Los Juegos Olímpicos reúnen a deportistas de todo el mundo, atletas que llegan a esta instancia por distintas razones. Una de ellas es la política de inclusión implementada por el Comité Olímpico Internacional, que permite la participación de deportistas de países con menor tradición deportiva, los cuales figuran de invitados en la cita deportiva.
El profesor Marcelo Cano, académico del Departamento de Kinesiología de la Facultad de Medicina, y especialista en fisiología del ejercicio, explicó que por lo general, “estos deportistas invitados no son tan competitivos, y suelen ser eliminados en las primeras rondas, pero su participación es importante, ya que ayudan a masificar la práctica de ciertos deportes en sus respectivos países, y también les otorga representación en el escenario deportivo internacional”.
Excluyendo el caso anterior, la gran mayoría de los atletas que clasifican al evento, lo hacen porque han logrado marcas deportivas sumamente exigentes, establecidas por cada federación acorde al nivel internacional: “Por ejemplo, un atleta debe correr cierta distancia en un tiempo determinado, saltar a una altura específica, o en deportes de competencia, ubicarse en los dos primeros lugares en un torneo Panamericano para clasificar. Este proceso asegura que los deportistas que participan sean los mejores del mundo”, mencionó el profesor Cano.
¿Se nace o se hace?
El profesor Marcelo Cano destacó que “la gran mayoría de los atletas olímpicos poseen un nivel fisiológico que los hace absolutamente diferentes al resto de la población. Estos atletas suelen tener más masa muscular, son más altos y tienen capacidades físicas superiores en términos de fuerza, velocidad y capacidad cardiorrespiratoria”, afirmó.
No obstante, aunque las características genéticas juegan un papel crucial en el rendimiento deportivo, no son el único factor determinante. En palabras del especialista en fisiología del deporte, “el rendimiento de un deportista es una combinación de genética, entrenamiento riguroso y factores ambientales. Incluso los atletas más destacados afirman que nada se logra sin esfuerzo, dedicación y sacrificio”.
Asimismo, añadió que “si la genética fuera el único aspecto relevante, sería sencillo. Solo tendríamos que replicar al pie de la letra los modelos de otros países que entrenan campeones mundiales: buscar la misma fisonomía, seguir la misma dieta, realizar el mismo entrenamiento, y así sucesivamente. Pero no funciona de esa manera”, aseveró.
Entonces, si no es la genética, ¿Qué es lo que hace a los deportistas de élite diferentes de las personas comunes y corrientes?
La clave del éxito: una combinación de factores
Sin desestimar la importancia de las características físicas sobresalientes, el profesor Marcelo Cano subrayó que “el rendimiento deportivo es el resultado de una combinación de factores genéticos y ambientales”, entre los que se destacan cuatro aspectos fundamentales “que resultan cruciales a la hora de lograr que un deportista se convierta en un competidor de élite: la condición física, la técnica, los elementos tácticos y el factor emocional”, afirmó el académico.
Sobre el primer factor —la condición física del deportista— el profesor Marcelo Cano explicó que, principalmente, “está mediada por la carga genética y por aspectos ambientales relacionados con qué tan duro entrenas, qué tan bien descansas y qué tan buena es tu alimentación, entre otros. Estos factores, en conjunto, influyen directamente en el nivel que alcanza la condición física de un deportista”, explicó.
El segundo aspecto es la técnica: “Puedes tener una condición física excelente, pero ser técnicamente malo nadando. O puedes correr muy rápido y saltar alto, pero no ser hábil en el fútbol por falta de destreza para dominar el balón. En resumen, si no dominas la técnica, no lograrás ser competitivo”, explicó el profesor Cano.
En otras palabras, los aspectos técnicos se refieren a la habilidad o talento específico que una persona tiene para ciertos deportes: “Hay que considerar que siempre seremos muy buenos en algunas cosas y muy malos en otras, y eso depende de las características particulares de cada persona”, añadió.
El tercer elemento se relaciona con la inteligencia del deportista a la hora de tomar decisiones. Este factor corresponde a los aspectos tácticos: “Un ejemplo de esto es el tenis. Durante un partido, un jugador puede observar que su oponente es débil en el revés o que se posiciona demasiado atrás, por lo que decide tirar drop shots—golpes cortos cerca de la red—en momentos clave. Esa es una decisión táctica”, explicó el profesor Cano.
