El Fondo Concursable Valentín Letelier fue creado en el año 2010 por la Vicerrectoría de Extensión y Comunicaciones de la Universidad de Chile. Desde entonces, se ha convertido en una valorada instancia de vinculación de los conocimientos y saberes que se cultivan en nuestra casa de estudios con la ciudadanía de diversas regiones del país, en coherencia con la misión y labor pública de la Casa de Bello.
A través de este fondo, se busca generar estrategias que promuevan el desarrollo y fortalecimiento de proyectos que vayan en la línea de las artes, cultura y patrimonio, la línea de participación comunitaria o trabajen en la línea de ciencia, tecnología y del ámbito de la salud.
Esta última temática es justamente aquella sobre la que trabaja el profesor Álvaro Besoaín, quien se adjudicó el financiamiento del Fondo Concursable Valentín Letelier en su versión 2023, con el proyecto titulado “Estrategia de promoción y defensa de derechos sexuales y reproductivos de personas con discapacidad en escuelas especiales de la Región Metropolitana”.
El profesor Besoaín mencionó que “esta iniciativa constituye un espacio de colaboración público-público entre la Universidad de Chile, con dos escuelas especiales de la Región Metropolitana: la Escuela Diferencial Santa Teresa de Ávila, de la comuna de Recoleta, y la Escuela Especial Sargento Candelaria, de la comuna de Cerro Navia”.
La intervención, que comenzará a ser ejecutada formalmente durante mayo de 2024, “es la continuidad de un proyecto de extensión previamente ejecutado desde la Facultad de Medicina, sobre la misma temática”, explicó el profesor Álvaro Besoaín.
En particular, este nuevo estudio busca, en palabras del académico del Departamento de Kinesiología, “identificar las experiencias previas en torno a educación sexual, además de acceso a información y servicios, de los estudiantes y comunidad educativa de estas dos escuelas”, señaló.
También pretende “desarrollar estrategias, y un modelo de apoyo y de aprendizaje, entre la comunidad educativa de las escuelas y nuestra comunidad universitaria, asociado a la promoción de educación sexual integral, y derechos sexuales y reproductivos, con perspectiva comunitaria”, añadió.
Asimismo, “intenta fortalecer la articulación entre los actores de la comunidad educativa, para la promoción de derechos sexuales y reproductivos, de forma inclusiva, pública, comunitaria y sostenible”
Por último, el profesor Álvaro Besoaín, manifestó que quieren “establecer una estrategia de difusión de los resultados del trabajo con las escuelas, y de las necesidades de las comunidades educativas, hacia la sociedad civil, universidades y tomadores de decisiones”, enfatizó.
Esta iniciativa tiene como rasgo distintivo el trabajo colectivo entre dos escuelas, además de la interacción con la Universidad de Chile, a través de cuatro grandes etapas de ejecución: “Una primera etapa, es la de diagnóstico, donde se conforma un comité conductor del proyecto, desarrollado junto a las escuelas, para realizar el diagnóstico con sus comunidades educativas, es decir, equipo docente y paradocente, estudiantes, madres, padres y apoderados”, señaló el profesor Álvaro Besoaín.
En las palabras del académico, “esta etapa es fundamental, porque permite definir qué necesita cada comunidad, y cómo lo vamos a trabajar. Hay que tener en claro que el trabajo que se va a desarrollar durante el proyecto es alineado a las necesidades exclusivas de cada comunidad. Es decir, no son cosas que nosotros como universidad veníamos a traer de la nada, sino que todo lo que se realizará es enfocado a lo que las escuelas requieran”, explicó.
En segundo lugar, se realiza la etapa de planificación: “En base a lo que diagnosticamos previamente, procede la planificación de las intervenciones y actividades que nos van a permitir cumplir con la iniciativa. El proyecto tiene actividades predefinidas por el equipo que son, por ejemplo, capacitaciones de sexualidad integral, en derechos humanos, y trabajo directo con niños y adolescentes”.
Además de las actividades predeterminadas, “según las necesidades que se hayan identificado en cada comunidad educativa, pueden surgir otro tipo de actividades, como por ejemplo, encuentros interescolares —entre los equipos y alumnos de las dos escuelas participantes, para compartir experiencias, aprendizajes comunes, y realizar retroalimentación sobre los aprendizajes y mejoras—, y lograr articular los planes de sexualidad y género de cada escuela, entre otros”, declaró el profesor Besoaín.
La ejecución de las actividades planificadas corresponde a la tercera etapa. Mientras que la cuarta parte, corresponde a la divulgación y evaluación de las experiencias, donde se realizan seminarios y encuentros académicos, tanto en la facultad como en espacios comunitarios de las comunas de Recoleta y Cerro Navia.
