El encuentro se realizó el 7 de septiembre de 2023, en una convocatoria abierta a la institución encabezada por el decano de nuestro plantel, doctor Miguel O’Ryan, quien se dirigió a los presentes invitando a reflexionar acerca de “lo que considero el aspecto más significativo de esta conmemoración, de un período que se inicia el año 1973, como es revelar la trágica pérdida de vidas humanas, específicamente aquellas que ocurrieron en nuestra comunidad”. Así, pidió un minuto de silencio por los estudiantes María Angélica Andreoli, Pablo Aranda, Oscar Avello, Sara Donoso Palacios, José García Franco, Ramiro González, Jorge Ortiz, Ricardo Pincheira, Hernán Sarmiento, Renato Sepúlveda, Rosa Soliz y Álvaro Vallejos; por los doctores Héctor García, Jorge Klein y Enrique París y por los funcionarios Lucio Bagus, Juan Chacón Olivares, Claudio González, Marcos Quiñones, Samuel Silva y Carolina Wiff, cuyos rostros fueron recordados.
Luego de ello, el doctor O’Ryan continuó señalando que “en el mundo actual, donde las aventuras populistas y totalitarias continúan ocurriendo en países pequeños, medios y grandes, y en donde los apremios ilegítimos de diferente naturaleza se repiten, con el resultado adicional de migraciones masivas inhumanas, se hace necesario denunciar sin matices a dictadores, compadecer genuinamente a quienes sufren las consecuencias de estas dictaduras, y reflexionar sobre sus orígenes y consecuencias y, lo que es más importante, el qué pueden hacer las sociedades para evitar su ocurrencia”.
Por eso, relevó el valor de la memoria colectiva, “fundada primeramente en quienes vivieron directamente los horrores y diversos sufrimientos durante la dictadura –hoy en una gran mayoría parte de nuestra comunidad de adultos mayores-, en aquellos que sufrimos la ausencia de libertad de expresión, entre muchas otras pérdidas de libertades. ¡Qué duro, humillante y opresivo es no poder expresar lo que uno piensa por temor legítimo a una represalia por quienes ejercen el poder! La memoria colectiva que aportan los descendientes que nacieron posterior al golpe, pero vivenciaron los sufrimientos de sus padres y/o abuelos; los más jóvenes, quienes han escuchado o leído sobre el período; la memoria colectiva para contrarrestar a quienes prefieren evitar recordar o para quienes el período pasó en forma indiferente, e incluso, hay que decirlo, para contrarrestar a quienes justificaron, relativizaron o minimizaron el golpe y aún sus consecuencias de vulneración de derechos humanos por diversos motivos”.
Así, finalizó relevando que “esta realidad actual nos debe alertar y a mi juicio, nos obliga, como integrantes de la Universidad de Chile, cuna del pensamiento reflexivo del país, a ejercer un rol de promoción activa de los valores democráticos, y a condenar la violencia venga de donde venga, y sin justificación alguna en una democracia plena, en toda instancia donde tengamos presencia. Los países que crecen, se desarrollan y avanzan en una mayor armonía social son aquellos en donde se fomenta el reconocimiento y aprecio por la diversidad, por el diálogo con convicciones, pero respetuoso, con verdadera disposición a escuchar, reflexionar y capacidad de ceder en las propias posiciones para avanzar acuerdos. Nuestra propia experiencia histórica nos ha demostrado que cuando nos apartamos de este camino, y entramos en un espiral de intolerancia, posiciones intransigentes, discurso virulento y dogmático, el país y nuestra comunidad se resiente, decae anímicamente, pierde esperanza en nuestras propias capacidades y nuestras expectativas de futuro. Por el contrario, nuestra experiencia nos ha mostrado que cuando logramos avanzar en acercar visiones y posiciones, encontrar denominadores comunes que nos identifican como chilenos, alcanzar acuerdos donde los diferentes sectores ceden en sus posiciones, el país, nuestra gente, se alegra, crece en autoestima, y se proyecta en su tierra, en la cual se puede sentir orgulloso, partícipe de su construcción para su propio futuro y para el de sus hijos y nietos”.
En la presentación de la Camerata Vocal de la Universidad de Chile su director, el maestro Juan Pablo Villarroel, destacó el rol de la Casa de Bello junto a las víctimas de la dictadura y a la búsqueda de la verdad, para luego dar pie a un repertorio que incorporó piezas destacadas de las obras de Violeta Parra, como “Gracias a la Vida”, “Volver a los 17”, “¿Qué he sacado con quererte?”, “Acerca la Viola” y “Run Run se fue pa’l norte”; de Patricio Manns, como “Arriba en la Cordillera”; de Osvaldo Rodríguez, como “Valparaíso”, y de Víctor Jara –para quien solicitó un aplauso de pie-, como son “Manifiesto”, “El aparecido”, “El cigarrito”, “Te recuerdo Amanda”, “Lo único que tengo” y “Luchín”.