Este premio la tomó por sorpresa, dice la doctora Mena, “porque no puedo saber quién o quiénes me postularon, lo que sí sé es que la persona debe ser postulada por un grupo de colegas que efectúa una especie de patrocinio; su nombre se vota en el Consejo General y después en el Regional Santiago y tiene que haber unanimidad. De todo, deduzco que me postularon algunos colegas para quienes he sido referente en los ámbitos que distingue este premio; y es un tremendo honor, porque uno lo tiene asociado a haber sido ser un modelo en la profesión médica, no solo desde el punto de vista de la participación gremial, sino también desde lo asistencial y en lo docente. Y eso tiene la responsabilidad que involucra el ser un modelo para generaciones de médicos y médicas, desde lo integral, el compromiso social y la humanización de la profesión”.
En ese sentido, agrega que “he tenido la fortuna de poder cumplir con diversos roles en mi carrera: por un lado, trabajar siempre en un hospital público, que permite conocer cuáles son las necesidades que tiene la red pública y sus equipos médicos y profesionales. Por otra parte, haber formado parte del mundo gremial cuando fui secretaria general del Regional Santiago; y también tengo la óptica docente y la relación con los campos clínicos, que permite saber cuáles son las necesidades de actualización para ser un mejor formador, y las falencias que pueden enfrentar los colegas, haciendo hincapié en aquella parte del Juramento Hipocrático que habla del compromiso de enseñar. Estos tres ámbitos permiten tener una visión global y quizás también política del quehacer médico”
Y desde esa perspectiva, ¿cuál cree que son los puntos de vista más urgentes de enfrentar en términos de defender y de perfeccionar la profesión?
Creo que el rol del Estado es crucial; siempre vamos a estar insistiendo en que debe definir primero qué es lo que se requiere como modelo para la salud de nuestro país: si es un rol de promoción y prevención, o más orientado a lo curativo, para obviamente adaptar el modelo formativo. Hasta ahora lo que se ha declarado es que el modelo de la atención primaria, la medicina comunitaria y familiar sería a lo que se aspira en nuestro país; sin embargo, las urgencias que existían desde antes de la pandemia y que se reforzaron durante ella, hacen que las necesidades actuales estén más relacionadas a la especialización y a resolver los problemas más puntuales de las listas de espera. Entonces es fundamental el conversar y ponerse de acuerdo con y entre las autoridades del Estado, en este caso ministeriales de salud y educación, respecto al modelo de formación médica que necesita nuestro país.
En esa conversación con el Estado respecto de ese modelo, ¿cómo evalúa usted el devenir de la Ley de Campos Clínicos?
Hay que recordar que la ley de campos clínicos fue una propuesta de nuestro anterior decano, el doctor Manuel Kukuljan, con el apoyo de varios senadores de todo el abanico político. La verdad es que en el transcurso del tiempo ha tenido modificaciones, varias discusiones, se han presentado indicaciones desde el punto de vista del Ejecutivo, pero también desde el punto de vista de la Asociación de Universidades Privadas, que le quitan parte del sentido que tenía en términos de una ley de Hospital Docente y la han transformado más en una especie de normativa respecto a cómo va a ser la asignación de campos clínicos, tratando de olvidar lo que planteaba en cuanto a que las universidades públicas debieran tener una prioridad respecto al uso de la red pública de salud, porque su declaración de principios y su misión está en relación con formar profesionales para la salud del país. Sin embargo, muchas de las indicaciones que se han hecho no apuntan en ese sentido y por lo tanto la ley está bastante detenida en la Comisión de Salud del Senado.
