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Nueva norma técnica representa posibles riesgos para la atención en salud sexual y reproductiva

Podría aumentar las brechas de acceso y profundizar desigualdades

Nueva norma técnica representa posibles riesgos para la atención

Según explica la directora del Dpto. de Promoción de la Salud de la Mujer y el Recién Nacido, prof. Jovita Ortiz, “los cambios que propone tienen aspectos positivos en cuanto a ordenamiento territorial, uso de tecnologías y criterios de resolución. Sin embargo, también presentan riesgos importantes si no se implementan con mirada de género y enfoque de derechos”

Colaboración internacional en salud pública

Estudiante alemana de nutrición se integra a GTOP

Judith Sievert, estudiante de la Universidad de Ciencias Aplicadas de Münster, se incorpora al Grupo Transdisciplinario para la Obesidad de Poblaciones (GTOP), en el marco de una pasantía académica que busca fortalecer la cooperación internacional y el enfoque transdisciplinario en seguridad alimentaria y salud global.

Muestra intencionada de programas formativos

Comienza elaboración de informe para muestra intencionada

Como parte del proceso de autoevaluación para la acreditación institucional en el que está inserta la Universidad, los equipos de la Vicerrectoría de Asuntos Académicos y de la Prorrectoría se reunieron con decanas/os y directivas/os de las facultades que imparten los planes formativos seleccionados por la Comisión Nacional de Acreditación. La finalidad fue presentar la metodología de trabajo para la elaboración del informe de muestra intencionada a presentar ante la CNA durante julio.

Un paso adelante en el manejo antimicrobiano de pacientes oncológicos pediátricos

Proyecto Fondecyt 2025

Un paso adelante en el manejo antimicrobiano de pacientes oncológicos

Actualmente, la sobrevida de los menores de edad enfermos de cáncer en Chile es del 80%; la clave de ese éxito se basa en la existencia del Programa Infantil Nacional de Drogas Antineoplásicas, PINDA, que tiene centros de atención a lo largo de todo el país, asegurando el acceso a diagnóstico y tratamiento. Con el fin de aportar a ese logro, la doctora María Elena Santolaya, del Departamento de Pediatría y Cirugía Infantil Oriente, lidera un estudio orientado a proteger la eficacia de los antibióticos para este grupo de pacientes.

Chile en la élite científica

The Lancet publica artículo con destacada participación chilena

La doctora Ximena Wortsman, académica de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y referente internacional en diagnóstico por imágenes dermatológicas, es coautora de un artículo publicado en The Lancet, una de las revistas científicas más influyentes del mundo. El estudio entrega una revisión integral sobre la hidradenitis supurativa (HS), enfermedad inflamatoria crónica, dolorosa y estigmatizante que afecta principalmente a personas jóvenes.

El texto, de Editorial Springer, aborda uno de los temas sanitarios emergentes a nivel continental, como son las enfermedades infecciosas en población migrante

En el libro “Handbook of Health and Migration in Latin America and the Caribbean”

Dra. Claudia Cortés publica acerca de enfermedades infecciosas

El texto, de Editorial Springer, aborda uno de los temas sanitarios emergentes a nivel continental; en él, la académica del Departamento de Medicina Interna Centro y de la Fundación Arriarán es la autora de un completo abordaje respecto de las patologías infecciosas.

Docentes de Fonoaudiología profundizan en procesos  de evaluación de tecnologías sanitarias

Junto al Ministerio de Salud

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En una instancia de colaboración interinstitucional orientada a fortalecer la relación entre la academia y la política pública, el Departamento de Evaluación de Tecnologías Sanitarias y Salud Basada en Evidencia (ETESA-SBE) realizó una presentación dirigida al cuerpo académico de la Escuela de Fonoaudiología de la Universidad de Chile.

Cuando se forja la identidad

La diversidad de género, el nuevo desafío en la niñez y adolescencia

La diversidad de género, el nuevo desafío en la niñez y adolescencia

Este grupo está liderado por la enfermera matrona María Isabel González, e integrado por la sicóloga Carolina Lüttges, la pediatra Olivia Salas, la ginecóloga infanto juvenil Adela Montero, la psiquiatra infantil y de la adolescencia Vania Martínez, la pediatra endocrinóloga Alejandra Jara y la trabajadora social Daniela González. La profesora González explica que a nivel mundial y, en especial entre las personas más jóvenes, ha habido un aumento importante de la demanda de atención en el tema de la transición de género, “probablemente porque está más abierto, hay más conocimiento y más información. Yo me adscribí al Cemera en el 2014 para para potenciar la docencia, atención e investigación en temáticas relacionadas con la diversidad sexual, y en esa época comenzamos atendiendo menos de una decena de personas, y en los últimos cinco años hemos tenido alrededor de 50 pacientes bajo control”.

