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Más noticias

En el año 1985 el profesor Alberto Rodríguez Torres creó el Programa de Donantes de Cuerpo en la Facultad de Medicina, según el cual en forma espontánea los que así lo deseen contribuyen a la docencia

Programa de donación de cuerpos

En la base de la enseñanza de la anatomía

Debido a un cargamento de piezas cadavéricas que intentó internar, a fines de septiembre y desde Estados Unidos, el Centro de Entrenamiento Médico Quirúrgico (CEMQ), entidad privada con sede en Las Condes, se hace más evidente la regulación que debe tener el uso de este material con fines docentes. Y, según explica el doctor Julio Cárdenas, director del Museo de Anatomía de la Facultad de Medicina, esta debiera estar en manos de las universidades.

Derechos e inclusión

Jornada Salud Trans Para Chile: Una salud que abrace las diferencias

El pasado jueves 9 de octubre, el Aula Magna doctor Gabriel Gasic de la Facultad de Medicina fue sede del Tercer Encuentro Territorial “Salud Trans para Chile”, jornada que reafirmó el compromiso entre la academia, los gremios y las organizaciones sociales por avanzar hacia un sistema de salud con enfoque de derechos, inclusivo y respetuoso de las diversidades.

El profesor Óscar Jerez, director de LatinSoTL, junto a los estudiantes participantes en el encuentro.

Encuentro se realizó entre el 1 y 3 de octubre

Estudiantes destacaron en Congreso LatinSoTL 2025

Dos equipos de alumnos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile participaron de manera presencial en el III Congreso Latinoamericano y del Caribe de Investigación en Educación Superior, LatinSoTL 2025, realizado en San José, Costa Rica.

La generación 2024 de terapeutas ocupacionales de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile

Generación 2024

46 terapeutas ocupacionales reciben su título profesional

La graduación se realizó el 10 de octubre del 2025, presidida por el decano de la Facultad de Medicina, doctor Miguel O’Ryan; el vicedecano y ministro de Fe de esta ceremonia, doctor Juan Pablo Torres; la directora de Pregrado, profesora Marcela Díaz; el director de la Escuela de Terapia Ocupacional, profesor Óscar Hernández y el subdirector de esta unidad, profesor Ricardo Banda.

U. de Chile y UDD lideran programa tecnológico para impulsar el uso de inteligencia artificial en oncología de precisión

Con financiamiento de Corfo

U. de Chile y UDD lideran programa tecnológico

Aplicar la inteligencia artificial para mejorar la detección y el tratamiento del cáncer es el objetivo del proyecto PRECISION-IA, iniciativa chilena que reúne a universidades, centros de investigación y actores públicos y privados para fortalecer el desarrollo de la medicina personalizada en el país.

Por un período de tres años

Doctor Fernando Cassorla, nuevo presidente de la Academia Chilena de Medicina

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Y aunque fue una responsabilidad que no buscó, llegó a ella porque comprendió que "las instituciones son más importantes que las personas, “y si de alguna manera puedo jugar un rol que se perciba como útil, no me puedo negar”. El doctor Fernando Cassorla se tituló como médico cirujano de la Universidad de Chile en 1973; al año siguiente, inició su especialización en pediatría en el Albany Medical Center, de la Union University de Estados Unidos, para luego subespecializarse en endocrinología infantil en el Hospital de Niños de Philadelphia, vinculado a la Universidad de Pennsylvania. Al terminar esta formación, comenzó su labor en el National Institute of Child Health and Human Development (NICHD), primero como Senior Investigator del Developmental Endocrinology Branch entre 1979 y 1993, para luego ser director clínico entre 1990 y 1993, año en que retornó al país para hacerse cargo del Programa de Endocrinología Pediátrica del IDIMI. Recibió el premio de Profesor Clínico Distinguido por el NIH en 1990, la distinción como Maestro de la Endocrinología Pediátrica Latinoamericana en el 2016 y la de Maestro de la Pediatría de Chile en el 2023.

Al representar esta institución la conciencia reflexiva de la medicina en Chile, el doctor Cassorla señala la importancia de que la opinión de la academia en diversos temas sea conocida, a través de la contribución de sus miembros de número, correspondientes y honorarios. “De esta manera podremos seguir encarando muchos desafíos en la formación en las carreras de la salud, la divulgación de los avances de la ciencia médica y el ejercicio ético de la profesión, que son algunos de nuestros temas de interés. Esta es una responsabilidad muy grande, pero se ha avanzado mucho gracias a la fructífera labor de sus miembros durante 60 años”. 

La importancia del análisis crítico

Respecto a la formación de nuevas generaciones de médicos, el doctor Cassorla recuerda, en primer término, que la Academia Chilena de Medicina emitió hace algún tiempo el documento “Control de calidad de los médicos que inician el ejercicio profesional en Chile”, que establece los estándares de base que, a juicio de este cuerpo colegiado, son requisito indispensable para el correcto desempeño asistencial en nuestro país.

Pero, también, sostiene que hay tres elementos complementarios que considera claves para una adecuada formación universitaria: la presencia de cuerpos académicos idóneos, la suficiente exposición a pacientes en los campos clínicos y la existencia de tutores que guíen a las nuevas generaciones de profesionales. Los dos primeros están normados por ley a través de la acreditación institucional y la obligatoriedad de aprobar el Examen Único de Conocimientos en Medicina para ejercer en el sistema público de salud, aunque reconoce la necesidad de hacer un análisis cuidadoso de todos estos procesos; por ejemplo, respecto de la variabilidad en la duración de la carrera que lleva a la obtención del título profesional, así como la evaluación de las competencias requeridas a través del Eunacom.