En ese sentido, la doctora Mena destaca la labor de la Facultad de Medicina en términos del fortalecimiento de los departamentos clínicos, apoyando su gestión; “se ha ido logrando lo comprometido en la Hoja de Ruta del Decano, hay un respaldo a sus directores con la presencia de parte del equipo directivo en duplas, monitorizando su labor y apoyándolos. Pero creo que el problema no va por encantar o reforzar al estamento médico que hace docencia en los hospitales, porque siempre va a ser un grupo bastante dispuesto a enseñar, orgulloso, colaborador, entusiasmado; el problema es que se ha generado una estructura administrativa en los hospitales, como es la Oficina de Relación Asistencial Docente, RAD, que no siempre entiende la docencia como un beneficio país, sino como una forma de generar ingresos para el hospital –los cuales en el contexto de cualquier presupuesto hospitalario son mínimos, sea la universidad que sea- y eso ha desvirtuado la labor docente que se hace allí. Y como no han existido orientaciones ministeriales claras al respecto, hay un variopinto de formas de gestionar. Así nos hemos encontrado con algunos recintos que no consideran las orientaciones o sugerencias del MINSAL bajo el alero de ser autogestionados, fijan tarifas para los propios becados ministeriales y ahí no hay mucho que hacer. Todos encuentran que esto es inadecuado, pero las oficinas RAD son las que finalmente definen, además porque las direcciones de los hospitales están resolviendo temas de mucho mayor urgencia para ellos, como puede ser la atención de las listas de espera y la gran demanda por atención”.
Por ello, la directora clínica releva el trabajo del equipo de la Dirección Clínica, ya que durante los últimos años ha coincidido nuevas formas de solicitud de cupos, registro de estudiantes y ahora registro para estudiantes de especialidades, junto a la renovación de una cifra récord de convenios docentes asistenciales, “lo que ha implicado mucha gestión política con los respectivos equipos directivos de hospitales como el Salvador, Barros Luco, San Borja Arriarán, San José, Roberto del Río, lo que conlleva en una serie de negociaciones entre las instituciones y la Universidad de Chile, para luego contar con la aprobación de la Contraloría Universitaria; ha sido un enorme trabajo. Hemos tratado de construir las bases para estar preparados para una asignación de campos clínicos, donde es fundamental el orden y el conocimiento que tengamos respecto de a dónde van nuestros estudiantes, y me siento muy orgullosa de tener total claridad al respecto en el pregrado; sabemos lo que representamos y lo que necesitamos. En el postgrado, que es lo que nos da un enorme valor agregado y distintivo, ha sido bastante más dificultoso llegar a esa etapa, lo que hace más costoso pedir cupos; es fundamental el tratar de inculcar esta cultura de rigurosidad de registro, para avanzar en este sentido”.
Una trayectoria asistencial, académica y gremial
La doctora Andrea Mena es médico y pediatra de la Universidad de Chile, y comenzó su vida académica en 1985 en el Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Sur; es diplomada en Docencia en Ciencias de la Salud de nuestro plantel y ha realizado pasantías en Dundee, Escocia, y en la Universidad de Barcelona.
Su ámbito de interés en la especialidad son los accidentes infantiles y, en materia docente, la evaluación de competencias, temáticas que han motivado sus publicaciones y participación en congresos de Pediatría y de Educación Médica en Chile. Es miembro de la Sociedad Chilena de Pediatría y de la Sociedad de Educación en Ciencias de la salud, SOEDUCSA.
Desde 2010 ha cumplido funciones de responsabilidad en el ámbito de la gestión académica como subdirectora del Departamento de Pediatría Sur, directora académica del Hospital Exequiel González Cortés y como parte del equipo directivo como directora clínica de la Facultad de Medicina en la decanatura del Dr. Manuel Kukuljan, desde el 2014 al 2022, labor que continúa en el actual decanato.
En el ámbito profesional asistencial, la doctora Mena ha trabajado en el sistema público de salud en el Hospital Dr. Exequiel González Cortés en sistema de turno en todos los niveles de complejidad desde la Unidad de Emergencia, Paciente Crítico hasta Residente de Pediatría, llegando a ser jefe de la Residencia Médica. Al completar 20 años, se acoge a la Ley de Art. 44 y crea la Unidad de Docencia e Investigación asesora de la dirección del HEGC. Hasta mayo de este año se desempeñó en el establecimiento como encargada de Investigación y, desde entonces, tiene dedicación exclusiva a la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile.
En el ámbito gremial, ha sido directiva para el Regional Santiago del Colegio Médico de Chile y luego miembro de la Mesa Regional como secretaria general del Consejo durante los años 2004 a 2008. En igual periodo es la representante del CRS para FALMED, donde se desempeña como Tesorera durante los años 2005 a 2008, con reconocida labor por recuperar las finanzas de la entidad.