Su rango etario va desde los siete años y hasta pasados los 18. “Como Cemera sólo recibíamos a adolescentes, pero desde hace poco nos abrimos a atender a niños y niñas porque es un tema en el que llegan sus padres a consulta, en que las familias quieren saber y anticiparse a lo que creen que puede venir. Y nosotros damos acompañamiento a esas familias, pero definitivamente no se ofrece ninguna intervención médica en el ámbito de transición de género, ninguna”, explica la docente.

En ese punto, la profesora Lüttges acota que los y las adolescentes consultantes llegan a este centro en distintas fases de su proceso de identidad de género: “porque primero sucede que se dan cuesta de esta situación, y generalmente parten hablando con amigos y con la familia si es que tienen ese apoyo, para después empezar a buscar donde poder encontrar respuestas a esto que les está pasando. Otros llegan ya habiendo realizado la transición social en la familia y el colegio; es decir, con el cambio de nombre social, con nuevos pronombres, y vienen a buscar otra atención, relacionada con el bloqueo hormonal de pubertad o, en algunos casos, el tratamiento de hormona cruzada”.

¿A qué atribuyen el aumento de casos?

Prof. González: Efectivamente, a nivel mundial ha aumentado el número de consultas por temáticas de identidad de género o servicios afirmativos de género, y también se ve desde la pediatría que cada vez también son más papás los que están consultando por este tema. Lo que nosotros hemos visto hasta el momento son casos que efectivamente uno no puede pensar que no lo sean, o atribuirlos a algo pasajero. Creo que hay muchos factores que contribuyen a que esto tenga una mayor visibilización hoy: desde que ha cambiado la crianza y los padres están escuchando mucho más lo que los niños, niñas y adolescentes están diciendo al respecto; ha aumentado el acceso a la información también, especialmente para los jóvenes a través de redes sociales. Lo que vemos nosotros como equipo es que esa es la fuente de información en relación a este tema: no es la educación sexual, no son los colegios y tampoco muchas veces no son las familias; es TikTok, es YouTube. Por ahí se informan y logran darle un nombre a lo que les pasa, lo cual también es súper importante. También ha habido enormes cambios culturales en el último tiempo, la juventud de hoy no piensa como lo hacían las generaciones anteriores, pues son mucho más respetuosas de la diversidad en general del ser humano, como son las diversidades sexuales.

Prof. Lüttges: La diversidad de género, así como las neurodivergencias, son otras diversidades que están siendo más integradas, sin verlas como una patología, sino como una variabilidad más dentro de lo humano.

Lo mismo reafirma la profesora González: “es una generación que tiene mucha más conciencia acerca de la importancia de no opinar sobre el cuerpo de otro, de no juzgar al otro por la forma como viste, por ejemplo, y parte de eso también es el respeto a las diversidades. También ha cambiado la visión desde la medicina y la psiquiatría; la transición de género dejó de ser una patología hace años. De la misma forma, hemos avanzado como sociedad en materia de derechos en Chile: existe desde el año 2018 la ley de identidad de género que permite a los mayores de edad cambiar su nombre y sexo registral con un simple trámite administrativo en el Registro Civil y, para los menores entre 14 y 18 años, ofrece la posibilidad de solicitar el cambio de nombre y sexo registral en un juzgado familiar. Sin duda que todos esos elementos van contribuyendo a que la forma en cómo los individuos elaboran los aspectos de su género de forma distinta a lo que era hace 80, 50 o 20 años. Esa era una mirada súper binaria de género, en que todos los elementos que lo conformaban estaban absolutamente determinados por la biología. Los hombres eran de una manera y las mujeres de otra. Ahora, ¿qué pasaba con todas las personas trans antes? ¿No existían? Nosotros pensamos que siempre han existido, lo que pasa es que no se manifestaban. Antes, desde la psicología el enfoque era extinguir las conductas que se salieran de los estereotipos de género asignados por la cultura. Hoy se permite la libre expresión de género en los niños. Por eso, tenemos que poner ojo y no caer en no escuchar lo que los niños o los adolescentes nos están diciendo, o pensar que es una moda, que es una fase, que se les va a pasar; tampoco se trata de empujarlos hacia una transición, o de apurarlos a tomar una decisión, pero sí de escuchar. A eso es lo que se nos invita desde la investigación, a escuchar atentamente lo que nos están diciendo, cómo nos están mostrando y acompañar sin presionar, eso es lo que hacemos acá, trabajando en equipo”.

