Según explica el doctor Miguel Concha, académico del Programa de Biología Integrativa del Instituto de Ciencias Biomédicas, quien fue recientemente elegido como miembro asociado de EMBO, desde el 2018 nuestro país estableció una alianza estratégica en calidad de socio de cooperación de esta entidad, por lo que investigadores de todo Chile pueden postular a las diferentes ayudas que ofrece para la formación de postdoctorado, para cursar estadías en laboratorios internacionales, establecer redes científicas con investigadores de todo el mundo y para la realización de seminarios y cursos internacionales en el país.
Es así como el doctor Concha ha desarrollado una larga vinculación con EMBO, organizando encuentros nacionales, regionales e internacionales, tal como fue el “EMBO Workshop: Latin American Developmental Biology Conference”, que se realizó durante marzo en Valparaíso como una conferencia regional de Biología del Desarrollo, en la que cuatro sociedades de la disciplina –la Chilena, la Latinoamericana, la Internacional y la Panamericana- se reunieron, congregando a más de 250 personas con especialistas de todo el mundo. O las Jornadas Científicas Cellmorphodynamics / Neurosur 2019, que contaron con la participación del doctor Tim Hunt, Premio Nobel de Fisiología y Medicina 2001.
Únicos a nivel continental
El doctor Concha refiere que su labor como nuevo miembro asociado de EMBO lo convierte en una especie de “embajador, siendo muy activo en la promoción de sus actividades y oportunidades, permitiendo así que un mayor número de investigadores accedan a las opciones de desarrollo científico que brinda la organización”.
Por eso, explica que EMBO está integrado por 31 países europeos que son miembros activos, más dos países asociados y otros tres socios de cooperación fuera de Europa, dentro de los que está Chile, y que contribuyen con recursos para apoyar las diferentes iniciativas orientadas al fortalecimiento de la ciencia y a la formación de recursos humanos avanzados. “En ese sentido, EMBO ofrece un apoyo muy importante a los investigadores jóvenes, tanto en su etapa postdoctoral como cuando están estableciendo sus laboratorios de vuelta a su país de origen, pudiendo acceder a una red global de investigación, como es la Young Investigator Network, que los potencia y hace visibles internacionalmente”.
Además, señala, “también apoyan la realización de actividades científicas, como por ejemplo curso, simposios, o la movilidad para viajar a dictar conferencias en distintos países”. Para acceder a estas oportunidades, los países de origen deben ser parte de EMBO, ya sea como miembro regular —los 31 países europeos—, miembro asociado, como es el caso de India y Singapur, o en calidad de socio de cooperación, como son Taiwan, Japón y Chile. Esta última categoría es solo transicional, como una primera etapa para llegar a ser miembro asociado; de hecho, la directora de EMBO, Fiona Watt, recientemente visitó Chile para establecer reuniones bilaterales con las autoridades científicas del país y así evaluar en conjunto la posibilidad de que Chile evolucione a ser miembro asociado en el corto plazo”.
Llama la atención que Chile sea el único país latinoamericano que integre EMBO en calidad de partner, ¿a qué atribuye esta situación?
Esta alianza pone a nuestro país en un lugar privilegiado a nivel internacional, y también la responsabilidad de poder, a futuro, ser un núcleo donde confluyan iniciativas regionales, pues la estabilidad que tenemos en términos de apoyo a la ciencia no se ve en otras naciones, que pueden tener excelentes investigadores, pero no una institucionalidad fuerte, permanente y comprometida con el desarrollo, como es el caso de la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo, ANID, y el Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación. Para que EMBO decida vincularse con algún país no sólo debe tener buenos investigadores, sino que poder establecer un contacto fluido y confiable con sus autoridades científicas, entonces tiene que haber una voluntad del país de acoger y de formalizar estos lazos, de comprometerse con los objetivos de la organización, y eso no necesariamente ocurre en todas partes.
“Esta alianza, en un símil de lo que ocurre entre Chile y CERN, la Organización Europea para la Investigación Nuclear, es sumamente potente ya que pone a nuestro país y a nuestra ciencia en el centro del foco. No sólo mostramos que somos capaces de formar investigadores nacionales de exportación que contribuyan a la generación de conocimiento de primer nivel en cualquier parte del mundo, sino además que podemos llegar a ser un centro de referencia internacional al que pueden acudir jóvenes de todo el mundo a formarse como investigadores y a contribuir con sus proyectos al desarrollo nacional”, finaliza el doctor Concha.