“Algunas universidades dictan la carrera de medicina en seis años de pregrado, otras en siete; ¿cómo ha funcionado esta diferencia? Hasta ahora parecen haber obtenido resultados similares, pero creo que esto requiere un análisis más profundo, con el objeto de consensuar un plan básico que sea relativamente uniforme y que se pueda aplicar en las diferentes escuelas de medicina del país. Otra arista es determinar cuán efectiva es la medición de competencias a través del Eunacom, porque es una prueba teórica que no evalúa la interacción del profesional con el paciente.  De hecho, el Eunacom plantea un cierto contrasentido, ya que habilita para trabajar en el servicio público, pero no es requisito para ejercer en el sector privado. Esta situación no ocurre en todos los países, la mayoría de los cuales requiere de una licencia para ejercer la profesión en todos los ámbitos”.

“Me parece que también sería aconsejable analizar la tendencia reciente a exponer a los estudiantes a la práctica clínica y a la interacción con pacientes en fases más tempranas de la carrera. Percibo estos análisis como un proceso longitudinal, que debe ser realizado en forma prospectiva para determinar si los caminos que ha tomado la formación médica en nuestro país han sido los correctos o hay elementos que se pueden modificar. En nuestro país existe un número importante de facultades de medicina y tengo la impresión de que algunas lo están haciendo muy bien y otras no tanto. Por estos motivos, es imperativo que la academia siga realizando su valioso aporte para mejorar la educación médica en nuestro país”, sentencia el doctor Cassorla.

Y se permite hacer un pequeño acápite: “cuando yo me recibí, los médicos proveníamos de tres o cuatro universidades y la gran mayoría trabajábamos una buena parte del día en el servicio de salud o en centros universitarios, lo que podía complementar con una práctica privada.  Este esquema de trabajo ha cambiado de forma significativa, ya que ahora hay colegas que laboran mayoritariamente en forma independiente, sin mucha interacción con otros médicos. En estos casos, no tenemos la “caja de resonancia” que representa la opinión de otros profesionales que trabajan con nosotros sobre un paciente en particular. En estas circunstancias, uno podría tener la sensación de que su diagnóstico y tratamiento para el paciente es correcto, pero podría no serlo ya que no tenemos el punto de referencia que representa la opinión de otro colega. Esa práctica híbrida se puede dar con mayor facilidad en equipos clínicos bien afiatados, por lo que debemos proponer mecanismos para propender a su desarrollo. En otros países, fundamentalmente del hemisferio norte, se ha estudiado con mucho detalle el tema de los errores médicos fortuitos con el objeto de intentar prevenir su ocurrencia. Este delicado tema no ha sido abordado en forma sistemática en nuestro país y me parece que debe ser objeto de un análisis cuidadoso en el futuro, debido a la evolución de la práctica médica en nuestro país durante los últimos decenios”.

El arte de la formación médica

Respecto al desafío que representa la asignación de campos clínicos a las diferentes universidades, el doctor Cassorla señala que se debe intentar equilibrar la tentación de crear escuelas de medicina para darle cabida al interés de muchos estudiantes muy talentosos, con los problemas que puede generar la cohabitación de alumnos de dos o más instituciones en un mismo recinto asistencial. Esta situación puede comprometer la relación médico-paciente y la necesaria exposición de los futuros profesionales a la práctica clínica. “Felizmente en Chile hemos tenido un cierto equilibrio, aunque en ocasiones ha sido algo frágil, entre la formación médica y la ocupación de los campos clínicos. Un campo clínico no sólo consiste en tener la cantidad y variedad necesaria de pacientes, sino también en tener un cuerpo académico adecuado tanto en su número como en su preparación.  Los miembros del cuerpo académico deben ser más que una persona a cargo de un paciente, sino que deben tener el tiempo, la dedicación y la voluntad para enseñar a los futuros profesionales de la salud el arte de la medicina, así como sus sólidas bases científicas. El tutor debe enseñar los elementos de una buena interacción médico-paciente, cómo se respeta su experiencia con su dolencia, y cómo se le proporciona el tiempo para que formule sus preguntas. Esto hace más compleja la enseñanza de los estudiantes en los campos clínicos, ya que requiere de una periódica interacción con un equipo académico que tenga el interés y la voluntad para enseñar esta profesión tan especial. Ahí es donde me permito reiterar este concepto del arte de la medicina, que aprendí de mis tutores que marcaron mi camino y me enseñaron que no existen enfermedades sino enfermos. Reconozco, valoro y aprecio el trabajo primordialmente asistencial que hacen muchos colegas en este país, resolviendo problemas que son muy importantes para nuestra población, pero creo que nosotros como Academia Chilena de Medicina tenemos que ir un paso más allá, señalando los requisitos fundamentales para la formación y el perfeccionamiento de los futuros colegas”.

Pero en ese mismo sentido, el doctor Cassorla finaliza señalando que no todas las facultades de medicina deben tener características similares, ya que existen algunas que pertenecen a universidades complejas que realizan numerosas actividades de investigación, lo que requiere contar con un cuerpo importante de investigadores básicos y clínicos, mientras que otras no lo hacen porque se definen de otra manera. De hecho, recuerda que se enfrentaron algunas incomprensiones durante la formación de las primeras generaciones de becados del Programa de Doctorado en Ciencias Médicas en nuestro plantel, iniciado el año 2000 y en cuya creación participó, “por el presunto privilegio de contar con tiempo protegido para realizar su trabajo de tesis durante este período.  Me parece que este programa ha sido muy exitoso porque ha permitido formar a varias generaciones de investigadores clínicos, algunos de los cuales están trabajando en los diversos Centros de Investigación Clínica Avanzada, CICA, de nuestros campus. Estos grupos constituyen un germen que facilita el desarrollo académico de los jóvenes profesionales que siguen nuestro camino”.