Prof. Lüttges: “Siempre que sea posible hay que trabajar con la familia, porque son un punto muy importante en el proceso, es un gran factor de protección contar con su apoyo. Es como un escudo para afrontar lo que viene de afuera, porque tampoco es algo tan fácil; si bien hemos avanzado, en otros aspectos no ha sido tan así. Ese es nuestro enfoque, desarrollado junto a un equipo multiprofesional, donde abordamos lo que sabemos que son las grandes necesidades en atención que tienen niños, niñas y adolescentes trans”.

Atención integral y multidisciplinaria

Esa atención, detalla la psicóloga, parte con evaluaciones en el ámbito de salud mental, “orientada a resolver si es que hay condiciones concurrentes a este proceso de identidad de género. Es la misma que se hace a cualquier persona en una primera consulta de salud mental; entonces, aparte de adentrarnos en temas de la identidad de género, igualmente se evalúan ámbitos del ánimo, de la alimentación, si es que hay riesgo suicida o de autolesiones; también aspectos familiares, de apoyo o violencias. Y, si se detecta alguna sintomatología de preocupación, lo vemos con el equipo, por si va a requerir tratamiento farmacológico o apoyo psicológico. Otros casos no necesitan eso, porque están bien, tienen apoyo familiar y quizás asistimos haciendo de nexo con los colegios o cubriendo otras necesidades como de cualquier adolescente, como podría ser el déficit atencional”.

En paralelo y en el ámbito de salud física, la pediatra adolescentóloga y la especialista en endocrinología pediátrica ven aspectos del desarrollo general y las posibles necesidades de terapia de bloqueo hormonal de pubertad. “Esta nos permite contar con una ventana de tiempo y de acompañamiento psicológico necesario para el paciente y su familia durante el proceso de la transición social, para que viva según el género con el cual se identifica, pero que es reversible. En esta etapa de inicio de transición es importante que la pubertad no se produzca, porque desde el punto de vista de salud mental, por ejemplo, una de las cosas más difíciles, que mayor impacto tienen, es la disforia corporal. Cuando la pubertad no está alineada con la identidad de género es complejo; entonces este bloqueo nos permite, si la persona persiste en este proceso y quiere seguir, hacer en la adultez el tratamiento de hormona cruzada, para ser hombre trans o mujer trans”, agrega la profesora Lüttges.

Prof. González: “Nosotros hacemos la diferencia, porque hay personas que no tienen disforia con su identidad de género, pero sí con las partes de su cuerpo que no se alinean con esa identidad. La disforia corporal puede ser pequeña, mediana o puede ser importante. La disforia corporal ocurre por la sensación de tener algo que no corresponde, porque no se alinea con tu identidad; es decir, si alguien se reconoce en la esfera masculina, el tener mamas o tener la regla les provoca problemas. No tienen disforia por ser transgénero, no hay angustia por ser trans; lo que les está provocando grandes alteraciones en el diario vivir es ser una persona tras masculina que tiene mamas, lo que altera sus actividades cotidianas, como por ejemplo no quieren mirarse en el espejo, no usar el camarín del gimnasio, no se duchan frente a sus compañeras, los quiebra emocionalmente. Y eso puede llevarlos incluso a auto agresiones en el pecho, por las ganas potentísimas de no tener esto; y lo que vemos en nuestra experiencia, y que también nos muestra la investigación, es que hay una mejoría elevadísima en la calidad de vida y en el ámbito de la salud mental después de las mastectomías o las cirugías masculinizantes de tórax en personas trans masculinas”.

Prof. Lüttges: “De hecho, el tener un cuerpo disonante con su identidad de género los hace más propensos a agresiones de distinto nivel, desde el “misgendering” o equivocación de género: es cuando los confunden por cómo se ven. Van a comprar, es un chico y le preguntan “¿qué quiere la señorita?”. Muchas veces evitan actividades por lo mismo, yo tengo por ejemplo pacientes que entraron a la universidad y no van a las fiestas porque como en Chile saludamos de beso a las mujeres y de mano a los hombres, para ellos es un dolor de estómago llegar a un carrete y que no sepan cómo saludarlos. Esos que parecen detalles son muy importantes para ellos; por eso que la afirmación hormonal es tan importante, porque no solamente quieren ser, sino también se quieren ver, porque tratamos a los demás como lo vemos”.

El camino a la adultez

El paso de los y las pacientes de Cemera al sistema de salud para adultos, dicen las especialistas, representa una dificultad por sortear. La profesora González dice que “de partida nos cuesta mucho; probablemente a la que más le cuesta es a la endocrinóloga, porque ella los acompaña por más tiempo. Entonces, en general, son chicos o chicas que están hasta más allá de los 18 años con nosotros”.

