Así lo explica el doctor Alvarado, señalando que “así como la incidencia de covid-19 ha sido mayor entre los trabajadores de la salud en los países donde se ha estudiado, también este grupo está sometido a mayores niveles de estrés, por lo que se espera un impacto más negativo en su salud mental. Ellos están teniendo una mayor carga laboral, enfrentan grandes cambios en el funcionamiento de sus lugares de trabajo y en sus tareas habituales, a veces deben tomar decisiones difíciles como es la priorización de tratamientos; sin duda tienen una exposición mayor al contagio y se preocupan por la posibilidad de transmitir la infección a su familia y otras situaciones más”.
Pero, añade, al mismo tiempo su compromiso y vocación los hace estar trabajando y cumpliendo sus labores de atención en sus comunidades. Y ya que en algunos países se les ha llamado héroes, nosotros bautizamos a este estudio como “The COVID-19 HEROES Study”, cuyo acrónimo proviene de las palabras en inglés HEalth caRe wOrkErS (Héroes), como una manera de sumarnos a este homenaje”.
Este trabajo apunta a medir el impacto en la salud mental de los trabajadores que están atendiendo en diferentes centros de salud en el corto, mediano y largo plazo, a través de un seguimiento a lo largo de un año. “También vamos a evaluar las condiciones en que están haciendo su trabajo, el nivel de preparación que han tenido, el apoyo que están recibiendo y otras dimensiones que pueden explicar la afectación de su salud mental. Y al mismo tiempo, permitirá entregar información que les pueda ayudar a su protección”.
Efectos actuales y en el largo plazo
El proyecto se materializa en una encuesta de sobre 60 preguntas –y que será traducida a los idiomas de todos los países participantes- recoge datos generales del individuo para luego abordar la experiencia laboral vivida durante la epidemia: “si ha estado en contacto con pacientes, si ha visto morir a algunos de ellos, si ha tenido que tomar decisiones difíciles, si ha tenido miedo, si ha recibido capacitación o apoyo de algún tipo por parte de su institución o no. Su objetivo no es hacer diagnóstico, pero sí detectar el nivel de malestar psicológico que tiene la persona”, explica el doctor Alvarado.
La encuesta comenzará a ser aplicada en la segunda quincena de abril y se replicará a los tres, seis y 12 meses, “porque queremos medir los efectos inmediatos, pero también aquellos que aparecerán en el mediano y largo plazo, porque muchas veces aparecen después del evento estresante que vivió la persona. Pero también servirá para evaluar intervenciones que se puedan estar haciendo. Y es que se han dado diferentes recomendaciones en este sentido, del Ministerio de Salud de la propia Universidad de Chile y de diversos grupos de especialistas; pero no ha sido fácil implementarlas porque el foco de la gestión contra la epidemia hoy está se ha puesto en las medidas de mitigación. La mayor parte de estas recomendaciones están basadas en el buen criterio, por eso es necesario avanzar en la creación de conocimiento científico sobre esto. Por ejemplo: una de las recomendaciones es pasar a teletrabajo, pero en realidad no estábamos preparados para esto. En esta modalidad la gente se cansa más, es más agotador estar frente a la pantalla de forma continuada, y puede ser necesario establecer pausas saludables, quizás haya que hacer jornadas discontinuadas. Por eso aún queda mucho por aprender sobre estos temas. Nuestra intención es recoger todo esto para poder crear evidencia científica y así enfrentar de mejor forma las etapas que siguen en esta epidemia”.
Se espera que en cada país participen alrededor de 1200 personas, “pero dado que la situación es muy diferente en cada uno de ellos, y estamos avanzando en este proyecto con grados importantes de incertidumbre, nuestras expectativas tienen que ser realistas: no lo podemos planificar con la precisión que habitualmente hacemos este tipo de estudios. Para ello, se tomarán unidades territoriales completas, o recintos asistenciales –de la complejidad que sean- también completos. Por ejemplo, regiones, comunas u hospitales, pero en su totalidad, porque cuando se hacen encuestas telefónicas o en línea siempre puede estar el sesgo dado por la gente que contesta, que son aquellas que tienen más problemas en el área que se pregunta. Por eso queremos llegar a la mayor parte de sus trabajadores de la salud, para reducir este sesgo; por ejemplo, un departamento de salud comunal, o un hospital completo. Y lo vamos a hacer así en los diferentes países participantes. En Chile lo trataremos de incluir en organizaciones públicas y privadas de varias regiones”.
¿Cada país procesa sus propias respuestas o se hace todo en Chile?
