A 11 meses de su partida, la madre de Francisca Moreno Rojas experimentó el cariño que 98 jóvenes de su misma cohorte le brindaron a su hija, al reconocerla como una matrona más del grupo que dio término a su formación universitaria en la ceremonia que se realizó el 6 de junio de 2025. De manos del decano de la Facultad de Medicina, doctor Miguel O´Ryan, y del director de la Escuela de Obstetricia, profesor Pablo Gálvez, Raquel Rojas recibió un ramo de flores en honor al compromiso estudiantil de Francisca; de parte de sus amigos, el premio a la mejor compañera y un diploma conmemorativo.
La joven tuvo su asiento dispuesto en el Aula Magna y se hizo presente en las palabras que el profesor Gálvez dirigió a los nuevos profesionales; “queremos también hacer una pausa para recordar y honrar la memoria de una integrante muy querida de esta comunidad, que fue parte activa de esta cohorte y cuya repentina partida el 2024 nos dejó con una profunda tristeza, difícil de poner en palabras. Tristeza que se volvió a vivir este año con la partida de Antonia, de primer nivel. Hoy queremos traer a Francisca desde lo que significó su presencia como una joven comprometida, empática, alegre y soñadora. Su paso por la escuela no fue en vano, dejó huellas en sus docentes, en sus compañeras y compañeros, y en todas las personas que la conocieron. Que su recuerdo nos inspire a ejercer esta profesión con aún más vocación, con humanidad y también con alegría. Esta ceremonia también es tuya; te llevamos en el corazón y en el pensamiento”.
Reconociendo el valor de esta hornada de nuevos profesionales, el director también les dijo que “el futuro de nuestra disciplina, de nuestra sociedad, está en sus manos. Como escuela y como Departamento de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido, nos seguiremos comprometiendo en formar profesionales íntegros, capaces de resolver con solvencia, tanto en el ámbito público como en el privado, en los niveles primario, secundario y terciario de atención, en salas de parto, en los CESFAM, en las salas de ginecología, en el área gubernamental o en la academia. Ustedes están preparadas y preparados para incidir, para liderar y para transformar”.
En ese mismo sentido y a nombre de sus colegas, los matrones Fernanda Fuentes y Pedro Rojas recordaron que “a muchos nos tocó defender nuestra carrera desde el primer momento en que entramos a esta universidad. Y hace poco, una vez más, nos tocó salir a la lucha otra vez, porque eso también es parte de nuestra profesión: es resistir, es cuidar, es incomodar, es proponer, es revolucionar los espacios donde estemos. Nuestra labor como matronas y matrones es crucial, esencial y transformadora en todas las esferas de la sociedad y en todas las personas a lo largo de su ciclo vital. Es importante mantenernos siempre actualizados e informados, trabajando de forma colectiva, unificada y organizada por la salud sexual y reproductiva de las personas, siendo firmes defensores de los derechos sexuales y reproductivos, entregando todas las herramientas a las personas para su empoderamiento. Trabajando con convicción y vocación, al servicio de las personas derribando mitos y democratizando el conocimiento”. También dedicaron un sentido aplauso a Francisca, señalando que “siempre va a estar presente en cada uno de nosotros y en nuestras familias; es por eso que como generación hemos querido hacerle un reconocimiento, en un diploma conmemorativo, porque ella siempre fue matrona y siempre lo será”.
Al cierre del encuentro, el doctor Miguel O’Ryan relevó el cariño demostrado hacia su compañera, tanto como el orgullo de los familiares de los nuevos titulados manifestado con sus vítores durante la ceremonia. Pero, además, el alto nivel de la formación que les fue entregada, señalando que “ustedes, con una formación centrada en la fuerza de los principios, valores y anhelos de la mujer y hombre modernos, comprendiendo a su vez la fragilidad potencial, necesidad de acompañamiento y apoyo del neonato, amalgaman ya una experiencia y valores que las hacen, al igual que las y los profesionales y profesores y profesoras que les han precedido, actores relevantes para Chile, propiciando esta actitud reflexiva, pausada, respetuosa del otro, y propositiva que contribuirá a un mejor país para ustedes, sus hijos e hijas, y su comunidad”.
En la misma línea, reflexionó acerca de “nuestro rol, y el de la Escuela que las ha cobijado, en la práctica y enseñanza de los valores relacionados con la ética y la probidad, a nivel personal, de comunidad de facultad y como ciudadanas y ciudadanos. Esto, a raíz de recientes acontecimientos que han afectado la credibilidad ética en profesionales de la salud. El comportamiento cívico, que se va forjando desde los primeros años de vida más en el hogar que en el colegio, pareciera estar algo extraviado, fruto en parte de una sociedad en donde nos hemos tornado más individualistas, con una preocupación legítima pero exacerbada del bienestar propio, con cierta pérdida de claridad de los medios que son legítimos para alcanzarlo. Una cierta liviandad en la ponderación de las acciones que realizamos en nuestras diferentes posiciones como personas y profesionales, pasando a llevar reglas de buenas prácticas, aunque no sean ilegales, probablemente es la base sobre la cual se van construyendo situaciones anómalas más complejas y de aún mayor gravedad, como el de licencias médicas “incorrectas” que se ha dado a conocer en estos días. El mal uso de este importante instrumento de salud pública, va más allá de lo que hoy se ha conocido, lo sabemos y lo sufrimos a diario en nuestra propia institución. Ante esta realidad, nos corresponde mirarnos, cada uno, y me permito destacarlo hoy en este momento en que ustedes pasan a ser profesionales responsables, y reflexionar cuán bien o no tan bien estamos obrando en diferentes aspectos relacionados con un comportamiento ético. Esta reflexión es individual, y mi primer llamado es a que hagamos este esfuerzo; revisen su accionar, e intenten ser ejemplos para su comunidad, el país y las futuras generaciones, aportando a una sociedad con un comportamiento cívico mayor, con conciencia ética y preocupación por el otro. También deberemos hacer lo propio al interior de nuestra comunidad universitaria, revisando nuestros procedimientos para favorecer un accionar probo, responsable y coherente con nuestro compromiso de ser desde la facultad, garantes de un proceso formativo sustentado en la ética y buenas prácticas, amparado en nuestro propio ejemplo”.
Durante la ceremonia se entregó el premio de Mejor Rendimiento Académico a la matrona Daniela Gaete; de Perfil Profesional a la matrona Betsy Pastén; a las matronas Belén Aravena y Alen Muñoz, por su tesis “Simulación clínica en la formación de profesionales que asisten gestantes en parto: una revisión de alcance”, y a la matrona Francisca Moreno como Mejor Compañera.