El síndrome de Sjögren “es una patología reumática autoinmune, de carácter multifuncional, que afecta principalmente a mujeres, donde 9 de cada 10 pacientes son de sexo femenino”, explicó la profesora Isabel Castro.
Nombrada así en honor al oftalmólogo sueco Henrik Sjögren, quien en 1933 describió por primera vez a 19 mujeres con queratoconjuntivitis seca y sequedad bucal, el síndrome de Sjögren “es la segunda enfermedad autoinmune más frecuente, siendo sólo superada por la artritis reumatoidea, y siendo incluso más frecuente que el lupus”, agregó la profesora.
A pesar de su incidencia, la doctora Castro señala que esta patología “es muy poco conocida, porque en general los pacientes no parecen físicamente enfermos, y por lo tanto, no se habla mucho de ella. Sin embargo, afecta sustancialmente la calidad de vida de las personas que la padecen”, enfatizó la profesora.
El síndrome de Sjögren, como explicó la profesora Isabel Castro, “se caracteriza por producir sequedad de las mucosas, especialmente de la boca y de los ojos. También es capaz de afectar las mucosas en nariz, garganta, y el resto de las mucosas del cuerpo. Adicionalmente, en muchos casos, produce alteraciones multisistémicas, provocando, por ejemplo, fatiga crónica, dolores articulares, entre otros”.
La profesora Isabel Castro señaló que la principal afección que produce este síndrome se relaciona a la baja sustancial en la calidad de vida de las personas que lo padecen: “Las personas lo pasan muy mal por tener, por ejemplo, la sensación de arenilla en los ojos todo el tiempo, o de no poder comer o hablar correctamente sin tener que estar permanentemente tomando agua, o despertar en medio de la noche porque se seca la garganta o la nariz, entre tantas otras cosas. Estos síntomas hacen que la calidad de vida sea muy mala”.
Actualmente se desconocen las causas del aparecimiento de Sjögren, dado que al ser una patología reumática crónica multifactorial, no está asociada a un único gen. Sumado a esto, tampoco existe un tratamiento realmente efectivo contra el síndrome, por lo que los cuidados que se le dan al paciente están orientados principalmente a disminuir la sequedad de las mucosas de forma extracorpórea, con saliva artificial, por ejemplo.
Además de lo anterior, el síndrome de Sjögren es de diagnóstico complejo. Esto quiere decir que “diagnosticar la enfermedad es bastante difícil, dado que tiene síntomas muy diversos y que son muy inespecíficos” explicó la doctora Isabel Castro.
En ese sentido, el primer punto de encuentro que tienen los pacientes al tratar de definir su malestar, generalmente son los oftalmólogos y odontólogos: “es frecuente que las personas que empiezan a manifestar síntomas de sequedad, vayan al oftalmólogo porque tienen ojos secos, pero usualmente esto se atribuye a que, por ejemplo, trabajan en un ambiente con aire acondicionado o están tomando antihistamínicos, entre varias otras cosas. Algo similar ocurre cuando los pacientes van al odontólogo por sentir la boca seca; es muy difícil que estos síntomas se asocien de inmediato al síndrome”, indicó la profesora Isabel Castro.
Es por esto que la comunidad científica ha establecido criterios comunes para poder diagnosticar el síndrome de manera efectiva: “Hay un conjunto de exámenes que deben dar positivo para poder decir con certeza que un paciente padece síndrome de Sjögren. Además de presentar los síntomas primarios —sequedad en ojos y boca— lo primero es buscar la presencia de células inflamatorias infiltradas en las glándulas salivales”, señaló la profesora Isabel Castro.
Para esto, “se realiza un procedimiento menor no invasivo, donde se obtienen glándulas salivales labiales. Posteriormente, se realiza el procesamiento histopatológico y se mira el microscopio buscando agrupaciones de linfocitos. Esta es la primera señal de que podría ser síndrome de Sjögren”, explicó la doctora Isabel Castro.
También se realiza revisión de señales objetivas como, por ejemplo, volumen de saliva, volumen de lágrima, y se realizan exámenes de sangre para determinar si los pacientes tienen presencia de autoanticuerpos, que son comunes en las enfermedades autoinmunes, tal como mencionó la profesora Isabel Castro: “En esta patología en particular, se detecta la presencia del autoanticuerpo Anti-Rho, que también direcciona el diagnóstico hacia Sjögren”.
