¿Por qué hacemos ciencia? Esa es la pregunta central que impulsa la reflexión del doctor Andrés Couve en su obra “La liebre y el compás: un ensayo sobre el valor de la ciencia y la transformación de la vida”.
En el libro, el ex ministro de Ciencias, Tecnología, Conocimiento e Innovación explora el valor que tiene la ciencia para el ser humano, desde su propia perspectiva, como sujeto inmerso en una sociedad que él cataloga como caótica: “Este libro trata sobre el «por qué» hacemos ciencia, en su valor intrínseco y su papel en el cambio cultural y social. No es solo una cuestión de impacto, sino de sentido”, señaló. “El «por qué» es una pregunta que, en esencia, es una interpretación del valor que le damos los individuos —o las sociedades— a aquello que consideramos bello, útil, de interés o necesario”, explicó.
En su análisis, el doctor Couve invita al lector a cuestionarse sobre el significado y relevancia de la ciencia, no solo para los científicos, sino también para la sociedad en su conjunto: “La ciencia es un método que nos permite entender el mundo. A través de ella, somos capaces de traspasar la frontera que nos separa de lo desconocido”, mencionó. “Pero no solo nos permite comprender, sino que también tiene el poder de transformar”.
En ese sentido, el académico del Departamento de Neurociencia de nuestra Facultad propone que “cuando se traspasa la barrera hacia aquello que en pasado era incomprensible, pero que ahora entendemos gracias la ciencia, se produce una transgresión, y para que esa transgresión ocurra, se requiere de dos cosas: intuición y técnica”.
La ciencia, el poder y la transformación social
A lo largo de sus capítulos, “La liebre y el compás” se estructura alrededor de varios ejes temáticos. Uno de ellos es el concepto del valor intrínseco del conocimiento, planteando que la ciencia posee valor “por el simple hecho de permitirnos ampliar nuestra comprensión del mundo”. Aquella capacidad constituye “el poder transformador de la ciencia en la sociedad, desde el cambio de paradigmas culturales hasta su impacto en la creación de aplicaciones prácticas que mejoran la calidad de vida de las personas”, explicó el profesor Andrés Couve.
En ese sentido, uno de los temas centrales del libro es comprender la ciencia como una parte esencial de la vida humana, incluso a un nivel cotidiano. El autor propone que es necesario desmontar la noción de la ciencia como algo separado de la sociedad: “Hay quienes piensan que la ciencia es un mundo aparte, regido por verdades absolutas, pero en realidad es una actividad profundamente humana, con sus vicios y virtudes”, declaró
Al ser una actividad humana como cualquier otra, “la ciencia ocurre dentro del mismo caos social que habitamos todos, en esa sociedad caótica y desordenada, donde muchas veces priman las convicciones, las posturas políticas y religiosas, antes que la evidencia”, comentó. Entonces, “si se quiere comprender la ciencia, no se la puede observar como si ocurriese en un lugar lejano, no se la puede posicionar en un pedestal como si fuese una religión”, manifestó.
Para él, es fundamental derribar ese pedestal, sobre el que a veces se posiciona a los científicos: “La ciencia no es una religión, ni los científicos somos traductores entre el mundo natural y la realidad social. La verdadera esencia de la ciencia está en el desafío constante a lo que creemos saber, algo que tiene mucho en común con la democracia: cuestionamos, experimentamos, y si fallamos, corregimos el rumbo”, añadió.
Así, también aborda la compleja relación entre la ciencia y el poder. En el contexto internacional, explicó, “algunos países han aprovechado los avances científicos para fines militares, mientras que otros, como Chile, se orientan hacia un enfoque más democrático y social”. En esa línea, el exministro afirmó que “es necesario que los países inviertan no solo en la producción de conocimiento, sino también en la creación de estructuras que permitan aplicar ese conocimiento para el bienestar social, económico y ambiental”.
Producir conocimiento es solo la mitad del camino
El doctor Couve describe a la ciencia como “un agente de transformación social, económica y ambiental. En su naturaleza, la ciencia es una herramienta que tiene que convivir con otras preocupaciones sociales igualmente legítimas. Así pues, no es solo la evidencia la que guía nuestras decisiones, pero ciertamente, debe ser una parte importante. La ciencia debe alimentar las decisiones sin ser hegemónica al momento de tomarlas”.
