Según explica el docente, “el Programa de Ventilación Mecánica Domiciliaria partió el 2006 como una iniciativa piloto del Ministerio de Salud; desde entonces formo parte de ella, actualmente como referente nacional. En esa función es que se me encomendó, por parte del Departamento de Gestión de Procesos Clínicos y Gestión Hospitalaria dependiente de la División de Gestión de la Red Asistencial, DIGERA, que trabajara en la elaboración de una actualización de las orientaciones técnicas de este programa, considerando que éstas son el marco referencial que sostiene su funcionamiento”.
El trabajo se centró en desarrollar un documento que permitiera facilitar la gestión del programa, regulando los flujos y criterios de ingreso, además de las funciones de los diferentes profesionales que participan en el programa en los diferentes niveles, desde su administración hasta la asistencia clínica en los domicilios. Y es que, por ejemplo, “tenía varios vacíos en relación a las reglamentaciones y funciones de los distintos profesionales de la salud, ya sean médico, enfermera o kinesiólogo, y que estaban limitadas por esto mismo. Así lo que hicimos fue, por ejemplo, regular algunos procedimientos que determinados equipos consideraban solamente como responsabilidad exclusiva del médico -sin que necesariamente fuera especialista en el área-, haciendo ver que los profesionales no médicos que son parte de este programa sí están capacitados para hacer algunas acciones en el manejo de los ventiladores mecánicos, porque se les brindan entrenamientos y capacitaciones formales en la materia. Entonces, una de las cosas más destacables es que esto permite el manejo y los cuidados respiratorios de la vía aérea de pacientes traqueostomizados con ventilación mecánica invasiva, por parte de profesionales de la salud no médicos, haciendo más eficiente, rápida y oportuna la atención de los pacientes”.
Otro tema que se actualizó fue la categorización de los pacientes según nivel de complejidad. “Antes todos eran considerados como de alta dependencia, y en estos casi 16 años de trabajo aprendimos que no todos los pacientes son iguales; algunos requieren de menos asistencia. De esa forma se puede tener mayor disponibilidad de recursos humanos y económicos para atender a una mayor población”, dice el profesor Vera.
¿Esta actualización en la normativa se vio presionada a consecuencias de la actual pandemia?
La pandemia ha tenido un impacto significativo, porque tenemos pacientes en ventilación mecánica prolongada en casa que son quienes se vieron más afectados durante la primera ola de la pandemia. Muchos de los que se enfermaron durante los primeros meses y que tenían problemas respiratorios crónicos, aumentaron el nivel de complicaciones y secuelas, quedando dependientes de ventilación mecánica no invasiva e invasiva, por lo que se incrementaron mucho los ingresos. Con los mismos recursos, hemos tenido que atender a más pacientes que en años anteriores. De hecho, a lo largo de todo el país tenemos 400 pacientes ventilados domiciliarios de manera invasiva través de traqueostomía, y casi 1.500 con soporte ventilatorio no invasivo. A ellos se les hace entrega de un equipo de ventilación mecánica que les da soporte a través de presión para su respiración, y se le enseña a la familia o cuidadores a usarlo y a detectar cualquier problema en su condición de salud que requiera que alguno de los profesionales del equipo a cargo se ponga en contacto. Entre nuestros beneficiarios adultos tenemos dos grandes grupos: personas con Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica, EPOC, y pacientes con Esclerosis Lateral Amiotrófica, ELA. Luego, algunos con secuelas de tuberculosis, por ejemplo, o personas con fibrosis pulmonar. Pero ahora personas con EPOC que se enfermaron por Covid-19 tuvieron un aumento en sus complicaciones respiratorias; esos fueron nuestros principales ingresos durante el año pasado.
Por ello, el profesor Vera añade que “ahora tenemos tasas de ingreso 30% superiores a lo que era antes de la pandemia. En estas nuevas Orientaciones Técnicas se creó una priorización del ingreso de los pacientes según diversos criterios, destacando el nivel de severidad de su patología, pacientes hospitalizados en espera de un ventilador mecánico de uso domiciliario; así, los más graves reciben esta ayuda primero”.
Facilitando el acceso a nivel nacional
Con el mismo objetivo, explica, “una de las tareas que nos propusimos al elaborar estas orientaciones técnicas fue generar planillas que estructuran el proceso completo desde que ingresa una persona, a quién hay que contactar, cuáles son los documentos requeridos, explicitando claramente qué es lo que el paciente requiere, porque hay muchos lugares en que los equipos de salud desconocen cómo es el flujo de ingreso. Otro factor que ha dificultado el acceso es que, como el paciente tiene que ser derivado por el médico especialista desde del hospital al que pertenece, desgraciadamente en muchos lugares faltan esos recursos humanos y las listas de espera son muy grandes, entonces demoran en ingresar al programa”.
Por último, el académico explica que esta normativa está ya plenamente vigente, señalando que su confección contó con la participación de especialistas en ventilación mecánica tanto de adultos como pediátricos, además de docentes universitarios y con los encargados del área en todos los servicios de salud del país, por lo que “es un documento de consenso, al que se incorporaron todas las contribuciones que nos hicieron, lo que le entrega mucha validez a estas nuevas orientaciones”.