La profesora Lüttges aclara que “administrativamente, como centro adolescente, tenemos que dar el alta a los 18 años, pero mantenemos a algunos hasta un año más, si es que todavía están en el colegio. Pero algunos pacientes han permanecido más porque nos ha costado encontrar lugares donde puedan continuar, por ejemplo, con su tratamiento endocrinológico. Esa es la parte más difícil, dar la continuidad porque el tratamiento hormonal cruzado es de por vida”.

Otra de las dificultades, agrega la profesora González, “es que tenemos muchos pacientes que nos consultan por el tema de las cirugías, y son pocos los especialistas al menos en la parte genitourinaria”. En ese sentido, explica, “acá tenemos muchos más consultantes trans masculinos, de biología femenina, y lo que vemos en nuestra casuística es que no aspiran a la cirugía genito urinaria; de mamas sí, y ahí tenemos el escollo de que no son prioridad, y como son más jóvenes son menos prioridad aún. Entonces tenemos barreras a nivel familiar, a nivel institucional, barreras económicas, que lo único que hacen es prolongar esa angustia, porque realmente vemos que se va a intentar la cirugía a lo mejor a los 30 años o a los 35, pero van a ser muchos años de sufrimiento innecesario. Porque además en mastectomía hay muchos más profesionales que antes, pero lo que hemos visto es que parece haber una presión de que, si se hacen la mastectomía, también deberían hacerse una histerectomía, y no necesariamente es lo que desean”.  

Por eso, relevan la dificultad que supone la falta de profesionales capacitados, “que todavía no esté garantizada la atención en el sistema público, aunque eso está cambiando, se están implementando programas de acompañamiento en todos los hospitales, pero aún en marcha blanca”.

Y esa es una labor a la que están abocados como Cemera: “Nosotros acá hacemos docencia de posgrado, especialistas que se están formando en ginecología infanto juvenil, ginecología general, medicina familiar y pediatría, y lo que primero nos preocupa es la falencia que hay en la formación. Es verdad que este tema es muy nuevo y en los últimos cinco o diez años ha emergido una visualización enorme. Hay pocos especialistas en niñez y adolescencia, y vemos que las especialidades de adultos en general conservan una mirada poco actualizada, una visión del trans que es muy masculino, o sea la persona que quiere hacer un tránsito totalmente completo hacia el otro género, y no todos lo desean así. Algunas personas sólo quieren transitar en lo legal, con cambio de nombre y sexo registral; otras pueden querer además cambios en la apariencia completa, con todas las cirugías; otras solo hacer terapia hormonal no extrema, y algunos trans masculinos –que nosotros vemos mucho-, aspiran a una cirugía toráxica masculinizante, pero sin la intención de hacerse una histerectomía, pero desde los equipos de atención a adultos se le insiste en que sean ambas. Esto es algo que tratamos de explicar en la formación de ginecología, que no hay que obligar a esa aparente “congruencia””, dice la profesora González.

En el área pediátrica, agregan, el llamado es a “reforzar que este no es un tema fácil, no es fácil ser un niño o un adolescente trans, como también para muchos niños no es simple ser un niño o un adolescente que sólo tiene conductas que se salen del estereotipo cultural asignado para su género. Puede ser sólo una preferencia y tenemos que ser capaces de diferenciar eso; pero, a la vez, no juzgar a los papás que apoyan a estos hijos, porque tampoco es fácil acompañar a un niño que piensan que es o puede ser trans. Como profesionales, el no mirar, no escuchar y no intervenir cuando un adolescente lo requiera, desde la ética del cuidado no es algo que se deba hacer, porque puede tener consecuencias muy negativas. Los adultos nos estamos quedando atrás, y cuando nos cerramos a conversar no tendemos puentes de comunicación".

Las docentes reflexionan, finalmente, que “como cultura o como sociedad nos falta muchísimo, son temas que dan mucho temor y, además, hay muchas creencias relativas a que si se entregas información a los niños y adolescentes es como darles “chipe libre”. De alguna manera los adultos no nos estamos haciendo cargo de temas que para los adolescentes son importantes y que están en su agenda. Porque hoy muchos de ellos van a ser testigos de transiciones de género de compañeros, y los adultos de su entorno no siempre tienen las capacidades para abordar estas temáticas. Entonces deberíamos tener políticas públicas que garantizaran una educación sexual integral que también le pudiera entregar herramientas a los adultos, a los padres, que se sienten claramente muy solos y sobrepasados”.