Con ese propósito, el ensayo aborda una crítica recurrente: la desconexión entre la generación de conocimiento y su aplicación en la realidad cotidiana: “En Chile hemos logrado construir una comunidad científica activa y diversa, de buena calidad y muy productiva, pero el reto sigue siendo cómo utilizamos todo ese conocimiento para resolver problemas sociales, económicos y ambientales”, cuestionó.
Según el académico de nuestra facultad, “la ciencia chilena ha contado con un financiamiento constante durante más de 40 años, lo que ha permitido mantener una base sólida para la generación de conocimiento”. Sin embargo, enfatizó que el país “se ha dedicado mucho menos a emplear ese conocimiento en beneficio de la sociedad”. Para él, esta dimensión aplicada es tan importante como la producción científica misma.
Por esto, insistió en que no basta con producir conocimiento: “Necesitamos un sistema que no solo premie la investigación, sino también su aplicación práctica”, agregó. “No significa que al enfocarnos en la solución de problemas dejemos de producir conocimiento”, aclaró. En su opinión, es fundamental cuidar, nutrir y hacer crecer el sistema científico actual, pero “como país también tenemos que dedicarnos a aplicar ese conocimiento: en las empresas, en el Estado, en organizaciones no gubernamentales, y en áreas clave como la educación, el medio ambiente y la productividad”, añadió.
El doctor Couve subrayó que el desafío no radica en elegir entre ciencia básica o aplicada: “No es hacer una cosa o la otra. No es un ‘o’, tiene que necesariamente ser un ‘y’. Necesitamos adoptar una lógica de aplicación: cómo la ciencia contribuye a la economía y al desarrollo social”, explicó. Además, expresó su expectativa de que su libro sirva para fomentar esta discusión y resaltar la relevancia de integrar ambos enfoques.
Entre la intuición de una liebre y la precisión de un compás
El título del libro surge de una vivencia personal que el doctor Andrés Couve narró con entusiasmo: “Un día estaba subiendo un cerro en la precordillera de Santiago, siguiendo una ruta con mi GPS. De repente, me encontré con las huellas de una liebre que zigzagueaba en todas direcciones. Al llegar a la cima, miré hacia atrás y vi que mis pasos y los de la liebre se entrelazaban como si hubiéramos hecho el camino juntos”, contó.
Esa experiencia inspiró la metáfora que da vida al título: “Para avanzar en lo desconocido necesitamos dos cosas: intuición y técnica. La intuición es como la liebre, ágil y salvaje. La técnica es el compás, preciso y metódico. La ciencia es justamente esa combinación de ambas: el coraje de adentrarse en lo desconocido y la disciplina para no perderse en el camino”.
En su ensayo, el doctor Couve utiliza esta analogía para ilustrar el proceso científico. La liebre representa la intuición, la creatividad y el impulso exploratorio, mientras que el “compás” simboliza la técnica y el rigor metodológico. Esta combinación “es esencial para producir aquella transgresión necesaria que nos permite navegar hacia lo desconocido y generar conocimiento útil para la sociedad”, señaló.
El profesor Andrés Couve concluyó su reflexión con un llamado claro: “Debemos dejar de pensar en la ciencia como algo ajeno o elitista. La ciencia tiene que integrarse al quehacer humano para nutrir nuestras decisiones, sin pretender que sea la única guía, porque las decisiones también pasan por ideologías, plazos y convicciones. Pero si no incorporamos el conocimiento, no estamos avanzando”.
“La Liebre y el Compás” no es un libro solo para científicos, “es una invitación a cualquiera que se pregunte por qué hacemos ciencia y cómo se entrelaza con el desarrollo humano”, afirmó el autor, quien a través de una narrativa cercana y reflexiva, invita a los lectores a cuestionarse sobre el sentido de la ciencia y su lugar en nuestras vidas.
El libro, publicado por Editorial Planeta en el sello Paidós, ya se encuentra disponible en formato físico y digital en librerías y plataformas en línea.