El proyecto Fondecyt
La doctora Isabel Castro actualmente está trabajando en el proyecto Fondecyt titulado: “Citoquinas proinflamatorias inducen estrés del aparato de Golgi en glándulas salivales de pacientes con síndrome de Sjögren, y el H₂S (ácido sulfhídrico) disminuye esta condición de estrés”.
La académica del Departamento de Tecnología Médica afirmó que, como equipo de trabajo “hemos tratado de enfocarnos en buscar mecanismos moleculares que nos permitan explicar las alteraciones que sufren las glándulas exocrinas de estos pacientes, para poder implementar estrategias que permitan mejorar su calidad de vida”.
Es por esto, que basándose en una de las principales problemáticas que sufren los pacientes, la sequedad de las mucosas, llegaron a direccionar el estudio hacia las vías de señalización del aparato de Golgi presente en las glándulas salivales. La doctora Isabel Castro explicó que “hay algunos pacientes que, cuando se les hace la determinación del volumen de saliva, tienen cantidades normales. Esto es muy inesperado, porque uno pensaría que, si la persona tiene volumen normal de saliva, no sienta la boca seca. Pero resulta que la saliva no está compuesta únicamente por agua, sino que hay algunos componentes importantes en la saliva, que son relevantes en la hidratación y la lubricación de la mucosa bucal: estas son las mucinas salivales”.
La doctora Isabel Castro indicó que “las mucinas son proteínas que poseen una gran cantidad de azúcares, y que están presentes en todas las mucosas del cuerpo. Este tipo de glicoproteínas también poseen grupos cargados negativamente, como los ácidos, o como los grupos sulfatos, que son responsables de retener el agua en las mucosas. Entonces, resulta que los pacientes con síndrome de Sjögren producen estas mucinas, pero las mucinas no adquieren los azúcares y sulfataciones correspondientes, por lo que, cuando llegan a la boca, no son capaces de retener el agua, y estos pacientes tienen sensación persistente de sequedad, a pesar de tener volumen normal de saliva”.
Específicamente, la adición de glicosilaciones —azúcares— ocurre en el aparato de Golgi de las células y “en mi proyecto estamos enfocados en estudiar el estrés del aparato de Golgi presente en las glándulas salivales de estos pacientes, para ver si es capaz de glicosilar correctamente las proteínas —mucinas—. Si este aparato de Golgi no es capaz de glicosilar todas las mucinas, normalmente ocurre que se activa una vía de señalización para tratar de restablecer el equilibrio, y así lograr glicosilarlas todas. Esta es una respuesta al estrés del aparato de Golgi que ha sido muy poco estudiada, por lo que no está lo suficientemente caracterizada”, afirmó la profesora Isabel Castro.
Es por esto que, durante este proyecto Fondecyt, la doctora Isabel Castro, junto a su equipo de investigación buscan observar “cómo está la funcionando la activación de esta respuesta al estrés en el aparato de Golgi, en las biopsias de pacientes con síndrome de Sjögren, comparándolos a un grupo control para así intentar buscar una forma de inducir la activación de esta respuesta en Golgi, y cómo revertirla”.
Durante la investigación, la doctora Castro se está enfocando en una molécula llamada ácido sulfhídrico (H₂S), que está involucrada en varios procesos relevantes en la célula, y que se ha descubierto, funciona como un potencial antiinflamatorio y antioxidante, entonces “lo que nosotros queremos ver es si in vitro, mediante la utilización de ácido sulfhídrico, podemos revertir el estrés del aparato de Golgi, para así corregir la glicosilación de las mucinas salivales, y así restablecer la función glandular y la calidad de las mucinas. Esto podría funcionar como potencial terapéutico, muy a futuro, para tratar a las personas con síndrome de Sjögren”, afirmó la investigadora.
Actualmente, existen antiinflamatorios no esteroidales asociados al ácido sulfhídrico, que se están utilizando como estudios de fase temprana para el tratamiento de ciertas patologías inflamatorias. La doctora Isabel Castro mencionó que “como ya se está observando que el H₂S tiene efectos positivos en ciertos tipos de patologías, puede ser una proyección terapéutica real para los pacientes con síndrome de Sjögren en el futuro”.