El procesamiento de los datos obtenidos se realizará por país inicialmente, pero también habrá otros análisis que involucre al conjunto de países participantes. “En primer término, nuestro objetivo es recoger lo que está pasando en la realidad, porque todos sabemos que el personal de la salud está sometido a altos niveles de estrés, pero no sabemos con exactitud cuánto los está afectando, porque las condiciones en las que están trabajando son las óptimas, en especial en lo que se refiere a carencias en los medios de protección. Y en segundo lugar, se evaluarán las intervenciones que se puedan haber hecho para ver si sirvieron en términos de proteger la salud mental. Es más, se están comenzando a diseñar otros estudios, como investigar de manera cualitativa y con mayor profundidad el efecto que ha tenido en la vida de estos trabajadores y sus familias, o el impacto diferencial por género, pues en este sector un 70% de los trabajadores son mujeres, y sabemos que en nuestra sociedad el ser mujer implica diversidad de roles, que hace más compleja la carga laboral y familiar. También estamos diseñando un análisis comparado de las políticas que se llevaron a cabo en todos estos países, porque en algunos de ellos fueron muy poco restrictivos desde un inicio y en otros pasó todo lo contrario. Entonces esta colaboración tiene tremendas potencialidades y nos motiva fuertemente el contribuir a apoyar a nuestros trabajadores de la salud”.
Alcance internacional
Según cuenta el doctor Alvarado, “todo comenzó a mediados de marzo, cuando le planteé esta idea al equipo de jóvenes investigadores que trabajan conmigo en diferentes proyectos, como son Sara Schilling, Eric Tapia y Franco Mascayano. Nos pareció buena y decidimos avanzar rápido e invitar a otros académicos de la Escuela de Salud Pública, como son los profesores Gonzalo Soto y Jorge Ramírez, así como otros profesionales, investigadores y egresados que viven en otros países del continente y con quienes ya teníamos trabajos colaborativos. Más adelante sumamos colegas de otras universidades chilenas con quienes también tenemos iniciativas de colaboración, como Jaime Sapaj de la Pontificia Universidad Católica, o María Soledad Burrone y María Teresa Solís, ambas de la Universidad de O’Higgins. Y al mismo tiempo, convocamos algunos profesionales que trabajan en centros de salud”.
En paralelo, Franco Mascayano, egresado del Magister de Salud Pública y candidato a PhD en el programa de Epidemiología Psiquiátrica de la Escuela de Salud Pública en la Universidad de Columbia, Estados Unidos, comenzó a contactar a otros estudiantes de ese programa y, a través de ellos, llegamos a otros países de Europa, África y Asia. “El profesor Ezra Susser, quien encabeza este programa doctoral en la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Columbia, ha sido un colaborador fundamental para tejer esta red. Y sus estudiantes han sido un pilar fundamental para extender esta red de la manera tan amplia como lo estamos logrando”, dice el académico.
De esta forma, entre los países que participarán en el estudio están Chile, Bolivia, Colombia, Guatemala, Puerto Rico, Perú, Ecuador, México, Argentina, Estados Unidos, Holanda, Italia, Holanda, España y Sudáfrica, entre otros.
¿Cómo ha logrado implementar este estudio sin financiamiento asignado?
Se ha hecho con un espíritu que me ha asombrado y enorgullecido de toda la gente que se fue sumando, y que hoy suma a alrededor de 50 personas. Todos han aportado su trabajo, una gran cantidad de horas. El equipo de España quiere comenzar rápido por la situación que están viviendo allá, sienten que es un tema que desean visibilizar. Ellos han trabajado de manera asombrosa y en forma muy rigurosa. Hoy estamos inscribiendo el estudio en los registros internacionales, así como preparando las primeras publicaciones y estamos buscando fuentes de financiamiento para mantener los componentes básicos que permiten el estudio y el trabajo en red. Y también estamos apoyando a algunos de los grupos que participan a postulen a fondos en sus respectivos países.
Por último, el doctor Alvarado quiso destacar “el importante rol que está jugando el equipo profesional de nuestra Unidad de TIC para la Innovación Educativa, UTIE, en la Escuela de Salud Pública, compuesta por Sebastián Alarcón, Jorge Caro y Alex Benavides, quienes son los ingenieros y programadores que están detrás de la construcción de todo el soporte informático, dedicando mucho esfuerzo extra a la gran cantidad de tareas que hoy tienen por el aumento del trabajo on-line propio de nuestras programas y actividades. Hoy su trabajo es reconocido internacionalmente por todos los equipos de los países participantes”.