Con un llamado a integrar el bienestar emocional y físico desde la formación universitaria, el pasado jueves 23 de octubre, la Escuela de Kinesiología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile (FMUCH) desarrolló la jornada “Kinesiología en Salud Mental, una mirada desde el pregrado”, instancia que contó con la participación del decano de nuestro plantel, doctor Miguel O’Ryan; la directora de la escuela organizadora, profesora Mónica Manríquez; la fisioterapeuta mexicana Elisa Gálvez, referente internacional en fisioterapia en salud mental; y los profesores Rodrigo Rojo y Daniela Pino, encargados del proyecto piloto que vincula a estudiantes de pregrado con la Clínica Psiquiátrica Universitaria.
El encuentro, realizado en el auditorio Zulema de Barbieri del Campus Norte, fue patrocinado por el Departamento de Kinesiología de la FMUCH y la Sociedad Chilena de Kinesiología en Salud Mental, y se enmarcó como antesala del XI Congreso Internacional de Fisioterapia en Salud Mental, que se efectuará en Chile en 2026.
Compromiso institucional con el bienestar
En la apertura de la jornada, el decano doctor Miguel O’Ryan destacó la importancia de transformar los discursos en acciones concretas que promuevan una comunidad universitaria más saludable y empática: “Lo importante es cómo avanzar del discurso a los hechos, a las acciones que permitan abordar esta compleja realidad en salud mental que atraviesa a toda la sociedad en todos sus niveles. Cada uno de nosotros puede aportar a construir una mejor sociedad, con buen trato y mayores niveles de bienestar”, expresó.
El doctor O’Ryan subrayó que la FMUCH ha desarrollado una estrategia institucional para abordar la salud mental desde una perspectiva integral: “Esta es una iniciativa que nos preocupa y ocupa hace años. Hemos intentado abordarla de manera sistémica, desde la prevención, el diagnóstico precoz y la derivación, cuando existen problemáticas más profundas”, señaló, destacando la labor del equipo de psicología que coordina este trabajo.
Asimismo, valoró la contribución de las distintas escuelas y unidades al desarrollo de este plan: “El aporte de cada escuela, desde sus propios saberes, es fundamental. Lo que hoy presenta Kinesiología va a nutrir nuestra estrategia global de salud mental y, al mismo tiempo, la formación de futuros profesionales conscientes de su rol en el bienestar integral de las personas”.
El decano cerró su intervención reafirmando el espíritu público y reflexivo de la Universidad de Chile: “Esto es lo que hacemos en la U. de Chile: mirar los grandes problemas, pensarlos colectivamente, hacer academia y contribuir a construir una mejor sociedad. Esa es la esencia de nuestra universidad”.
El movimiento como camino para la salud
La directora de la Escuela de Kinesiología, profesora Mónica Manríquez, presentó el recorrido histórico de la disciplina, sus desafíos actuales y la meta institucional de integrar la salud mental en la formación de los kinesiólogos y kinesiólogas. “Incorporar la salud mental dentro de nuestra disciplina es una meta que nos hemos propuesto como dirección. Hoy sabemos que la salud mental es transversal y que muchas dolencias físicas tienen relación con lo que ocurre en nuestra mente y nuestras emociones”, afirmó.
Durante su exposición, la académica repasó los fundamentos de la kinesiología como ciencia del movimiento humano. “El movimiento no solo se produce desde lo locomotor, sino también desde lo biopsicosocial y lo neuropsiquiátrico. Las ganas de moverse, de lograr un objetivo, también son parte de nuestra disciplina”, explicó.
Para la directora, esta comprensión del movimiento tiene implicancias profundas en la calidad de vida y en los procesos de rehabilitación: “Si estamos atravesando una afectación emocional o mental, eso impacta directamente en nuestra capacidad de movernos y, por ende, en nuestra vida cotidiana y bienestar general”.
La profesora Manríquez recordó además el origen de la carrera en Chile, su vinculación inicial con la educación física y su consolidación como profesión universitaria. “Nuestra Escuela de Kinesiología es la más antigua del país y ha evolucionado desde la formación práctica hacia la generación de conocimiento, la investigación y la extensión, siempre en coherencia con los desafíos sanitarios y sociales”, señaló.
En ese contexto, abordó datos recientes sobre salud mental y actividad física en Chile: “La salud mental se reconoce hoy como el principal problema de salud en nuestro país. Un 69% de las personas identifica esta área como prioritaria, superando el promedio global. A la vez, el 60% de la población es inactiva, y entre niños y adolescentes esa cifra alcanza el 73%, lo que resulta alarmante”, enfatizó.
Desde esa realidad, la directora subrayó la importancia de fortalecer la formación en salud mental desde el pregrado y de generar experiencias clínicas que contribuyan a derribar estigmas: “Esperamos que las prácticas generadas a partir del plan piloto conjunto con la Clínica Psiquiátrica Universitaria (CPU) permitan a nuestros estudiantes comprender de forma integral a las personas y derribar barreras de estigmatización hacia los problemas de salud mental”, concluyó.
Cuerpo, mente y evidencia científica
La fisioterapeuta Elisa Gálvez, presidenta de la Asociación Mexicana de Fisioterapia en Salud Mental (AMEFISAM) y referente internacional del área, dictó la conferencia magistral “Historia del desarrollo de la fisioterapia en salud mental”.
