la unidad de análisis Eunacom. Me impresiona que este aspecto distorsiona el espíritu de la ley nº20.261 y brinda una importancia inapropiada y desmesurada de este instrumento que es escrito y, como ya expliqué, manipulable; de hecho, por esta razón es que existen varios centros privados que ofrecen preparación para esta prueba. Desde mi punto de vista, creo que la unidad de análisis eunacom no debería tener a cargo un aspecto tan esencial como el cálculo de la calificación médica nacional en un proceso que debería tener altos estándares de transparencia y objetividad. Hoy en día un estudiante tiene una nota X como nota de título, pero recibe una nota Y como calificación médica nacional, y no conoce con exactitud la fórmula que determinó esta transformación, lo que es complejo dada las masivas consecuencias que tiene la calificación médica nacional. Espero que se abra esta discusión en la academia y también a nivel político para volver el proceso más justo y transparente”.