Finalmente, el cuarto y último aspecto es el factor emocional: “La capacidad de manejar el estrés y la presión durante una competencia es fundamental. Con esto me refiero a cuán fuerte eres mentalmente cuando, por ejemplo, debes mantener la calma y revertir un partido que estás perdiendo”, añadió el experto.
La alimentación como variable primordial
Tal como mencionó el kinesiólogo Marcelo Cano, la condición física de los atletas de élite está mediada por factores genéticos y variables ambientales como la intensidad y constancia del entrenamiento, el descanso adecuado, y la calidad de la alimentación. Aunque esta última no es parte de los cuatro grandes factores como tal, la alimentación es considerada uno de los pilares fundamentales para que los deportistas de alto rendimiento alcancen su máximo potencial en competencias tan exigentes como los Juegos Olímpicos.
La profesora Nathalie Llanos, nutricionista y académica del Departamento de Nutrición de nuestra facultad, destacó que la clave para un rendimiento óptimo radica en una alimentación personalizada y basada en la ciencia: “La nutrición es un factor clave en el rendimiento deportivo. Un deportista puede entrenar duramente, pero si no se alimenta adecuadamente, su desempeño se verá comprometido. La clave está en entender las necesidades específicas de cada atleta y adaptar su dieta en función de su deporte, su fisiología y sus metas”, explicó.
La profesora Llanos enfatizó que no existe una fórmula única para todos los deportistas: “Cada disciplina deportiva tiene sus propias demandas energéticas y nutricionales. Por ejemplo, un maratonista necesita una dieta rica en carbohidratos para asegurar una reserva adecuada de glucógeno, mientras que un levantador de pesas requiere un mayor aporte de proteínas para optimizar la recuperación y el desarrollo muscular”, detalló.
A pesar de lo anterior, hay alimentos comunes a todos los atletas, independiente de la disciplina deportiva que practiquen. Tal es el caso de los carbohidratos: “Los hidratos de carbono son la principal fuente de energía para los deportistas, especialmente en disciplinas de alta intensidad y larga duración”, afirmo. Antes de una competencia, “los atletas suelen realizar una carga de hidratos de carbono para maximizar las reservas de glucógeno en el cuerpo, lo que se traduce en una mejor resistencia y desempeño”, agregó.
Además, el alto gasto calórico de los deportistas de élite, como en el caso de Michael Phelps, quien consumía hasta 8 mil calorías diarias durante su entrenamiento olímpico, requiere una ingesta de alimentos de alta densidad calórica: “Este tipo de alimentación incluye opciones como pizza, postres azucarados, y otros alimentos ricos en hidratos de carbono, azúcares y grasas, que permiten satisfacer las necesidades energéticas extremas de este tipo de atletas”, explicó.
Sin embargo, la académica advirtió que “es fundamental balancear estos nutrientes para evitar efectos adversos a largo plazo, como el riesgo de desarrollar enfermedades metabólicas por el abuso de grasas saturadas y trans”.
La proteína también es esencial, no solo para la reparación muscular, sino para el mantenimiento general del organismo: “Los deportistas deben asegurar la ingesta de proteínas en cada comida, lo que incluye carnes magras, huevos, legumbres y lácteos, ajustando las cantidades según la intensidad de su actividad”, explicó la profesora Nathalie Llanos.
Asimismo, relevó la importancia de considerar la ingesta de micronutrientes fundamentales en el proceso de recuperación y prevención de lesiones: “El hierro, el calcio, la vitamina D y los antioxidantes son algunos de los micronutrientes esenciales que deben estar presentes en la dieta de los deportistas. Una deficiencia en alguno de estos puede llevar a una disminución en el rendimiento o incluso a la aparición de problemas de salud a largo plazo”, señaló.
Por otro lado, la hidratación también juega un rol crucial en el rendimiento deportivo. La profesora Llanos recalcó que es esencial mantener un adecuado nivel de hidratación antes y durante la competencia para prevenir cualquier inconveniente: “Los deportistas deben mantenerse correctamente hidratados, comenzando al menos cuatro horas antes de la competencia. La falta de hidratación adecuada puede llevar a problemas serios como taquicardia, golpe de calor y disminución del rendimiento debido a la incapacidad del cuerpo para disipar el calor a través del sudor”, declaró.