Un tema que no se habla
La académica del Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido, profesora matrona Skarleth Muñoz, es la corresponsable del proyecto. Respecto de la problemática abordada, expresó que “la implementación de temas asociados a la sexualidad, herramientas de defensa de derechos sexuales y reproductivos, y también la educación sexual en estas escuelas, es un tema que no había sido abordado. Esa fue una de las principales motivaciones para implementar esta iniciativa”.
Sobre lo mismo, añadió que “esta es una problemática real, que muchas veces no se habla. La sexualidad es parte de la sociedad, incluyendo a personas con distintos niveles de discapacidad intelectual. Por este motivo, es sumamente relevante censar las problemáticas de cada comunidad educativa, y levantar la información que se requiera para entregar las herramientas necesarias a las comunidades escolares en su totalidad”, afirmó.
Es por esto que “el trabajo que se realizará no solo debe quedar como actividad pasajera, sino que creemos que es importante relevarlo a través de un producto que pueda ser ocupado por las propias comunidades estudiantiles. Estamos evaluando la posibilidad de dejar todo el trabajo hecho, plasmado en un microdocumental, y además, realizar un storytelling —tipo de divulgación científica escrita en lenguaje amigable, al que cualquier persona que no es experta en el tema puede acceder y entender perfectamente— al cual las escuelas puedan recurrir en un futuro, en caso de ser necesario”, señaló la profesora Muñoz.
En relación con el mismo tema, el profesor Álvaro Besoaín añadió que “la sexualidad es parte de la vida y se debe vivir en diversidad. Pero para asegurar diversidad en el abordaje de esto, se requiere, dado el enfoque de derecho, hacer las cosas de otra manera”.
Esto se refiere a que “las personas con discapacidad intelectual, en particular, requieren ajustes en estas temáticas, que en Chile se han implementado bien poco. Los programas de educación sexual que entrega el Ministerio de Educación están pensados para las escuelas regulares, y no para las escuelas especiales”, explicó el profesor Besoaín.
Por tanto, “un relato clásico de las escuelas diferenciales es que todo lo que les llega, siempre lo tienen que adaptar, ajustar y adecuar, porque la diversidad intelectual es muy distinta y requiere de un trato diferente, y el material que entrega el estado no está adaptado para ello”, agregó.
Es por esto que, “para el equipo interdisciplinario que conformamos este proyecto —kinesiólogos, matronas, fonoaudiólogos, terapeutas ocupacionales, sociólogos, antropólogos, e integrantes del Laboratorio de Investigación en Salud y Ciencias Sociales, y de las facultades de Comunicación, Derecho y Arquitectura, entre otros— es una problemática sumamente relevante el hecho de que, para cumplir mandatos internacionales como la Convención sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad, como también para asegurar el cumplimiento del acceso a la educación en esta esfera de contenido, hay que generar experiencias comunitarias que se puedan implementar de forma constante, y que validen a estas comunidades, para que les haga sentido, y sea sostenible en el tiempo, con todos los matices que tiene este territorio”, sostuvo el profesor Álvaro Besoaín.
Además de lo anterior, la profesora Skarleth Muñoz, relevó la importancia de “incorporar en este proceso educativo a las familias, cuidadores y cuidadoras de los niños y adolescentes en situación de discapacidad intelectual, porque muchas veces se dan dinámicas dentro de la escuela, que muchas veces fuera de ella no eran comprendidas por las comunidades, o simplemente eran invisibilizadas, por ejemplo, temas relacionales, de expresión de género, orientación sexual en distintas etapas, entre otros”, explicó.
En estos aspectos radican las principales proyecciones que tiene este proyecto de intervención comunitaria a futuro: “Con la implementación de esta iniciativa esperamos que en un futuro próximo, las escuelas especiales de nuestro país no tengan que partir desde cero al momento de abordar temas relacionados con la educación sexual integral y derechos sexuales y reproductivos”, mencionó el profesor Besoaín.
Sobre lo anterior, el académico del Departamento de Kinesiología explicó que “es sumamente importante para nosotros como equipo que, una vez que tengamos materiales validados, resultado de las actividades realizadas con las Escuelas Santa Teresa de Ávila y la Escuela Especial Sargento Candelaria, podamos comunicarnos con el MINEDUC o con el MINSAL, para buscar otras instancias de colaboración y/o transferencia de nuestro desarrollo académico, para lograr entregar estas experiencias, sistematizaciones o algún producto que sea similar, a otras escuelas que lo necesiten. Esto también cumpliendo con el rol de una Facultad de Medicina llamada al rol público y transversal de toda la sociedad”.
El profesor Álvaro Besoaín concluyó mencionando que “el objetivo es lograr avanzar en generar material adecuado para las comunidades educativas de escuelas especiales, que es algo que en comparación a la experiencia internacional, Chile está muy al debe”, finalizó.