Según explica la doctora Vivian Luchsinger, académica del Programa de Virología del Instituto de Ciencias Biomédicas, la definición del grupo etario objetivo para esta campaña de refuerzo se basa en que durante la década transcurrida entre 1971 y 1981 no todos los niños fueron vacunados con el esquema completo; “por ello, está especialmente pensada para los adultos que puede que no tengan la segunda dosis”. Además, agrega, debido a problemas en la mantención de la energía eléctrica propios de la época, se podría haber afectado la cadena de frío, lo que pudiera haber incidido en la efectividad de las vacunas.
Más aún, añade que los recientes brotes en América del Norte preocupan; “en Estados Unidos están con una muy baja tasa de vacunación, lo que hace que tengan cada vez más enfermos; la semana pasada tenían más de 25.000 casos. Y esto partió con brotes en comunidades menonitas de Texas, que son personas que no se vacunan, lo que llevó a contagiados también en México, debido al cruce de viajeros en esa frontera”.
El Ministerio de Salud informa al respecto que “el sarampión es una enfermedad viral que se transmite por contacto directo con gotitas de secreciones nasofaríngeas infectadas o, más raramente, por diseminación aérea. Dentro de sus manifestaciones clínicas están la fiebre alta, tos, rinorrea, conjuntivitis y, más tarde, un exantema maculo papuloso (manchas rojas) que dura cuatro a siete días. Sus complicaciones son otitis media, laringotraqueobronquitis, neumonía, diarrea y, en casos muy extremos, encefalitis”.
“En nuestro país, el sarampión es una enfermedad eliminada desde 1993. La interrupción de la transmisión endémica del sarampión, o eliminación en los países de América, fue certificada en septiembre de 2016; sin embargo, dada la presencia de brotes en distintos países de la región de las Américas, es que persiste el riesgo de importación de casos. Por ello, se invita a los padres/madres y tutores a acudir con su hijo/hija a su vacunatorio más cercano para la vacunación a los 12 y 36 meses contra Sarampión, Rubeóla y Parotiditis (vacuna SRP o trivírica). En caso de viaje fuera de nuestro país, se puede administrar antes”.
Revacunación no tiene riesgos
A ello, y respecto de la puesta al día de los nacidos entre 1971-1981, señala que “las personas que nacieron en los años anteriormente mencionados y que no cuenten con un registro válido de dos dosis de vacuna SRP (en el Registro Nacional de Inmunizaciones (RNI) o carné de vacunación), administradas después de los 12 meses de vida, deben iniciar su esquema de dos dosis o poner al día su esquema, independiente de su condición de viajero, es decir, a todo evento”.
En ese sentido, la doctora Luchsinger señala que si una persona no recuerda si ha sido vacunada o no con una o dos dosis, que revise su carné de vacunación o acuda al vacunatorio para que revisen el RNI y, si no cuenta con esta inmunización de forma total o parcial, reciba los refuerzos correspondientes. “De hecho, aún si fue vacunado en su infancia, hacerlo nuevamente no tiene contraindicaciones ni efectos secundarios; por el contrario, se refuerza la inmunidad y se mantienen altos los niveles de anticuerpos, por lo que sería bueno”.
¿Cuáles son las dificultades de que un adulto tenga sarampión?
Se puede tener complicaciones, como el caso extremo de una encefalitis por sarampión, que puede ser mortal. Y lo otro que produce esta enfermedad es una disminución de la inmunidad, que se conoce como “anergia inmunitaria” -un estado de los linfocitos en el cual, a pesar de estar presentes, no son capaces de responder a un antígeno específico-; es decir, que la infección por el virus produce que la respuesta inmune disminuya, por lo que la persona queda más susceptible a infecciones por otro agentes virales y bacterianos. Además, aún si no tiene síntomas de gravedad, puede contagiar a otras personas, como niños que no estén vacunados, porque a ellos se los inmuniza a los 12 y 36 meses de edad; se supone que los lactantes menores de un año están protegidos por los anticuerpos que se le traspasaron de la madre, pero pueden no durar más de seis meses. Además, si consideramos que como no hay sarampión natural en Chile, las concentraciones de anticuerpos de las embarazadas no serán muy altos, entonces van a transmitir pocos anticuerpos. Por lo tanto, representan un grupo que no va a estar protegido adecuadamente. Y puede suceder lo mismo, que infecte a alguien que esté inmunocomprometido.
La doctora Luchsinger hace énfasis en que “nosotros tenemos eliminado el sarampión; todos los últimos brotes, que han sido de muy pocos casos, han sido personas que se han infectado en el extranjero y han vuelto. Ahora el riesgo es mayor debido a la cantidad de gente que viaja hacia Canadá, Estados Unidos y México, pero también hay que agregar que hay brotes en Buenos Aires, tanto en la ciudad como en toda la región, y es muy frecuente el viajero Chile-Argentina”.
Respecto del tratamiento de esta enfermedad, la académica informa que “no hay antiviral específico contra el sarampión; no hay tratamiento, lo que se hace con las personas enfermas es primero aislarlas y enseguida tratar los síntomas, como bajar la fiebre”. Añade que los síntomas pueden surgir hasta dos semanas después de estar en contacto con el virus; que desde una semana antes de la aparición de las manchas rojas o exantemas la persona puede contagiar a otros, hasta unos cuatro días después de esta primera manifestación, por lo que la ventana de contagio es de entre una semana y diez días. “Y que en cuanto se sospeche la infección –más aún si viene llegando de algún país con brotes- hay que consultar lo antes posible, para que se hagan los exámenes pertinentes y para que la Seremi de Salud implemente toda una estrategia de contención buscando a todos quienes estuvieron en contacto con el paciente desde varios días antes que se presenten los síntomas y hasta que se realice el diagnóstico y se aísle. Hay que investigar a cada caso; y si alguno de esos contactos tiene enfermedad manifiesta, hay que aumentar la red de búsqueda”.
Finalmente, la viróloga explica que si el paciente tiene síntomas que no son de gravedad, podrá cumplir su aislamiento y cuidados en su domicilio; sólo si estos se complican deberá ser hospitalizado. “Por eso el llamado no sólo es al reforzamiento de la vacunación en los adultos; también a cumplir con la vacunación de los niños, a no olvidar que son dos dosis, a los 12 y a los 36 meses”.