La combinación de agua con electrolitos y carbohidratos, como los presentes en bebidas isotónicas, es fundamental para mantener el equilibrio hídrico y energético durante el ejercicio prolongado: “Estas bebidas no solo reponen líquidos, sino también los electrolitos perdidos con el sudor, como el sodio y el potasio, que son esenciales para el funcionamiento muscular y la prevención de calambres”, añadió.
Dado el alto número de requerimientos nutricionales, a menudo resulta complejo para los atletas cubrir todas sus necesidades solo mediante la alimentación. En estos casos, los suplementos nutricionales son de gran ayuda. En palabras de la profesora Nathalie Llanos, “los suplementos pueden desempeñar un rol importante para cubrir las altas exigencias nutricionales, siempre y cuando se considere correctamente su función y eficacia”.
Entre los más utilizados están las ayudas ergogénicas como la cafeína y la creatina, que tienen evidencia científica robusta para mejorar el rendimiento deportivo: “La cafeína, por ejemplo, puede disminuir la percepción de esfuerzo durante el ejercicio, mientras que la creatina es conocida por mejorar la fuerza y la recuperación muscular”, detalló.
Sin embargo, la académica también advirtió sobre el uso de suplementos que carecen de evidencia irrefutable, como los aminoácidos de cadena ramificada (BCAA): “Es vital que los suplementos sean consumidos bajo protocolo y en las cantidades adecuadas, y siempre supervisados por un profesional, ya que un mal uso no solo puede ser ineficaz, sino también perjudicial”, enfatizó.
En resumidas cuentas, la dieta de un deportista debe ser equilibrada y adaptada a las necesidades específicas de la disciplina que practique, así como a su condición fisiológica: “Es importante que los deportistas consuman una variedad de alimentos, incluyendo pastas, arroz, pan, y proteínas en todos los tiempos de comida, además de frutas y verduras. Evitar las grasas trans y saturadas, presentes en comida chatarra como papas fritas, es crucial para mantener una buena salud a largo plazo”, recomendó la nutricionista.
Finalmente, la académica hizo hincapié en la necesidad de una educación nutricional constante para los deportistas y su entorno: “Es vital que los entrenadores, preparadores físicos y los propios atletas comprendan la importancia de la nutrición en el rendimiento deportivo. Solo a través de un enfoque integral y multidisciplinario podremos optimizar el desempeño de nuestros deportistas y proteger su salud a largo plazo”, concluyó.
“El alto rendimiento está completamente alejado de todo lo que se considera saludable para la población general”
Así lo afirmó el profesor Marcelo Cano, kinesiólogo especialista en fisiología del ejercicio: “El alto rendimiento deportivo está completamente alejado de las pautas de salud convencionales que se aplican a la población general. Los atletas de élite deben cumplir con exigencias físicas extremas que van más allá de lo que se considera saludable para el individuo promedio. Estos deportistas entrenan con una intensidad y frecuencia que, sumadas a una alimentación específica y rigurosa, los colocan en un ámbito de esfuerzo físico, psíquico y nutricional que no es sostenible ni recomendable para la mayoría de las personas”, advirtió.
La profesora Nathalie Llanos, especialista en nutrición deportiva, reforzó esta idea señalando que, “para alcanzar niveles de rendimiento óptimos, los deportistas deben seguir dietas y rutinas alimenticias que no son aplicables ni recomendables para la mayoría de las personas. La alta ingesta calórica, el consumo de suplementos específicos y la manipulación constante de la dieta para maximizar el rendimiento son prácticas esenciales para estos atletas, pero que, en exceso, podrían resultar perjudiciales para la salud de una persona común”, aseguró. Así, el alto rendimiento se convierte en un campo donde lo que es necesario para alcanzar la excelencia deportiva se aleja considerablemente de las recomendaciones generales de salud.
En resumen, el alto rendimiento deportivo exige un enfoque extremo y especializado que se aleja de las prácticas de salud general. Las demandas físicas y nutricionales que enfrentan los atletas de élite, como indican tanto el profesor Marcelo Cano como la profesora Nathalie Llanos, demuestran que las estrategias para alcanzar el máximo rendimiento son muy diferentes de las que se siguen para mantener una buena salud en la vida cotidiana.