En su exposición, recorrió la evolución de la disciplina en distintos países y planteó los fundamentos teóricos y clínicos que vinculan cuerpo y mente. “La fisioterapia en salud mental es una especialidad basada en el modelo biopsicosocial. Sabemos que el bienestar físico es requisito para el bienestar mental, y que el terapeuta actúa como facilitador de procesos de regulación emocional y empoderamiento del paciente”, explicó.
La profesora Gálvez invitó a reflexionar sobre la amplitud del rol del fisioterapeuta: “Todos trabajamos con salud mental, aunque no siempre lo sepamos. ¿Qué ocurre cuando el dolor persiste, cuando no hay una causa aparente? Entonces debemos mirar todo el panorama de la vida del paciente, entender su historia, su contexto emocional y social”.
La experta destacó la necesidad de visibilizar el trabajo latinoamericano en este campo: “En América Latina hacemos mucho, pero publicamos poco. Existe evidencia de que la fisioterapia funciona en psiquiatría, pero debemos mostrarlo, escribirlo y difundirlo”, afirmó.
A partir de investigaciones internacionales, la especialista presentó evidencia sobre los beneficios del ejercicio, el yoga y el entrenamiento de fuerza para tratar la depresión, así como técnicas de respiración y conciencia corporal para el manejo del estrés y la ansiedad. “Necesitamos estas herramientas, independientemente del área en la que nos desempeñemos. Son parte de una práctica integral basada en la conexión mente-cuerpo”, señaló.
La especialista también abordó los desafíos de esta especialidad. “Falta formación, falta reconocimiento, y aún hay límites difusos entre la fisioterapia y la psicología. Pero las oportunidades son enormes: podemos fomentar la adherencia al tratamiento, mejorar la calidad de vida de las personas y reposicionar nuestra disciplina como un puente entre la salud física y mental”.
Finalmente, convocó a la comunidad académica chilena a continuar el trabajo iniciado. “Tenemos que demostrar que Chile tiene un gran nivel y que puede liderar este movimiento en América Latina”, concluyó, en referencia al próximo Congreso Internacional de Fisioterapia en Salud Mental que se realizará en la Universidad Andrés Bello, Campus Concepción en 2026.
Innovación docente en salud mental
El profesor Rodrigo Rojo, coordinador del primer nivel de la Escuela de Kinesiología, presentó los avances del proyecto piloto que integra a estudiantes de kinesiologías en pasantías realizadas en la Clínica Psiquiátrica Universitaria (CPU). “Estamos a mitad de un proceso y lo estamos haciendo bien, de forma progresiva, como corresponde. Esta experiencia nos está permitiendo ver el impacto real que puede tener la kinesiología en el ámbito de la salud mental”, indicó.
El plan piloto desarrollado por la Escuela de Kinesiología junto a la CPU busca integrar la salud mental como eje formativo en el pregrado y ofrecer un abordaje terapéutico integral a los pacientes hospitalizados. Implementado de manera progresiva desde el segundo semestre de 2024, el programa contempla pasantías clínicas en pareja, donde estudiantes de cuarto año participan en sesiones grupales e individuales guiadas por tutores docentes, incorporándose a las reuniones interdisciplinarias del equipo clínico.
Durante la primera etapa, se evaluó la factibilidad del modelo y su impacto en los usuarios; la segunda, en curso durante 2025, amplió la cobertura y duplicó la participación estudiantil; y la tercera, proyectada para 2026, contempla la incorporación de internos de kinesiología en la atención directa de pacientes. “El plan ha demostrado efectos positivos en la recuperación y adherencia terapéutica, validando la relevancia del ejercicio y el movimiento como herramientas de apoyo en salud mental”, afirmó el profesor Rojo.
El académico explicó que esta iniciativa surgió del trabajo conjunto con el equipo de la CPU y que su implementación ha permitido articular la formación en torno al paradigma biopsicosocial. “Hasta hace poco, la dimensión cognitivo-emocional se veía como un factor secundario. Hoy entendemos que debe estar al centro del abordaje clínico, fomentando la empatía, la alianza terapéutica y el trato humanizado”, señaló.
En esa misma línea, la profesora Daniela Pino, tutora docente de campus clínico en la CPU y egresada de la misma escuela, compartió los resultados de las primeras experiencias de los estudiantes en la CPU. “La salud mental sigue siendo causa de estigma, discriminación y exclusión social. Por eso es tan valioso que nuestros alumnos vivan esta experiencia y comprendan que el paciente con problemas de salud mental puede encontrarse en cualquier ámbito de la atención sanitaria, no solo en una clínica psiquiátrica”, comentó.
La profesora destacó la recepción positiva del equipo clínico y de los pacientes: “Ha sido tal el impacto que nos empezaron a pedir atenciones dentro del pabellón. Vieron que los ejercicios ayudaban a reducir crisis, mejorar la adherencia a los fármacos y favorecer la integración del paciente al grupo”, relató.
Además, enfatizó el valor pedagógico del programa. “Es un enfoque que podemos aplicar en todos los niveles de intervención. Nos permite enseñar a los futuros kinesiólogos que el movimiento puede ser una herramienta terapéutica también para la mente”, afirmó.
La jornada concluyó con una invitación a seguir fortaleciendo la integración entre salud mental y kinesiología, tanto en la formación de pregrado como en la práctica clínica y la investigación. Como mencionó la directora de escuela, Mónica Manríquez: “Queremos que la salud mental forme parte de nuestra enseñanza y práctica profesional, para que cada kinesiólogo y kinesióloga egresado de nuestra universidad contribuya a una sociedad más saludable, inclusiva y compasiva”.